Este artículo se publicó hace 5 años.
Querella IndaY al despertar, el periodismo era un cadáver
Junto al avance de la ultraderecha en España (Europa, América y el mundo entero), está la amenaza creciente a las libertades conquistadas: los fascismos se revuelven contra los derechos que permiten avanzar a las sociedades y lo hacen en pro de un orden conservador, inmovilista y uniforme. La denuncia de estas ideologías antidemocráticas y sus comportamientos racistas, xenófobos y machistas está totalmente penada para ellos, por lo que creen el periodismo es una amenaza de primer nivel.
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Este lunes, he acudido a los juzgados de Plaza de Castilla, en Madrid, para declarar por una querella que el director de OK Diario, Eduardo Inda, puso contra mí y contra Público hace unos meses. Concretamente, unos días después de que este periódico publicara que la Justicia había dictado el embargo del salario, sueldos y otros ingresos de Inda en La Sexta por incumplir sus obligaciones económicas con sus hijos, según la ejecución forzosa dictada por el Juzgado de Primera Instancia número 4 de Alcobendas (Madrid)
El tertuliano consideraba asimismo injurioso que esta directora, apelando a la transparencia con los lectores de Público, les explicara cómo había sido el debate interno sobre esta (indiscutible) información de interés público y por qué había optado por darla a conocer el 3 de diciembre de 2016, el mismo día que este diario confirmó la noticia desde todos los ángulos.
El periodismo está tan en peligro como cualquiera de nuestras libertades que el "fascismo posmoderno" amenaza día sí, día también
Efectivamente, en estos dos años, cabe preguntarse, por lo menos, cómo es posible que un señor que se jacta de ser periodista en cada plató que pisa (muchos); que ha sido condenado varias veces por fabricar noticias falsas, o que ha sido correa de transmisión y publicación de los montajes de la policía patriótica capitaneada por Villarejo y Pino contra los adversarios políticos del PP de Rajoy, denuncie a otra periodista por publicar la verdad sobre su actuación contra su exmujer utilizando a sus hijos. Pues es posible, doy fe.
Casualmente —porque hasta en estos tristes momentos, el destino es un cachondo y eso siempre hay que celebrarlo—, mi declaración en los juzgados ha coincidido con el desarme pieza por pieza, letra por letra, que el equipo de Risto Mejide en el nuevo programa de Cuatro, Todo es mentira, ha hecho de la noticia (mejor, it) de OKDiario sobre la invasión de un parque protegido que impunemente hacían con su vivienda Pablo Iglesias, Irene Montero, sus rechonchos mellizos y sus tres perros. Todo, efectivamente, era mentira.
Nos hemos reído todos mucho y seguiremos haciéndolo con los memes que circulan sobre el arrojo de Inda en los suelos de Telecinco, pero ahora toca ponerse serios/as: el periodismo está tan en peligro como cualquiera de nuestras libertades que el "fascismo posmoderno" (Vox o la brutalidad política, José María Lassalle) amenaza día sí, día también. Los fascismos se revuelven contra los derechos que permiten avanzar a las sociedades y lo hacen en pro de la devolución a un orden ultraconservador, inmovilista y uniforme. Hoy, la denuncia y la demostración de estas ideologías antidemocráticas y sus comportamientos racistas, xenófobos y machistas está totalmente penada para ellos, es contraria a su premisa del control absoluto sobre la ciudadanía, por lo que creen que el periodismo es una amenaza de primer nivel. Hay que liquidarlo.
¿Qué habría pasado si la querella que nos ha puesto Inda fuera contra un medio pequeño, sin capacidad legal ni económica para defenderse, sin la proyección mediática de 'Público'?
¿Cómo? Creando fakes, machacando a la disidencia (periodistas —los de verdad— incluidos), denunciando sin ton ni son, sin motivo ni causa... ¿Qué habría pasado si la querella incomprensible que nos ha puesto Inda fuera contra un medio pequeño, quizá recién nacido, sin capacidad legal ni económica para defenderse, sin la proyección mediática de Público que le garantiza un considerable apoyo social y la visibilización de la injusticia? Habría pasado que los periodistas de ese medio pequeño o recién nacido se cuidarían mucho de volver a mentar siquiera al director de OK Diario, por muy turbios que fueran los asuntos en los que se viera envuelto (que lo son).
Se autocensurarían.
Y así va mutando todo, porque desgraciadamente, esta web no es la única que el fascismo utiliza hoy para blanquearse y ennegrecer el pasado, el presente y el futuro —a veces con un daño personal irreparable— a quienes no son ni piensan como ellos (y ellas, todavía más inexplicable).
El periodismo y los periodistas tenemos mucho trabajo que hacer, y el primero es empezar a apartar de nuestro lado el dicho que siempre se nos adjudica: Perro no come carne de perro. Necesitamos establecer unos códigos de conducta reales donde la mentira y lo fake sean penalizados por la profesión, ante todo, y por las leyes si así lo desea la víctima de la falsedad. La peor amenaza del periodismo es el periodismo si no extirpa del oficio a los individuos que se acogen vilmente a esta necesidad democrática para satisfacer por dinero, influencia o poder a amos con intereses espurios.
Necesitamos ciudadanos educados en la necesidad de la prensa libre; que exijan un periodismo que les permita desarrollar una conciencia crítica, no la 'pseudomoral' que otros quieren incrustar en su cerebro
Necesitamos un periodismo honesto y crítico por cuanto la denuncia lo es. Por eso, también necesitamos a ciudadanos/as conscientes y educados en la necesidad de la prensa libre, sobre todo, en tiempos donde la oscuridad asoma. Ciudadanos que exijan saber lo que pasa con sus instituciones y el dinero público; conocer lo que los poderes no quieren que conozcan, o pedir un periodismo que les permita desarrollar su criterio, su conciencia crítica, no la pseudomoral que otros/as quieren incrustar en su cerebro.
El derecho a la información es un derecho constitucional (Art.20.1. Se reconocen y protegen los derechos (...) d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades). Si nos lo arrancan, muere el periodismo y muere la democracia.
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D. Eduardo Inda Arriaga ejerce su derecho a la rectificación sobre esta opinión
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