Opinión
La culpa no es de la manosfera, la culpa es de tu padre


Periodista y escritora
Necesitamos saber de dónde viene el mal, y siempre viene bien que el culpable sea otro. Cuánto mejor si ese otro es algo tan abstracto, tan lejano a lo que sentimos manejable, como la tecnología. Primero fue el porno, y ahora eso que llaman la manosfera o machosfera, millones de hombres organizados y en contacto a los que une un único eje: su odio contra las mujeres. Sin embargo, la manosfera es la consecuencia, no la causa. Me propongo escribir acerca de la serie Adolescencia, sobre la que he leído estos últimos días decenas de artículos y elogios. Habitualmente, con un par de artículos me basta, pero necesitaba entender de dónde sale la casi unanimidad en considerarla una "obra maestra". No lo he conseguido, sigo sin comprenderlo.
La serie narra la historia de un chaval de 13 años acusado de matar a puñaladas a una compañera. Se dice que la mata porque ella lo ha acosado en redes llamándole "incel", lo que viene a decir que es un perdedor y nunca encontrará novia, por resumir muy mucho. Y trato de resumirlo tanto porque no me parece ni medio normal asumir toda esa parafernalia para construir un relato serio. Valdría como adorno, sí, exactamente adorno adolescente, pero no para explicarnos el acto violentísimo de un chaval al que se nos presenta como pongamos que "normal". De hecho, toda la serie —solo cuatro capítulos— trata de convencernos de que el presunto asesino es un crío "normal". Con algunos ataques de ira, es cierto, pero quién no los tendría si a los 13 te encierran en una institución para-penitenciaria.
Así que tenemos a un adolescente que presuntamente ha asesinado de forma salvaje a una compañera de la que solo sabremos durante todo el metraje que lo acosaba. Ojo ahí a la culpabilización de la víctima. De hecho, todas las mujeres que aparecen en la pantalla lo hacen solo para reforzar el papel de los hombres protagonistas: el crío y su padre. Nada nuevo, así que no me extenderé en este punto. Además del padre, el joven tiene una hermana (buena, amable, sensata) y una madre (desorientada, atenta a su esposo, contemporizadora). Cuando al hijo se le pide que elija a un "adulto responsable" que le acompañe en todo el proceso judicial, opta por el padre, evidentemente.
Este es el resumen. Y ahora vamos con el asunto que tanto entusiasmo provoca. La serie plantea que los jóvenes se vuelven violentos por culpa de la manosfera o machosfera, que es ahí donde aprenden a odiar a las mujeres, refuerzan su machismo y asumen comportamientos agresivos. Por supuesto, la manosfera existe y es muy parecida al infierno de los idiotas violentos. Sin embargo, considero que situarla como la causa de que los chavales se estén escorando de forma preocupante hacia la extrema derecha y la misoginia es una trampa tan evidente que da un poco de vergüenza. La manosfera no es la causa, sino una de las consecuencias. ¿Consecuencia de qué? Del atronador silencio de sus mayores, de la parálisis de los padres y abuelos de esos chavales, de su mutismo frente a la violencia que las mujeres llevamos años relatando por doquier.
Hasta hace nada, cada vez que se hablaba de los comportamientos agresivos de los jóvenes contra las mujeres y de su rampante machismo, aparecía el porno. "Es que ven porno a edades muy tempranas", decían, y siguen diciendo. "Es que la pornografía violenta les llega a través de los móviles sin que ellos la busquen", y martingalas semejantes. Ahora ha llegado la manosfera y a los padres y abuelos de todos esos críos les resulta comodísima. Echar la culpa a algo tan abstracto y escurridizo les permite evitar hacerse cargo de su papel en todo esto, volver a cerrar los ojos frente a la realidad.
¿Y cuál es esa realidad? Ni más ni menos que mientras nosotras, sus madres y abuelas, llevamos años, décadas, saliendo a la calle, organizándonos, acudiendo a asambleas y conferencias, leyendo, estudiando todo lo que cae en nuestras manos sobre violencia machista, ellos no han movido un puñetero dedo. Preguntémonos a cuántos padres han visto esos críos pintando pancartas, convocando manifestaciones el 8M o el día que les salga del forro, reuniéndose para enfrentar una violencia que ya está más que narrada. Cuántos chats de padres existen, paralelos a los chats de madres, para solucionar los asuntos cotidianos. A cuántas conferencias sobre violencia macho los ha llevado, a cuántas manifestaciones han acudido padres e hijos varones juntos.
En la serie, llega un momento en el que se plantea qué responsabilidad tienen padre y madre en lo sucedido, si podrían haberlo evitado, haber hecho más, etcétera. Entonces, como de pasada, se deja caer que, frente al hijo violento, la hija no "les ha salido" así, por decirlo de alguna manera. La hija no les ha salido así porque tiene como referente todo un mundo de mujeres empeñadas en luchar contra la violencia macho y lo que conlleva, en retratarla. Tiene un mundo de mujeres robándole horas a los días, ocupando todo el tiempo que pueden —tiempo no remunerado— en participar en la construcción de algo mejor, más sano y decente, aunque para ello tengan que poner el cuerpo y su seguridad. Un mundo de mujeres rompiendo el silencio.
Frente a eso, el hijo tiene todo un mundo de hombres mudos, pasmados ante lo que ven, incapaces de unirse a sus compañeras, amigas, esposas, en su lucha cotidiana. El hijo, sencillamente, no tiene un modelo masculino en el que mirarse, y no me refiero solamente al padre. Me refiero a todos los padres, y también a los abuelos, los tíos, los cantantes, los actores, los periodistas, los escritores… esa es la verdadera causa de su frustración, su crisis interna, su desgarro y su dolor. La manosfera no es más que una consecuencia, el lugar que el mal les ofrece como refugio.
Claro, que la serie nos hurta algo imprescindible para comprender todo esto, comprender a la parte contraria: la relación entre la hija y la madre no existe. Sin ellas, nada de lo anterior resulta comprensible. Eso sí, de la víctima nos dan un solo dato: era una acosadora que mandó a un compañero la imagen de sus tetas.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.