Opinión
Terrorismo, ecologismo y guerra cultural
Por Juantxo López De Uralde
Coordinador federal de Alianza Verde
En su memoria anual de 2023, la Fiscalía General del Estado (FGE) e su capítulo sobre TERRORISMO incluye un epígrafe dedicado a ecologismo radical en el que se dice (literalmente): “Los colectivos ecologistas, al igual que está ocurriendo a nivel internacional, han incrementado notablemente su actividad, tanto cuantitativa como cualitativamente, pasando de las habituales acciones reivindicativas de «desobediencia civil no violenta» a realizar acciones de mayor calado que al contrario de las anteriores ya no tienen tanta aceptación y beneplácito en el conjunto de la ciudadanía. Acciones como las llevadas a cabo en diferentes museos, no han sido bien acogidas, siendo numerosas las críticas recibidas. Si inicialmente fue Extinction Rebellion (XR) y sus grupos satélites quienes realizaban estas actividades, ahora es Futuro Vegetal quien están acaparando las acciones, especialmente en el marco de su campaña contra el sector cárnico. Es previsible que las acciones continúen, incluso se incrementen al incorporarse cada día más jóvenes a estos grupos que defienden modelos de sociedad sostenible.”
Vaya por delante que ninguna de las acciones realizadas por colectivos ecologistas en España (los mencionados en el texto o cualquier otro) han dejado de ser lo que la propia fiscalía califica de desobediencia civil no violenta. En ningún caso se ha atentado contra las personas ni se ha producido daño personal ninguno. Que la acogida por parte de la opinión pública de esas acciones sea buena o mala (algo que es una mera opinión subjetiva expresada al parecer en informes policiales), no las convierte en violentas ni mucho menos en terroristas. Es un disparate.
Pero más escandaloso es aún que la Fiscalía General del Estado considere como una amenaza que cada día “mas jóvenes se incorporen a estos grupos que defienden modelos de sociedad sostenible”.
Salimos de un verano en el que se han batido todos los récords de temperaturas. Las aguas de nuestros mares han alcanzado unas temperaturas nunca vistas. Las precipitaciones se han convertido en diluvios, y la Naturaleza se muere ante nuestros ojos…pero la fiscalía nos advierte de que los jóvenes se adhieren al ecologismo porque quieren una sociedad más sostenible…Y ¿cuál es el problema? Ojalá lo hicieran muchos más.
¿No deberían calificarse como terroristas a quienes están impulsando de manera concienzuda la destrucción ambiental? ¿No es acaso terrorista quien con su avidez por el beneficio económico destruye la Naturaleza? Desde luego quien trata de evitarlo de forma pacífica no lo es.
Pero no nos engañemos: ese párrafo tiene por objetivo criminalizar al ecologismo. No es la primera vez que ocurre ni será la única, pero es un escándalo que los poderes públicos impulsen esa idea. Nuevamente estamos ante una guerra cultural, que en este caso convierte en criminales a quienes salvan al Planeta, para con ello convertir gente de bien a quienes lo destruyen. Todo está pensado.
Ante el escándalo generado por su informe la Fiscalía se defiende diciendo que se trata de una “mera alerta”. Pero incluir a colectivos sociales bajo la denominación de terroristas no es una mera alerta. Va mucho más allá.
Este texto es un escándalo y debe ser retirado del informe anual. No debemos aceptar en ningún caso que esa criminalización se mantenga, en primer lugar porque es falso: los movimientos ecologistas no son una amenaza para lo sociedad. Son el sistema inmunológico de la especie humana haciendo un último esfuerzo por evitar su extinción, La verdadera empeñada proviene del cambio climático, la destrucción de la biodiversidad o la contaminación. Es esto lo que los poderes públicos deberían combatir.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.