Opinión
Tras el regreso de Cintora a TVE


Por Juan Tortosa
Periodista
No me encuentro entre quienes sintonizarán en TVE La familia de la tele, el programa en el que aparecerá parte del elenco del desaparecido Sálvame de Telecinco, pero entiendo que los gestores de la radiotelevisión pública lo quieran recuperar. Como entiendo que rescaten a profesionales como Jesús Cintora, Javier Ruiz o Andreu Buenafuente aunque haya quien no quiera verlos ni en pintura, como celebro que en Catalunya se ponga en marcha un canal en catalán…
Si alguna razón de ser tiene la televisión pública, esa ha de ser reflejar lo distintos que somos quienes la pagamos. Quienes la pagamos, no los políticos cuyo sueño húmedo es convertirla en un juguete propagandístico a su servicio. Durante el tiempo que Pedro Sánchez lleva en la Moncloa, tres presidentas y un presidente de RTVE se han estrellado intentando, sin éxito, contentar a los políticos olvidándose muchas veces de los espectadores (eso que en lenguaje técnico se llama audiencia). Fracasaron entre otras cosas porque olvidaron una regla de oro: se haga como se haga, los políticos nunca estarán contentos con la programación, los que están en el poder siempre pensarán que se habla poco de su libro y a los de la oposición todo les parecerá indiscutible manipulación a favor del poder.
El equipo que tomó posesión hace cinco meses parece que intenta acabar con esa eterna maldición que pesa sobre RTVE. Van lentos, pero algo parece que se empieza a notar, no debe ser tarea fácil quitarle al monstruo la caspa de tantos años ni sortear zancadillas y presiones de quienes aspiran a que las cosas sigan estando como estaban, o empeoren si es posible. El regreso de Jesús Cintora, nos guste más o nos guste menos lo que hace, tiene un punto simbólico porque repara una injusticia: como la escasez de audiencia no podía ser una excusa, quien lo echó de Las cosas claras y cerró el programa lo hizo argumentando que perjudicaba el prestigio de la compañía, la misma compañía que acaba de recuperarlo, ¿alguien entiende algo?
Cintora no hace ahora nada distinto a lo que viene haciendo desde que comenzó con Las mañanas de Cuatro en Mediaset hace más de diez años. Pero a juzgar por según qué reacciones, lo parece. Voces escucho en el PSOE acojonadas porque el tono les parece pelín agresivo, como si tuvieran miedo a que los populares y los fascistas de Vox se cabrearan más de la cuenta. Acostumbrados a cogérsela con papel de fumar, el aire fresco les asusta también a ellos, aunque el presentador de Malas lenguas se apresure a precisar, cuando Pablo Iglesias calificó de corrupto a García Ferreras, que esa era una opinión de Iglesias y no de su programa.
Los intolerantes fascistas y sus cada vez más largos tentáculos han conseguido instalar en la atmósfera social un cierto miedo a llamar a las cosas por su nombre. Sus portadas y sus voceros radiofónicos y televisivos se despachan a gusto mañana, tarde y noche desde hace siete años, pero llaman corrupto a Ferreras y hay que puntualizar, no vaya a ser que alguien vuelva a desenfundar. No se puede tener tanta cautela frente a quien no la tiene. El objetivo ha de ser poder llamar a las cosas por su nombre sin que nadie se rasgue las vestiduras ni tampoco te aplaudan. El otro día, Silvia Intxaurrondo calificó de genocidio lo que ocurre en Gaza y fue felicitada en plató por Irene Montero. Tampoco hace falta.
Como no hacen falta Consejos de Informativos que le hagan el caldo gordo a la derecha abriendo una investigación por la emisión del documental 7291 para saber, dicen, por qué se hizo una programación especial con una producción ajena y por qué “se centra sólo en la Comunidad de Madrid y en un periodo determinado”. Pero vamos a ver, queridos “guardianes” de la ortodoxia, ¿nos hemos vuelto todos locos? Si yo fuera la dirección de RTVE, haría un especial como 7291 cada mes, que motivos y temas no faltan. Capacidad operativa, tampoco. Con colectivos como el Consejo de Informativos dentro de la casa, ¿para qué se necesitan enemigos en el Parlamento como el representante de Vox, quien por cierto, no puede hacer más el ridículo cada vez que interpela a José Pablo López?
Como, hagan lo que hagan, intentarán buscarles la ruina, por eso me parece bien que los gestores de la tele pública se esfuercen en intentar cambiarle aunque sea solo un poquito la cara a la corporación. Les queda por delante faena por un tubo, urgente e importante. Entiendo que establecer prioridades a la hora de ofrecer una programación plural es complicado pero los informativos, por ejemplo, no pueden esperar más. A ver si un día de estos nos llevamos una agradable sorpresa. Y si es así, a ver si dura, que ya saben, como nos recuerda el dicho, lo poco que suele durar la alegría en la casa del pobre.
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