Opinión
Palabrotas
Por Verdad Justicia Reparación
Por Antonio Pérez, miembro de La Comuna.
Durante los más recientes años de democracia, el Estado español apenas ha modificado su lenguaje oficial. Si acaso, el antiguo Imputado ha sido sustituido por Investigado. Pero, a cambio de un tecnicismo que ni fu ni fa, sigue hablando de Abatidos (terroristas, por supuesto) en lugar de términos más exactos como Acribillado o Asesinado perpetrado por las fuerzas del orden. Asimismo, continúa pregonando groseras incorrecciones como Retenido –figura que no he encontrado en ningún Código- por Detenido y su infame correlato, Detenido por Torturado. O, en el mismo sentido aberrante, Inmigrante por Refugiado y Refugiado por Exiliado. Ya en un horizonte más general y aunque a regañadientes, el Estado pronuncia el temido vocablo Pobreza por no decir Miseria o también (España) Vacía por Vaciada. Entre estas palabrotas y muchas otras que les ahorro, hay algunas que son especialmente injustas. Por ejemplo, Autoritario por Nazi-Franquista seguido de Franquista como sinónimo de Genocida, Desaparecido por Asesinado y, ya en tiempos democráticos (¿), Ciudadano cuando en realidad debería decirse Súbdito.
El Estado debería imitar la potencia renovadora del movimiento feminista. Frente a los anteriores desmanes, las mujeres han aportado preciosas precisiones a algunos vocablos en maloliente proceso de descomposición. Pongamos dos ejemplos: hoy, sabemos que Muertas es un irritante eufemismo para ocultar Asesinadas y que el mohoso Abuso es siempre Violación. Su trabajo las está costando que el Estado corrija su desastroso vocabulario pero Ellas acaban encontrando soluciones imaginativas como es el caso del monosílabo No, fortalecido gracias a la reiteración No es No (Por cierto, no entendí a la Marquesa Cayetana cuando, defendiendo no muy indirectamente la violación, creyó refutar a unas feministas preguntándolas con sorna decimonónica si ellas decían Sí hasta el final. ¿Es malo repetir el sí? Pues entonces son malas y malos lxs afortunadxs que, “al final” exclaman ¡Síiiii!).
Asimismo, el Estado debería crear una Comisión de la Verdad Lingüística pero, al paso que vamos, sus conclusiones -seguro que no vinculantes-, no llegarán hasta dentro de un siglo, cuando no tendrán sentido porque hablaremos spanglish con dominante chino mandarín. Por ello, la sociedad debe tomar cartas en el asunto. En nosotros está vencer al desaguisado que amenaza la pureza y la inteligibilidad del idioma de Cervantes –y de los presos que hablan jerga. Afortunadamente, el proceso de salvamento del idioma ya está en marcha. Ha comenzado con el rechazo a las Fake News (hoax para los anglófilos), supina majadería que no consigue fagocitar a palabras castellanas recias y más cortas como Bulo, Trola, Bola, etc. Y esperamos que, en breve, adoptaremos con todo respeto el habla popular, esa que al Salario lo llaman Limosna, esa que nunca dice Diálogo porque sabe que significa Dos Monólogos, ni Prescripción de los delitos franquistas porque es expresión muy larga e Impunidad es corta y describe mejor el problema.
Sin embargo, hay otros barbarismos que se resisten al román paladino. También caerán pero después. Llegará un tiempo en el que Coronavirus será Gripazo o Trancazo y la Enseñanza Concertada será lo que realmente es, Colegios religiosos y privados mantenidos por el Estado –es decir, por nosotros-. En consecuencia, Enseñanza religiosa pasará llamarse Catequesis o Evangelización –también conocida como Proselitismo de la Irracionalidad o Sumisión al Estado Vaticano. Y, en términos generales pero muy cercanos a la Iglesia y a los Ricos, pronto no diremos Subvención sino Regalo de un conocidísimo amigo imaginario, misma expresión que se aplicará a su palabra melliza, Exención Fiscal.
Tampoco me olvido de otras expresiones que están en el horno pero cuya cocción es más lenta. Tardarán más en ser denunciadas pero, quizá en breve, no diremos Desastre Natural sino Imprudencia Gubernamental, ni Europa sino los Países de la UE, Unión Europea. Ni, ojalá, Club de fútbol profesional sino Empresa Multinacional. Ni, quizá mi favorita: no LGTBI+ que es impronunciable sino Sexo Diverso, como dicen en algún país latinoamericano, quién sabe si para demostrar a los españoles que, para cuidado del castellano, el suyo.
Finalmente, es posible que las más hirientes de las palabrotas estatales/mediáticas sean las que se utilizan para enturbiar el tema catalán. Por ello, me parece urgente subrayar que, vociferen cuanto quieran los bárbaros contra el idioma, Constitucionalista significa Monárquico e Independentista, Republicano. Por economía del lenguaje, el glorioso idioma castellano exige que, de ahora en adelante, se diga monárquicos contra republicanos.
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