Opinión
“Necesitamos un contrato social para la era digital”
Por David Bollero
Periodista
Actualizado a
La Fundación Cibervoluntarios ha celebrado esta semana en el cine Albéniz de Málaga la XVI edición de su evento EmpoderaLIVE. Con el lema “Desmontando el colonialismo digital: hacia la democratización de los espacios tecnológicos”, más de 20 líderes e investigadores internacionales y alrededor de 250 expertos se han reunido durante dos días, empeñados en construir un mundo mejor con internet y las nuevas tecnologías digitales. kⒶosTICa tuvo oportunidad de charlar con una de estas expertas, Ronda Železny, cofundadora y directora de datocracy y Panoply Digital, desde donde desarrolla sistemas de aprendizaje social para empoderar a poblaciones históricamente marginadas, apoyándose para ello en la tecnología.
África se está moviendo. En los últimos años, se han producido numerosos movimientos políticos que tratan de sacudirse de una vez por todas a las fuerzas europeas ocupantes. Los países africanos desean culminar su descolonización desterrando las prácticas de presión del llamado Norte Global. Sin embargo, la colonización digital de los datos está más viva que nunca. Aunque irradia optimismo, Železny no oculta que la situación actual es “bastante mala”. Según explica la experta, “el desarrollo internacional que tiene lugar en estos países implica la recopilación de datos y, con frecuencia, quienes están recopilando los datos no siempre utilizan métodos que emplearían con sus propias familias”. Se obtienen los datos de personas que desconocen qué se hace con ellos después.
No es algo que no ocurra en Europa, pero como puntualiza Železny, la Unión Europea (UE) cuenta con legislación garantista como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), algo que no sucede en África, donde este tipo de marcos legislativos son inexistentes y quienes violan la privacidad no encuentran castigo, más aún en el caso de compañías que ni siquiera tienen presencia física en esos países.
Una de las áreas en las que Panoply Digital está centrando sus esfuerzos es el trabajo directo con los gobiernos, dado que “a menudo aprueban actividades que son realmente perjudiciales para su ciudadanía”, explica Železny. El proyecto desarrollado el año pasado en Ghana es una buena prueba de ello. 170 funcionarios públicos se sumergieron en una experiencia integral de aprendizaje digital, sentando las bases para una fuerza laboral del sector público con mayor alfabetización digital, propiciando una transformación del servicio público realmente disruptiva.
Lejos de mejorar la situación de colonización digital, la explosión de la Inteligencia Artificial (IA) la ha empeorado. Železny critica duramente a OpenAI, la compañía desarrolladora de ChatGPT, hasta el punto de afirma que su tecnología se basa en propiedad intelectual robada. La experta cita un reciente artículo en The Atlantic, en el que “básicamente la respuesta de su director ejecutivo Sam Altman es que la gente simplemente necesita aceptarlo”. Y ella, claro está, no está dispuesto a aceptarlo ni a que el resto de las personas lo acepten.
“Hay una sensación de que es un hecho consumado”, explica la activista, “como si ya fuera un trato cerrado y nadie pudiera luchar contra esto. Y los creadores de toda esta tecnología, en su gran mayoría, son hombres blancos”; ni siquiera hay casi mujeres. “Cuando tienes este paradigma de falta de participación de mujeres, personas negras, latinas, etc., con discapacidades y de diferentes religiones, básicamente estás desarrollando una tecnología con una única visión del mundo”, afirma Železny.
El resultado de este planteamiento, explica, es que “esa tecnología solo va a beneficiar a las personas que se adhieren y están de acuerdo con esa visión del mundo”. Este es el motivo por el que desde hace años la responsable de Panoply Digital persigue aumentar la participación de una diversidad de personas, de manera que surjan preguntas y se cuestione como pueden afectar a colectivos específicos determinadas acciones.
Al ser preguntada por la reciente Ley de Inteligencia Artificial (IA Act) de Europa, que vulnera derechos fundamentales de personas migrantes en frontera, Železny no duda en afirmar que “es curioso que durante mucho tiempo Europa y Estados Unidos han sido considerados estándares del estado de derecho y ahora creo que estamos viendo un cambio”. La activista hace un llamamiento a replantearse y modelar lo que significa ser equitativo dado el viraje de estos Estados.
Por otro lado, la lacra de la desinformación también se ha extendido a África y la experta considera que en gran parte se debe al fracaso de los gobiernos, no sólo en este continente, sino a nivel global. Železny es muy crítica por el modo en que se ha perdido el sentido crítico en la era digital, arrojando a las personas a las redes sociales sin evaluar ni darles herramientas con las que saber consumir información. “Necesitamos tener un contrato social para la era digital, comenzando por los gobiernos desde temprano, enseñando cómo reconocer la desinformación”. Desde su punto de vista, uno de los gobiernos que mejor lo está haciendo en este sentido es el finlandés.
Los modelos importados en África del proyecto colonial ya no son sostenibles y Železny deposita sus esperanzas en la juventud, en la Generación Z, que ya está rechazando esos estándares. “Creo que la equidad será el éxito de la juventud, no creo que venga de nuestra generación [ella es millennial], sino de la Generación Z, que ya está marcando la diferencia. La juventud es la que va a cambiar el mundo y se ha convertido realmente en nuestra única esperanza”.
¿Qué puede aprender Europa de África? Železny lo tiene muy claro: Europa no sólo está constreñida por determinados patrones y ha perdido capacidad de, como dicen los anglosajones, pensar fuera de la caja, es que también ha anulado todo foco sobre las necesidades reales. “En países de ingresos bajos y medios”, que es como la activista prefiere referirse a buena parte de los países africanos, se aplica más el concepto de necesidad, de necesidad real. “¿Realmente necesitamos otro Uber? Claro que no. Es como si aquí [por Europa] no estuvieran resolviendo problemas reales y creo que muchas veces en países de ingresos bajos y medios se están resolviendo problemas reales que afectan a personas reales”. No es en absoluto una mala lección: “enfocarse en la resolución de problemas genuinos que tengan un impacto significativo en la vida de las personas”.
EmpoderaLIVE es un lujo de evento, montado artesanalmente por la Fundación Cibervoluntarios, a modo boutique y sin el apoyo de grandes tecnológicas u operadoras. Sin embargo, su vocación de cambio social y su determinación consigue reunir en cada edición un abanico selecto de expertos y expertas cuyos trabajos y visiones impactan positivamente en el desarrollo de la sociedad, digital y analógica.
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