Opinión
Memento mori, juez Eloy Velasco (de Séneca a Irene Montero)
Profesor de Ciencia Política en la UCM
Actualizado a
Hay que decirle a José Felix Tezanos que el CIS pregunte a sus señorías, confiando en que dirán la verdad, cuántos de ellos consumen servicios de prostitución, cuántos y cuántas están a favor de los vientres de alquiler, cuál es la extracción social del cuerpo, cuántos pertenecen al Opus Dei (parece que son un tercio), cuántos son homosexuales y han peleado por los derechos del colectivo, y, por qué no, si hay alguien de origen migrante entre sus filas (visible parece que no hay ni una persona), más allá de que el PP migrara al juez García- Castellón a destinos dorados hasta que les hiciera falta. A lo que sumaremos cuántos hombres y cuántas mujeres están en la jerarquía judicial, y así, con todo, podremos hacernos una idea de lo que se parece la judicatura española a la España a la que juzgan.
Que a la judicatura le hace falta educación en asuntos sensibles es evidente. Si nos hace falta a todos los hombres mayor conciencia de los privilegios masculinos, más aún a quienes tienen la más alta responsabilidad a la hora de repartir culpas y castigos. Las asociaciones profesionales tienen que ocuparse de algo más que de cuestiones salariales, que parecen asociaciones de estudiantes universitarios independientes -que terminan siendo más de derechas que Don Pelayo- y siempre lo único que dicen es que van a mejorar el servicio de fotocopias.
Que les programaran teatro tampoco estaría nada mal. Que España está en decadencia lo demuestra lo poco que se habla de teatro en la esfera pública. Tenemos y hemos tenido de las mejores artes escénicas del mundo, aunque a la España de bien solo les gustara Lina Morgan, Arturo Fernández y Alfonso Paso. Fuenteovejuna de Lope de Vega y El alcalde de Zalamea de Calderón de la Barca habría que representarlas en la Audiencia Nacional. Después de que los propios jueces hicieran una sesión de Navidad con Luces de Bohemia de Valle-Inclán. Y debieran terminar viendo todos y todas La Jauría, de Jordi Casanovas, a ver si sus señorías se enteran de algo de una jodida vez. De postre, 1936, de Andres Lima y Albert Boronat, con Guillermo Toledo, aunque esto último quizá haya que dejarlo, como decía Deng Xiao Ping, para la próxima generación, no vayan a atragantarse.
Pudo tener lugar con Julio César o no. Pero no hay que descartar que sea verdad. No dejemos de reparar que el mundo romano siempre estuvo preocupado por la justicia. "Respice post te. Hominem te esse memento" ("Mira detrás de ti. Recuerda que eres un hombre") o, por simplificar, que el esclavo que iba detrás repitiendo esta cantinela también se cansaría, "Memento mori" ("Recuerda que morirás"). El pueblo romano le decía a la más alta magistratura que no hiciera el gilipollas.
Que al juez facha e ignorante Eloy Velasco le molesten las cajeras de Mercadona -a mí me molestan más los dueños de Mercadona, pero yo solo soy un profesor de Ciencia Política- entra dentro de su elitismo grotesco, propio de un poder judicial que heredamos del franquismo, herencia a su vez del siglo XIX, herencia a su vez de una justicia que siempre fue de los reyes, los aristócratas, de los ricos, para los ricos y por los ricos. No en vano, el juez y el cura almorzaban siempre en casa del señorito. Por eso lo de Lope de Vega y lo de Calderón de la Barca fue tan sonado.
Lo de que alguien que haya trabajado o trabaje como cajera de Mercadona no tiene nada que enseñar al señor juez es tan vulgar y hediondo que nos ha hecho perder de vista el problema de fondo. Porque lo verdaderamente preocupante no está solo en el machismo de la judicatura -asunto que, me temo, compartimos en cualquier profesión y desempeño- sino cómo es que un juez viene a permitirse estas afirmaciones. ¿Será verdad que a partir de que aprueban las oposiciones se ponen una camiseta debajo de la toga que dice “soy Dios”?
El energúmeno Eloy Velasco nos había dado la clave justo antes de pensar que era gracioso soltar en una conferencia lo de Irene Montero y que se hubiera pagado los estudios de psicología trabajando de cajera:
“De repente, se creyeron que estaban enseñándonos el mundo. Nos intentaron explicar qué es consentir... A un jurista, que llevamos desde el derecho romano sabiendo qué es el consentimiento”.
¿Tendrán amianto las togas o será el vino de la misa? Así que resulta que Eloy Velasco, por el mero hecho de ser juez en el reino de España, porta el hilo de oro de la justicia desde los tiempos romanos. ¡Cállense, mortales! ¡Que no tenéis nadie ahí abajo ni puta idea! Porque cuando él habla, hablan en su nombre Justiniano, Papiniano, Gayo, Ulpiano, Paulo y Modestino, y, por qué no, Plutarco y hasta Virgilio. ¿Qué demonios les enseñarán en la academia a estas gentes para que se piensen portadores de valores universales, aunque esos valores sean fascistas, machistas y racistas? ¿Tendrán los códigos algún veneno, como en El nombre de la rosa, para que cuando pasen las páginas y se mojen el dedo, se les meta algún virus dentro?
Pues estamos bien. De manera que cada vez que un ciudadano de a pie pisa un juzgado, debe saber que lo que diga la persona de negro con puñetas que está en lo alto es la Biblia y punto. Que se lo viene soplando a la oreja, desde la noche de los tiempos, Marco Aurelio. Sin duda, lo que les dan a esos jueces es algo parecido a lo que tomó el Emérito cuando forzó a dimitir a Adolfo Suárez. Juan Carlos I -ladrón y sinvergüenza, como buena parte de sus antepasados Borbones-, le exigió la renuncia a Suárez (al que abrazó solo cuando el alzheimer impidió al ex presidente mandar al monarca a, por ser finos, freír espárragos) gritándole:
‘Tú estás aquí porque te ha puesto el pueblo con no sé cuántos millones de votos …. Yo estoy aquí porque me ha puesto la Historia, con setecientos y pico años. Soy sucesor de Franco, sí, pero soy heredero de 17 reyes de mi propia familia. Discutimos si OTAN si u OTAN no, si Israel o si Arafat, si Armada es bueno o peligroso. Y como no veo que tú vayas a dar tu brazo a torcer, la cosa está bastante clara: uno de los dos sobra en este país. Uno de los dos está de más. Y, como comprenderás, yo no pienso abdicar’.
Pues eso Eloy Velasco, que o tú o las cajeras de Mercadona. Haz una encuesta en tu barrio. Quizá así, este juez Velasco, el decantado de lo mejor de la historia judicial de Europa, el adalid de la justicia que siempre ha sabido todo, el continuador de la tradición de libertades y derechos de la historia occidental, igual, solo igual, se da cuenta de que ha dejado muy alto el listón de cretinos.
Dejemos de lado a esa justicia que condenó a la hoguera a las brujas y a los esclavos rebeldes, la que justificó conquistas y cruzadas, la que encarceló a pobres y cuidó a los ricos, la que perdonó a los nazis y a los golpistas, la que permitió torturas, la que legitimó la limpieza de sangre y prohibió los matrimonios entre arios y judíos, la que hizo valer el derecho de propiedad y dejó en la calle a los desahuciados, la que apoyó a propietarios y encarceló a huelguistas, la que invitó a disparar contra los que pedían la separación de la iglesia y el estado, la que invitó a disparar contra los que pedían la jornada laboral de ocho horas, la que encarceló a las sufragistas que rompían escaparates y libera a los empresarios que prostituyen a menores. Esa justicia ante la que parece que tenemos que arrodillarnos.
No sé yo eso de que el juez Eloy Velasco sabe cosas desde el derecho romano. No parece cierto que esto de testificar venga de agarrarse los huevos poniendo como testigos a los testículos. Pero como si lo fuera. Porque hay jueces que tienen detrás al testigo y a la historia desde Roma para decir que una cajera de supermercado es una puta mierda que no tiene derechos porque para eso están ahí los que interpretan las leyes, y si no les gustan, sea la ley del solo sí es sí, la ley de amnistía o la ley que cobraba a los bancos los gastos de notaría, se las pasan por los huevos. Porque en el fondo, todo esto va de eso; de huevos. Huevos romanos, pero huevos.
Da miedo pensar que esta gente tiene la última palabra sobre tu libertad. Porque parece que piensan lo mismo que los que dicen libertad o comunismo y termina sobrándoles media España. Los que hablan de “libertad” para enriquecer a sus familiares, los que logran que imputen antes a un fiscal que a un novio ladrón, los que persiguen unas filtraciones y se olvidan de otras, los que están compinchados con corruptos de la UDEF para inventarse pruebas y buscar “algo chungo, cagoenlaputa”, de los pata en el suelo de Podemos. Los que encarcelan titiriteros y raperos y sueltan a Eméritos y Secretarias Generales del PP. Los que ven “jolgorío” en una niña violada por una piara de energúmenos. Los que tuvieron cinco años al Consejo General del Poder Judicial fuera de la Constitucion. Iluminados que tienen la verdad desde el tiempo de los romanos. Que venga Séneca y lo vea.
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