Opinión
Mazón y Feijóo, frente al espejo asturiano


Directora corporativa y de Relaciones institucionales.
-Actualizado a
La responsable de Industria del Gobierno del Principado de Asturias ha dimitido este martes tras más de dos semanas de calvario en su puesto por la explosión en la mina de Cerredo, que mató a cinco trabajadores e hirió a otros cuatro. Cabe pensar que Belarmina Díaz podría haber anunciado el mismo día de la tragedia su salida de la Consejería de Transición Ecológica, Industria y Comercio por ser la responsable política del área minera, pero 16 días son pocos para lo que nos tiene acostumbrado este país a la hora de asumir responsabilidades políticas y administrativas, que no penales ni éticas. Cada cosa, a su tiempo.
Hay una investigación abierta en un juzgado de Asturias sobre la explosión en la mina de Cerredo, explotada por la empresa Blue Solving, que ya cuenta con antecedentes poco edificantes -otras dos muertes anteriores- o directa y presuntamente ilegales -extracción no autorizada de carbón-. La empresa Blue Solving está gestionada por un individuo de tradición familiar empresarial de explotación minera -que no es lo mismo que "minera" a secas-, hijo de otro hombre dedicado a lo mismo y sobre el que hay pendiente un juicio por narcotráfico en Alicante, según cuentan los compañeros de La Nueva España. En definitiva, otras muertes en la misma mina, presunta extracción ilegal de carbón, presuntos delitos de tráfico de drogas por parte del padre del dueño de Blue Solving,... La empresa y sus dueños no parecen precisamente ejemplares y, con estos mimbres, la causa judicial, sin duda, llevará tiempo, pero la dimisión de la consejera Díaz es la que tiene que ser y aun se puede pensar que llega tarde.
La marcha de Díaz de su puesto en el Gobierno del presidente Adrián Barbón, con quien se dio un abrazo público tras anunciar ésta la dimisión después de comparecer en la Junta General del Principado de Asturias (JGPA) para informar sobre la explosión en la mina de Cerredo, ha puesto frente al espejo, y con pocos meses de diferencia, al presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, por la aun latente tragedia que provocó la dana en la Comunitat el pasado mes de octubre.
Hay un juicio en marcha en Catarroja (València) que pretende dirimir las responsabilidades penales por presunta negligencia de los dirigentes políticos del Govern autonómico, que con Mazón a la cabeza, tenían la máxima responsabilidad en esta situación que provocó 227 víctimas mortales, un desaparecido, cientos de heridos y una profunda conmoción en el territorio arrasado. Pese al horror de valencianos y valencianas y pese a los datos que se han ido conociendo sobre la desaparición de Mazón, al que se perdió la pista en una comilona durante las horas críticas del desastre; las alertas que no llegaron, las llamadas agónicas de las víctimas y sus familias, la incompetencia manifiesta de los dirigentes de la Generalitat,... las responsabilidades políticas se han limitado al cese de la consellera de Justicia e Interior. Salomé Pradas, además, tuvo a bien dejar muy claro ante la jueza de Catarroja que ella no tenía puñetera idea del puesto que ejercía, incluidas las competencias, entre otras, de emergencias.
Pradas prefiere pasar por inútil tratando de esquivar responsabilidades judiciales y Mazón se empeña en mantener su aforamiento al no dimitir de su puesto y evitar las explicaciones sobre a qué diablos se dedicaba mientras su gente se moría ahogada. Por lo tanto, podemos confirmar ya -y no es la primera vez que en el PP se recurre a este salvaje amarramiento del cargo con cadáveres y tragedias descomunales sobre la mesa- que en el Govern del PP valenciano -y su apoyo por parte de Vox para que continúe- las responsabilidades políticas y administrativas han pasado a sumar ya, y hace tiempo -a falta de conocer las penales-, responsabilidades éticas, esto es, la constatación de la profunda indecencia de un político -y su superior de partido, Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP- que busca salvar su pellejo como sea mientras su partido balbucea y suda barro cuando, por ejemplo, hacen una buena entrevista a una de sus dirigentes: escuchen la de la periodista Lara Hermoso a Noelia Núñez, vicesecretaria del PP, este martes en Radio Nacional de España (RNE). Es difícil retratarse mejor (o peor, según se mire).
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