Opinión
Lecciones de China en inteligencia artificial
Por David Bollero
Periodista
El pasado mes de octubre abordábamos los riesgos que se ciernen derivados de la guerra fría resucitada en torno a la Inteligencia Artificial (IA), con EEUU y China como sus dos grandes polos. Desde Occidente tiende a desplegarse una suerte de cordón sanitario ante la amenaza asiática, pero quizás haríamos mejor en aprender lecciones de su enfoque, tanto de las buenas prácticas como de las malas, para poder avanzar en la buena dirección, especialmente Europa, que con sus dos gigantes en horas bajas (Francia y Alemania) anda más bien ausente en la carrera de la IA.
Hay una realidad de la que Europa no puede abstraerse: en líneas generales, las empresas del Viejo Continente están perdiendo el tren de la IA. No es cuestión de volverse locos y lanzarse a poner en producción proyectos de IA. Previo a ese paso, por ejemplo, es preciso haber organizado los datos internos que, por lo general, siguen dispersos en silos estancos. Sin embargo, entre ese punto y la situación actual, hay un abismo.
Si en EEUU el 55% de la industria ya utilizando la IA en sus procesos productivos, en China el porcentaje escala hasta el 77%... en Europa seguimos anclados en el 15%. Así lo expuso la copresidenta del Órgano Consultivo de Alto Nivel sobre IA de la ONU, Carme Artigas, en el 38º Encuentro de la Economía Digital y las Telecomunicaciones organizado por AMETIC (Asociación Multisectorial de Empresas de la Electrónica, Tecnologías de la Información y Comunicación). El dato es revelador.
Pareciera que en Europa se hubiera puesto más celo en legislar esta tecnología que en desarrollarla y aplicarla de manera paralela. En consecuencia, nuestra industria está perdiendo competitividad frente a otros mercados internacionales. Seguir pensando, por ejemplo, que los vehículos eléctricos de China son una amenaza para la industria europea solo por una cuestión de precio es ponerse una venda en los ojos. Tecnológicamente, estos vehículos son de un nivel que nada tienen que envidiar a los fabricantes europeos y, en parte, se debe a la integración que han sabido hacer de esta tecnología.
La IA forma parte del Plan Estratégico Nacional de China desde 2016, seis años antes de que ChatGPT pusiera el mercado patas arriba con su IA generativa (GenAI por su acrónimo en inglés). En silencio, de manera discreta, el gigante asiático siembra antes de recoger. Para cuando Europa comienza a buscar semillas, Pekín ya tiene varias cosechas en sus graneros. En consecuencia y tal y como revela un reciente estudio publicado por SAS , China lidera las tasas de adopción de la GenAI, aunque sea con proyectos piloto. En ese sentido, es preciso puntualizar que esta apuesta decidida por esta tecnología no es sinónimo de madurez, tal y como revela este estudio, puesto que EEUU cuenta con un 24% de empresas con GenAI en producción en comparación con el 19% de China.
La pregunta clave es ¿cuántas de esas empresas que nutren el 83% de adopción de GenAI en China (frente al 65% de EEUU) conseguirán materializar proyectos en vivo en sus organizaciones? La diferencia es notable y, por tanto, el margen de crecimiento de su madurez. De hecho, los datos que maneja la I Edición del Master de la Universidad de Málaga (UMA) en big data, IA e ingeniería de datos, sostienen que China creó más de 237.000 nuevas empresas involucradas en IA sólo en la primera mitad de 2024.
En total, el país ya cuenta con 1,67 millones de empresas apostando por esta tecnología. Podría pensarse que asistimos a un fenómeno de hype, de burbuja de la IA alimentada por oportunistas que ansían hacer dinero fácil y rápido. Negar que algo de eso hay sería absurdo; cerca del 90% de esas empresas (1,48 millones) se creó tras 2017, cuando el Consejo de Estado chino publicó su Plan de Desarrollo de la IA de Próxima Generación también es muy ilustrativo. China también sucumbió al ‘efecto ChatGPT’, como demuestra que 2023 marcara un hito en el registro de empresas relacionadas con la IA con 467.000 nuevas incorporaciones. A día de hoy, compañías como Baichuan, Zhipu AI, Moonshot AI y MiniMax son referentes en el sector.
El pilar de la educación
La educación también es clave en esta materia, no sólo para promover el desarrollo de la IA como agente activo, sino también para conocer nuestros derechos y estar en guardia como consumidores y consumidoras. Mientras Europa anda literalmente a por uvas en este ámbito, China ya ha anunciado que va a reforzar la educación en IA tanto en la primaria como en la secundaria. Desde el Ministerio del ramo se han comenzado a promover enfoques para estimular la creatividad, las habilidades digitales y el interés científico.
Con este propósito, las escuelas han comenzado a confeccionar planes de estudios que incorporan la IA a los contenidos docentes habituales y, lo que todavía es más importante, realizando evaluaciones periódicas. Hasta 184 escuelas han sido seleccionadas para iniciar proyectos pilotos para explorar filosofías, modelos y programas de educación en IA. La finalidad es ir haciéndose con un conjunto de buenas prácticas que puedan ser replicadas en todo el país.
El ministro de Educación, Huai Jinpeng, ha advertido que esta "llave de oro" para el sistema educativo, como califica a la IA, presenta tanto oportunidades como desafíos. Y está en lo cierto: una aproximación adecuada no debería perder foco en las Humanidades, pues sin éstas la IA no tiene desarrollo posible. Expertos en la materia como Víctor Padilla, decano de la Facultad Ciencias Sociales y Humanidades en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), llevan años reivindicándolo. Abordar el desarrollo de la IA sin un equipo multidisciplinar en el que el pensamiento crítico sea uno de sus ejes es abocar el resultado a un cúmulo de sesgos muy peligrosos.
En esta misma línea, Pablo Rosser, docente e investigador de la Universidad Internacional de La Rioja, y Seila Soler, profesora de la Universidad Isabel I, han firmado el artículo Implicaciones éticas y pedagógicas de usar modelos de lenguaje como ChatGPT en el ámbito educativo universitario en el que advierten de los riesgos asociados del uso de estas tecnologías en la educación, con la reducción de la autonomía de los estudiantes al resolver problemas o el desincentivo del pensamiento crítico y autónomo a la cabeza. En este contexto y cómo ya explicaba en 2019 el experto de la East China Normal University, Xiaozhe Yang, en su artículo Accelerated Move for AI Education in China, la formación docente no sólo ha de contemplar áreas de conocimiento técnico, sino también habilidades de pensamiento crítico, ética y resolución de problemas.
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