Opinión
Es que el hermano de Ayuso también lo hizo...


Directora corporativa y de Relaciones institucionales.
-Actualizado a
El comisionista y aristócrata de guante blanco Luis Medina dejó muy clara su defensa cuando compareció ante el tribunal que lo juzgaba el pasado 27 de febrero por el caso mascarillas, un clásico con varias versiones en el día a día capitalino (Ayuntamiento, Comunidad de Madrid, Ministerio de Transportes...). La defensa del aristócrata, el abogado José Antonio Choclán -el mismo al que contrató Víctor de Aldama para sus presuntos chanchullos-, mantuvo la que, sin duda, era el mejor vaticinio del futuro judicial de Medina: "Sabemos como ejemplo que se abrió una causa en correlación al hermano de Ayuso que fue archivado por decreto de la Fiscalía el 14 de marzo de 2023, en el que se vendieron también mascarillas a un precio cinco euros y la Fiscalía dijo que era un precio razonable y de mercado y se archivó. El precio que aquí se ha puesto es de 6,24 euros, que teniendo en cuenta la donación, al final vamos a 4,99 euros, el mismo precio".
Efectivamente, igual que fue archivada la causa de Tomás Díaz Ayuso, Luis Medina ha quedado absuelto, en su caso, del delito de estafa al Consistorio madrileño. Su colega de enriquecimiento amoral, Alberto Luceño, también ha sido absuelto de la estafa, pero ha sido condenado a tres años de cárcel y el pago de 3,5 millones de euros por un delito de fraude fiscal y otro de falsificación de documento público, al haber fabricado un carnet del CNI, entre otros documentos. Medina se queda con su lujoso yate y Luceño, salvo esos 3,5 millones de multa, con sus coches horteras y su casa que supongo ídem, teniendo el cuenta los gustos de ambos personajes: hoteles a 10.000 euros la noche, coches deportivos o relojes de oro a cuenta de la tragedia del covid en Madrid.
En esta historia de robos inocentes e indecentes, con comisiones millonarias por mascarillas defectuosas pagadas a precio de oro para personal sanitario, enfermos o moribundas, por supuesto, tal y como reconocía el alcalde Martínez-Almeida, el Ayuntamiento no recuperará los seis millones de comisión que se llevaron Medina y Luceño de los once que le pagó el consistorio. Efectivamente, eso lo sabemos todas: cuando la administración paga por un producto una cantidad acordada al vendedor o intermediario, desconoce los pactos previos que han alcanzado vendedores e intermediarios/comisionistas para llevarse lo suyo: seis de once millones, en el caso Medina&Luceño, repetimos para profundizar en la cara de imbécil que se le queda a la gente decente. El hermano Tomás, por lo menos, sólo se llevó unos 234.000 euros por una venta de mascarillas de 1,5 millones de euros. ¿Pero a que se le había quedado a usted la misma cara de imbécil porque, seis millones o 234.000, los euros salen de los impuestos que paga si vive en Madrid?
No hay como una pandemia mortal para confirmar que España sigue siendo un país con claras deficiencias en el control de la corrupción; porque con delito o sin él, lo de Medina&Luceño y lo del hermano Tomás es corrupción pura y dura, de la cutre, de la miserable. Con título nobiliario o sin él, son todos hienas a la espera de que se abra el agujero por donde se cuela una comisión a costa de lo que sea, incluida la muerte y el trauma de un país entero; estos son los patriotas de la bandera hasta en los calzoncillos, como el rey emérito.
Y siendo el nuestro, todavía y como casi todos, un país muy paleto en según qué cosas, nada como ser el hijo-hermano del Duque de Feria, grande de España (hay que reírse... ), para que la intermediación a golpe de primo del alcalde y teléfono funcione en los términos impúdicos y crueles en los que funcionó, sin que haya habido consecuencias penales por las comisiones millonarias. Por supuesto, y porque también vamos con retraso en la asignatura de cultura democrática, tampoco ha habido consecuencias políticas en el Ayuntamiento ni en el Gobierno madrileño, fuera por la cara de cemento armado de Luis Medina o por la idéntica catadura de Tomás Díaz Ayuso.
Que nadie está libre de ser atracado por corruptos de guante blanco lo sabe hasta el apuntador del último municipio; que, después del saqueo de las bestias carroñeras durante la pandemia, no se han tomado medidas de control para tratar de extraer algo positivo (un decir) de aquel drama también es un hecho contrastado. Da igual si los miserables salen absueltos de los delitos o no por la laxitud ética, política y legislativa de nuestras administraciones; da lo mismo si son grandes o pequeños de España; si se llaman Medina, Luceño, Ayuso, Alberto Quirón, Koldo, Ábalos o Aldama. Son miserables corruptos y los altos cargos de las instituciones que les dieron acceso al erario, nuestros cuartos, responsables. Y para más pitorreo, en nada tendremos a Luis Medina en las portadas de revistas alardeando de sufrimiento y maltrato por parte de políticos y jueces; todo, también, por una nada despreciable cantidad de dinero.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.