Opinión
Eugenesia 2.0 en el Despacho Oval


Por Silvia Nanclares
Escritora
No será esta ni la primera ni la última columna en torno a la escena del hijo de Elon Musk a hombros de su padre vacilando a Trump en pleno Despacho Oval. Un momento que si no fuera real podría ser hasta un sketch divertido. Bien podría haberlo protagonizado Bill Hader en el papel de Musk para el 50 aniversario de Saturday Night Live, pero no. Esto es real y muy real. Y si la realidad se parece tanto a la ficción quizá sea hora de tratar de entender lo real con las herramientas con las que analizamos la ficción. En las clases de dramaturgia de la escuela de arte dramático nos enseñaron, entre otras, dos cosas: que los niños simbolizan el futuro y que todo elemento usado en una escenografía ha de ser puesto en juego en el desarrollo de la obra. Ajá. El mensaje de Musk está muy claro: el futuro está en mis manos y no dudaré en usarlo.
De muchos es conocida la obsesión de Musk por la reproducción y la controvertida relación con su prole –a una de sus hijas directamente la da por muerta, asesinada, dice, por el wokismo– y las mujeres (al menos tres diferentes) con las que ha tenido a su patulea. Su preocupación por los índices de natalidad a la baja le llevó a donar millones de dólares a un grupo de I+D de la Universidad de Texas para que estudiara las consecuencias de esta tendencia en los Estados Unidos. Texas, índices de natalidad preocupantes, leyes anti aborto: la línea de puntos se completa sola. Su lema es muy básico, ya se lo dejó bien claro a Jordan Peterson en una célebre entrevista para el podcast de este: hay que tener más hijos, más cerebros para la causa. Blancos y con papeles, claro. Potenciales fascistas, vamos. Que ni la remilitarización, las ocupaciones territoriales, el adelgazamiento del Estado ni, si me apuras, las estafas piramidales de bitcoins, se hacen solas. Y como buen líder del universo criptobro, ¿cuál es la propuesta de Musk para poblar el mundo de emprendedores, millonarios y podcasters? El tecnonatalismo, la corriente que abrazan junto a él sus acólitos mamados de la secta cripto, donde la doctrina de la automejora personal va implícita. ¿Qué mejor modo de perfeccionarte a ti mismo que reproduciéndote, empezando de 0 con unos cuantos mini 'yoes'? La tecnología, ¿cómo no?, medio común a toda interacción social y propuesta industrial de Silicon Valley, es la mejor aliada en esta cruzada evangelizadora para optimizar la reproducción humana, a la sazón una de las industrias que más dinero mueve en todo el mundo. En el contexto estadounidense la industria reproductiva está ultraliberalizada: los servicios de selección y estudio de gametos, genomas y gestantes se ofrecen a la carta. Yes. En su mundo cisheteropatriarcal, las mujeres, además, sobran excepto (de momento) para gestar. Así lo demuestran las tres edades del hombre que se dieron cita en el Despacho Oval. El mensaje de la extrema derecha hacia las mujeres es muy claro: ni para tener criaturas os necesitamos. Para cuidarlas es evidente que sí: no es difícil imaginar a un ejército de cuidadoras subalternizadas esperando fuera de plano a que X- dejara de hacerle pedorretas a Trump para limpiarle de una vez por todas los mocos. Por cierto, su madre, Grimes, se enteró por las redes de que su hijo saldría en la siniestra conferencia de prensa. En el misógino universo criptobro, el padre es clave de bóveda.
He estado muy tentada de titular esta columna 'Tenemos que hablar de X Æ A-XII'. El niño recuerda irremediablemente a Kevin, ese hijo que encarnaba el mal por el mal en aquella novela de Lionel Shriver. Pero su presencia en el Despacho Oval significa muchas cosas. De hecho, no es la primera vez que X Æ A-XII sale a hombros de su padre. Ya lo hizo en 2023 en Roma, invitado por Giorgia Meloni, en un encuentro organizado por Hermanos de Italia. “Es tan simple como suena: si la gente no tiene hijos, no habrá una nueva generación”. ¿Qué gente, qué hijos? Predicar esto en uno de los países europeos con números más altos de migrantes muertos –muchos de ellos criaturas– en sus costas es pura ideología. La imagen de Musk blandiendo a su hijo X Æ A-XII como una última adquisición pone los pelos de punta y constituye todo un statement sobre reproducción, familia y patria potestad, un mensajito que se nos está mandando a las mujeres desde la extrema derecha. La invasión por derecho de niñitos rubios y malcriados, la evangelización del pronatalismo, y el objetivo de alterar las curvas las tasas de natalidad se cruzan en el contexto de la extrema derecha con la violencia vicaria, la paternidad controladora, las quitas de custodia, los arrancamientos y las políticas antiabortistas. Todas fuertes reafirmaciones del sistema patriarcal ante los avances recientes del feminismo. ¿Qué nos quiere decir Elon Musk con esta imagen? Que su propuesta tiene futuro: un estado de eugenesia tecnologizada donde las mujeres sobran.
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