Opinión
No deshumanicéis a los sirios
Por Leila Nachawati
Escritora y profesora de comunicación especialista en Oriente Próximo
No deshumanicéis a los sirios es el mensaje que la periodista sirio-palestina Dima Khatib lanza en un vídeo donde comparte su experiencia de doble exilio: la desposesión de su familia bajo la ocupación israelí y el terror vivido como refugiados en Damasco bajo la dinastía Asad.
“¿Qué diferencia hay entre el sufrimiento de los sirios y palestinos lanzados a fosas comunes en masacres como las de Tadamon en Siria y las atrocidades que está sufriendo la población en Gaza?”, pregunta Khatib.
No hay ninguna diferencia, al menos desde un punto de vista humano. Y sin embargo, dentro de la tendencia a simpatizar con las luchas de unos pueblos y deslegitimar u obviar las de otros, nos encontramos estos días con una obstinada incapacidad de aceptar que la población siria celebre su liberación de la tiranía que lleva décadas oprimiéndola. Esto sucede, en particular, por parte de algunos sectores anclados en visiones del mundo en dos ejes, incapaz de solidarizarse con lo que no encaje en sus esquemas preconcebidos.
“A ver si lo que viene va a ser peor”, o “veremos dónde estáis en unos meses”, se le dice a una población devastada y traumatizada que trata de tomar aire, aunque sea por un instante. Proliferan las sesudas explicaciones desde la distancia, las advertencias, los augurios. Como si los sirios desconociesen su contexto, como si hubiese un solo sirio ajeno a las amenazas que se ciernen sobre su pueblo.
Deshumanización es negar la agencia del otro
La deshumanización adopta muchas formas. Es, sin duda, lo que Israel perpetra en Gaza, asediando a millones de personas, refiriéndose a toda la población palestina como “serpientes”. También lo que hizo el régimen de Asad, con apoyo ruso e iraní, en Siria, sometiendo a millones de seres humanos a un terror indecible y gobernando el país como si se tratase de una finca de su propiedad.
Pero deshumanización es también la mirada externa que reduce a los sirios a piezas de un tablero en el que son meros peones, incapaz de reconocerlos como agentes de cambio. Es dar lecciones, explicarles su propia realidad —el “mansplaining” y el “Syriasplaining” no dan tregua estos días— a quienes llevan años sufriendo capas y capas de opresión. Es, desde luego, pasar por alto o mencionar solo de soslayo que tras la ofensiva relámpago que provocó la caída de la dinastía Asad no han cesado de encontrarse fosas comunes que dan testimonio de realidades imposibles de digerir.
“Se han descubierto los restos de 31 cuerpos en una fosa común en Daraa, en el sur de Siria”, informaba en X Okba Mohammed, co-fundador de Baynana y una de las voces más valiosas sobre Siria en español. Una fosa más, una de las decenas que se están encontrando por todo el país, algunas con decenas de miles de muertos. “Así era nuestro destino bajo el régimen de Al Asad: una fosa común”, añade Okba.
Estos hallazgos, como los de los horrores que encerraban prisiones como la de Sednaya, calificada por Amnistía Internacional como “matadero humano”, o los de la terrible Rama 325, también conocida como Sección Palestina de los servicios de inteligencia militares sirios, en el sur de Damasco, abren un duelo que necesitará varias generaciones para cerrarse. Y requieren del foco mediático, por encima de cualquier análisis geopolítico.
“Tras tus mapitas hay personas”, escribía Israel Merino en un acertado artículo que denunciaba la superficialidad con que se miran las luchas y opresiones de los otros. Son incapaces de ver al otro en su complejidad quienes anteponen el tablero global “a las causas y motivos por los que un pueblo adulto y soberano decide tumbar el régimen de un asesino que rocía con sarín a su población civil”, señalaba.
Análisis sobre Siria, sin los sirios
Deshumanizar es, como explica Zaina Erhaim, periodista y feminista procedente de Idlib (norte de Siria), “preocuparse de las mujeres sirias solo en lo que concierne a cuestiones de indumentarias”. Erhaim, con quien hemos hablado para Público, incide en que “hay una mirada orientalista que solo ahora se preocupa de nosotras y nuestros cuerpos, y no cuando estábamos en prisión, siendo torturadas o asesinadas. Este es un elemento de esa visión colonial que solo reconoce a las mujeres árabes cuando identifica que necesitan ser salvadas por occidente, y no cuando están luchando o plantando resistencia en sus propios contextos”.
La periodista expresa alivio ante los márgenes que se abren en el nuevo contexto sirio. “Como mujeres y como feministas vamos a estar muy atentas a los pasos que dé este nuevo gobierno. Ahora somos más y podemos movernos, coordinarnos. Y, sobre todo, no tenemos bombas de barril sobre nuestras cabezas, lo que impedía cualquier organización posible”. Respecto a las proyecciones mediáticas de estos días, Erhaim pide a los medios occidentales que “dejen de imponernos relatos y ejemplos de otros contextos. Siria no es Irak, ni Libia ni Irán. Siria es Siria”.
Contribuyen a la deshumanización de los sirios quienes tiran de plantillas, de ejemplos de países vecinos para explicar el contexto sirio. Quienes escriben análisis sobre Siria sin entrevistar a personas sirias. Sin leer, me temo, a un solo analista, periodista o intelectual del país. Quienes centran la mirada en los factores regionales y globales que han llevado a la desestabilización de Siria sin incidir apenas en las dinámicas internas: el sufrimiento del pueblo, su lucha, el proceso revolucionario que comenzó en 2011. No una guerra, como leemos continuamente en análisis incapaces de reconocer agencia en el otro, sino una revolución que incluyó un valioso experimento de autogestión que fue aplastado por injerencias regionales y globales.
Como señala Leila al Shami, co-autora de País en llamas, este enfoque también se refleja en los debates y tertulias donde a los sirios se les convoca “para hablar de sus sentimientos”, mientras que el análisis queda en manos de voces no sirias. Como si no existiesen analistas sirios capaces de desentrañar las complejidades de su propio contexto.
Acercarse a la realidad siria, por tanto, requiere algo tan complejo como sencillo: escuchar a los sirios y a las sirias. Hacerlo con humildad y respeto, reconociéndolos como iguales y no como sujetos que necesitan tutela. Esto significa prestar atención no solo a sus análisis y experiencias, sino también al duelo insoportable que buena parte de la población vive estos días, rotas las esperanzas de encontrar a sus seres queridos con vida. Solo desde esta empatía es posible empezar a comprender las heridas abiertas del pueblo sirio, y sus anhelos de libertad, dignidad y justicia.
Cinco recomendaciones de fuentes sirias:
Baynana: Medio bilingüe que apuesta por el periodismo social y de servicio público. Creado por periodistas sirios refugiados en España, ofrece información útil a la comunidad arabófona a la vez que tiende puentes entre las personas migrantes, refugiadas y españolas de origen extranjero y el resto de la población. Baynana significa “Entre nosotros” en el sentido más amplio de la palabra: ‘nosotros’ somos ‘todos’, no hay un ‘otros’ o ‘ellos’”, se lee en su sitio web.
Al Jumhuriya: Medio independiente fundado en 2012 por escritores, periodistas y académicos sirios en el contexto del proceso revolucionario sirio. Publica análisis políticos, ensayos y reportajes en árabe e inglés que abordan las dinámicas internas del conflicto sirio, la opresión del régimen y los desafíos del exilio. Al-Jumhuriya combina el rigor periodístico con el compromiso por visibilizar las voces de los sirios y sirias, ofreciendo una perspectiva profunda y contextualizada sobre los temas que afectan al país y su diáspora.
UntoldMag: Plataforma multimedia dedicada a contar historias de resistencia, creatividad y transformación en Siria y en otros países árabes. A través de narrativas personales, fotoperiodismo, arte y análisis en profundidad, UntoldMag busca desafiar las representaciones simplistas y deshumanizantes que predominan en los grandes medios. Su objetivo es ampliar las voces locales y ofrecer una visión más matizada y humana de las luchas y aspiraciones de las comunidades afectadas por los conflictos en la región. untoldmag.org
Flores en Daraya: Imprescindible para comprender la realidad de los últimos años en Siria a través de las voces de sus protagonistas. Este blog traduce desde 2011 análisis y testimonios sobre la revolución, la guerra y el movimiento de la sociedad civil siria.
País en llamas: Escrito por Laila al Shami y Robin Yassin-Kassab, País en llamas (Burning Country en su título original) es un libro de referencia para comprender la actualidad siria y sus múltiples dimensiones. Los autores narran el proceso revolucionario iniciado en 2011, destacando las voces de activistas, refugiados y ciudadanía que participaron en los movimientos de protesta y experimentos de autogestión. Abordan con profundidad las dinámicas internas del conflicto, la brutal represión del régimen y el papel de actores internacionales.
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