Pancartas en alto, caceroladas a gran volumen y persianas bajadas en medio de un amplio dispositivo policial que ha incluido agentes con el rostro encapuchados y armamento antidisturbios a la vista. La huelga feminista ha puesto patas arriba la vida habitual del centro de Bilbao, donde las manifestantes han reivindicado un sistema público de cuidados.

"No estamos todas, faltan las internas", ha sido uno de los gritos que ha atravesado la Gran Vía bilbaína. No en vano, la movilización convocada este jueves en Euskal Herria busca denunciar la situación de las mujeres que trabajan en el sector de cuidados sin derechos ni papeles.

La mayoría de los comercios bajaron las persianas al paso de la manifestación. Otros, como El Corte Inglés o Primark, aguardaron hasta la llegada de las manifestantes. Luego de que un cordón policial bloqueara la puerta al piquete, ambos establecimientos cerraron sus puertas. En el caso de El Corte Inglés, uno de los ertzainas sacó su teléfono y grabó a las mujeres que protestaban. Otro sostenía firme su arma lanzapelotas. El primero iba a cara descubierta. El segundo solo enseñaba los ojos gracias a su capucha.

"Menos policías, más cuidadores", corearon en varios momentos de la marcha, que ha llegado hasta las escalinatas del ayuntamiento de Bilbao, donde ha tenido lugar un "pleno popular". Allí, debajo de una carpa que aguantaba la lluvia, han hablado las representantes de los principales sindicatos vascos y del movimiento feminista.

"Esto es un hito no sólo en Euskal Herria, sino también fuera de nuestras fronteras. La respuesta que está recibiendo esta huelga es muy importante. La revolución y transformación de los cuidados ya es imparable", dijo Garbiñe Aranburu, secretaria general del sindicato LAB.

Afirmó además que "esta huelga sirve para concienciar sobre la problemática de los cuidados, que no es exclusiva de las mujeres, sino una obligación de toda la sociedad". "Hay que repartir y reorganizar las tareas de cuidados", apuntó.

Amaia Muñoa, del sindicato ELA, destacó que en ese preciso momento había "miles de personas que están participando en las movilizaciones convocadas en más de 100 pueblos y ciudades". "Esto pone en valor el trabajo hecho por el movimiento feminista junto a las organizaciones sindicales y sociales", indicó.

La portavoz de ELA incidió en uno de los principales puntos de la huelga feminista convocada este jueves. "Pedimos un sistema de cuidados diferente, que ponga a las personas en el centro, y que sea público, gratuito y universal de calidad", afirmó.

"Día histórico"

Desde el movimiento feminista, Naia Torrealdai mostró su solidaridad hacia las dos personas que fueron detenidas por la Ertzaintza a primera hora de la mañana en la empresa Michelin de Vitoria-Gasteiz. Hubo además varias personas identificadas en distintas localidades.

"Hoy es un día histórico, pero no termina aquí. Hoy es un día para cambiar el futuro", subrayó. Entre paraguas, las miles de personas concentradas en Bilbao se preparaban ya para una tarde lluviosa, también en la calle y también de huelga: a las 17.30 habrá una nueva manifestación por las calles de un Bilbao que ha perdido la tranquilidad de un jueves cualquiera.

Amplia adhesión

En un comunicado, el Movimiento Feminista de Euskal Herria ha destacado el amplio seguimiento obtenido por la huelga. En el sector de Educación ha alcanzado el 70% de adhesión, mientras que en Haurreskolak (guarderías) ha llegado al 75%. En el csaso de las escuelas concertadas, el seguimiento ha sido superior al 75% en las ikastolas de la Comunidad Autónoma Vasca y del 90% en el caso de los centros de Navarra.

El movimiento feminista y los sindicatos han denunciado asimismo que "por medio de los servicios mínimos" miles de trabajadoras han visto vulnerado su derecho a la huelga. El caso más notorio se ha registrado en el sector de la Sanidad, donde en algunos Puntos de Atención Continua o Emergencias "se han decretado servicios mínimos del 100%". No obstante, la huelga se ha dejado sentir en lugares como el Hospital de Basurto, en Bilbao, donde ha habido una altísima adhesión entre personal técnico y celadores.