Imaginemos a casi 70.000 personas -equivalente al aforo del estadio Riyad Air Metropolitano en Madrid-, móvil en mano en un chat de Telegram, intercambiando cientos de fotos de carácter sexual de mujeres que no sabían que estaban siendo objeto de esta ciberagresión.

Imaginemos que no es ni mucho menos el único detectado en el país vecino: hay otros chats similares con 25.000 participantes, otro más con 10.000...

El diario portugués Púbico.pt, en un impactante reportaje recientemente publicado, cuenta cómo se intercambian masivamente imágenes íntimas --también cotidianas-- de mujeres, algunas de las cuales se toman bajo las faldas (upskirting), una actividad que no constituye delito en Portugal, a diferencia de otros países como el Reino Unido.

También narra las historias de algunas de las mujeres que sufrieron este tipo de agresión y que lo descubrieron de forma casual, como por ejemplo al ver un extraño aumento de la actividad en los comentarios de sus cuentas en Instagram. Mujeres que no se atrevían a salir a la calle y que se sintieron humilladas y acosadas.

Las imágenes que circulan de mano en mano están etiquetadas con descripciones tales como "Regordete"; "Madre e hija"; "Feo, pero hasta me lo comí..."; "Tugas desconocidas"; "Trans"; "Mujeres embarazadas"... Algunas fotos van geolocalizadas e incluso se aporta el propio nombre de algunas de estas víctimas.

El citado medio se centra en un chat que es, en realidad, "sólo uno de docenas, si no cientos, de grupos similares". Para entrar en estos grupos generalmente basta con un enlace de acceso o una invitación de alguien que ya pertenezca a estos grupos. En el caso que analiza Público.pt, la entrada cuesta 20 euros que se paga vía MB WAY, una especie de monedero virtual muy popular en el país.

Una vez dentro, imaginemos un lugar de encuentro de casi 70.000 depredadores -una cifra que equivaldría a uno de cada 70 hombres portugueses- en busca de imágenes sexualizadas de cualquier mujer.