El histórico Club de las 25 se viste de largo 27 años después de su puesta en marcha para rendir homenaje a mujeres que representan el feminismo en áreas tan diferentes como las artes, la cultura o el periodismo. Históricas por la Igualdad, cuando no estaba de moda, como Cristina Almeida, que por motivos de salud no ha podido asistir al evento, lideran esta organización, que representa uno de los colectivos feministas más longevos de España.

Brillando con luz propia llegaban al Instituto Cervantes este jueves la también premiada, la periodista Silvia Intxaurrondo, junto a Laura del Río, quien recibía el galardón como representante de la Selección Femenina de Fútbol. Era imposible acceder a su sitio entre abrazos, felicitaciones y aplausos que sonaban a su paso.

Sonriente y serena llegaba la actriz Lola Herrera, otra de las premiadas más aplaudidas en el acto, recordando que todo ha mejorado, pero animando a las nuevas generaciones a que no dejen de luchar por el feminismo.

El club

El Club de las 25 es un colectivo feminista formado por mujeres de todos los ámbitos. Les unen la lucha por la igualdad real, la visibilización de mujeres destacadas en todos los sectores y el trabajo en temas que afectan especialmente a las mujeres, como la violencia machista, la brecha salarial o el acoso sexual. 

Y en representación de este grupo feminista estaban su presidenta honorífica, Karmele Marchante, 

La vicepresidenta Teresa Ribera también hacía acto de presencia en el Cervantes de la mano de su director, Luis García Montero, para recibir este reconocimiento en un ambiente dominado por mujeres que defienden en corrillos, en público y en privado, que la red de las féminas hará imparable una sociedad igualitaria.

La artista visual portuguesa, Joana Vasconcelos, y la historiadora del arte y divulgadora cultural especializada en perspectiva de género, Eugenia Tenenbaum, -también premiadas por el Club de las 25'- acabaraban la atención de las representantes del mundo artístico y de las asociaciones de mujeres del arte en un acto ágil, ameno y donde lo que realmente esperaban las asistentes era el contacto directo con cada una de las garlardondas.