Alejandro Finisterre, el amor gallego de Frida Kahlo
Un conjunto de cartas, objetos y cuadernos de 1954 evidencia a relación amorosa desconocida entre la pintora mexicana y el inventor gallego. En sus diarios, Kahlo acredita la importancia de Finisterre y su deseo de terminar su vida a su lado.
Luzes-Público
Fisterra-Actualizado a
Hace dos años recibimos en la redacción de la web Adiante Galicia una serie de correos con información sobre la etapa mexicana del editor e inventor gallego Alejandro Finisterre, un personaje al que dedicamos extensos reportajes. La documentación original había sido entregada por el propio Finisterre a un amigo, vecino de Ciudad de México que desea permanecer en el anonimato y responde bajo las iniciales A.P. Una sección importante de este legado nos hablaba de la relación amorosa desconocida entre la pintora mexicana Frida Kahlo y Finisterre.
Conforman un amplio conjunto de objetos personales, artísticos, cuadernos y cartas enviados por Kahlo a Finisterre en la primavera de 1954, y demuestran que fue el editor gallego el último y el principal amante de su vida. Solo detrás, evidentemente, de su esposo Diego Rivera. Y lo afirmamos con la misma Kahlo como fuente autógrafa en una lista de amantes que ella misma elaboró. Son el descubrimiento de un gran amor secreto que va desde agosto de 1948 hasta junio de 1954. Es una importante carpeta inédita, salida de los propios protagonistas, con su caligrafía, sin especulaciones ni interpretaciones.
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Kahlo le comunicaba en una carta a su último gran amor, Alejandro Finisterre, el envío en primavera de 1954 por medio de su chófer de una serie de cosas muy personales, solo para él; a modo de un regalo testamentario, pocos meses antes de su muerte. Entre el material localizado hay un arca de madera pintada en el exterior e interior, con hojas sueltas, dibujos, una docena de cartas, correspondencia epistolar que abarca desde abril de 1953 hasta la primavera de 1954 y que Kahlo llama la caja de Pandora. Un cuaderno ilustrado dedicado a Finisterre; dos poemarios iluminados para él y el pintor catalán José Bartolí en 1953 (Mi voz sometida, mi cuerpo mutilado y Pura dinamita). Un libro de recetas de cocina recogidas por la propia pintora, una lista de sus grandes amores (21 hombres y mujeres). El cuaderno escolar de 1940 para Diego Rivera y Nickolas Muray. El precioso y amplio Album Negro para Finisterre, de 1953 (127 páginas). Su última carta de amor al gallego a finales de junio de 1954, dos semanas antes de su muerte, donde le anuncia su intención de suicidarse.
Creaciones artísticas ocultas
En general, la colección de A.P. aporta nuevas creaciones artísticas ocultas de Kahlo y curiosas novedades para enfocar los últimos años de la artista de Coyoacán. 352 páginas con textos y dibujos inéditos. Aquí realzo la calidad poética y la belleza plástica de muchos de los escritos de la propia autora, en especial el intenso y vitalista conjunto de poemas de 146 láminas. Como ejemplo de su inédita vena lírica:
"Cenizas de amores fallidos llevo entonces, / luz de sol en mis labios vana perdida / porque todo lo llenas, tú, en tu sombra: / y cuando habla mi voz ya nada escucho / porque en tus palabras / voy como herida. F.K.".
"Con todo lo que sufro aún tengo ánimo para reír. En mi risa desgrano la alegría de haberte conocido"
Ella acredita en sus diarios a importancia de Alejandro Finisterre y su deseo de terminar la vida a su lado. Alex todo lo llena, le hace olvidar a Diego y a otros amantes como Nickolas Muray o José Bartolí. Alejandro, instalado en Guatemala desde 1947, va y viene en su quehacer como empresario editor. Sus estancias en México le dan vida a la sufrida artista, porque "nadie estaba en mí cuando llegaste". Los veranos, los sábados con Alex, aparecen en las hojas malvas tintadas con la sangre de sus venas: "Con todo lo que sufro aún tengo ánimo para reír. En mi risa desgrano la alegría de haberte conocido, de saber que contigo me llega el último suspiro de amor, me río porque en ti y en mí de nueva cuenta el sueño floreció y lo vivimos juntos y es por eso que hoy te quiero más que ayer y ayer te quise más que anteayer. Alex: gracias por mis sueños. Frida Kahlo".
En las cartas que Frida envía en 1953-54 e llama "el otro Alejandro", "el otro Alex". Alex Gómez fue su primer amor de joven, ahora llega un Alex terminal, "español, republicano, comunista". Con el acecho de la muerte ella solloza, resiste, toma aire con su último amor: "Me regresa al mundo, a la vida. Construyó una trinchera donde tendremos tiempo a hacernos el amor. Hoy puede venir la muerte si ella lo dispone así, que morir amando es mejor que morir en soledad", "Alex: mi adorado niño poeta, mi admirado luchador social…".
En esta relación epistolar, la creadora escribió varias cartas desde el Hospital Inglés de México, donde en agosto de 1953 pierde la pierna, una circunstancia traumática. "Amado Alex: Hoy que sé que me dejas tengo en mi espalda una carga de siglos sobre las espaldas, una visión melancólica en mis pupilas y un dolor en mi cuerpo acosándome… Y todo por hurgar en los misterios del amor y en el tiempo, paciente busqué desnuda y descalza pa´no ser vista, ni oída por los sótanos del corazón". "En silencio te amé y te observé desnudo y en la maraña de la vida contemplé tu historia y en ese intento se me rompieron las vértebras y las piernas, mi sonrisa también se quebró, no pude salir del sufrimiento", lamenta esta alma enferma. "Aunque puedo decir que soy otra, distinta, sé que ya no puedo reír, ya no puedo quitarme el miedo al amor, hoy camino la ruta del silencio, el dolor ya es tan mío como mi vida. Alex, hoy en la tierra existe alguien que te ama, yo. Frida Kahlo", manifiesta con toda la resonancia de la abandonada. El amado anda por el mundo en sus negocios, no la atiende como ella desea, no le devuelve a tiempo su llamada. Es una carta preciosa, llena de dolor y amor, de humanidad desgarrada, que no fue respondida como ella quiere y por eso en otras letras revienta de desamor.
El 10 de abril manda a Alejandro una carta "en este cabrón hospital" donde está bien atendida por las "enfermeritas". Pero se muestra resentida, critica a Alejandro por su fría última carta que entiende como una despedida, una ruptura, por eso lo reprende por "tu adiós cobarde dado en una simple carta donde entre otras chingadas me dices que nunca te olvide, que nunca te deje de querer". "Nunca pensé que tú pudieras destruir tan bellos anhelos", reclama la artista a su amante, pero reconoce: "Alex, yo te quiero", "te llevo muy dentro de mí y sé que tanto quererte es un pecado". "¿Cómo puedes vivir sin mí?", pregunta Frida.
En otra de las misivas vemos templados sus pensamientos de desamor por una nueva respuesta de su amado atendiendo sus penas. Es la etapa de principios de 1954, cuando empieza a enviarle a Alex cosas personales, algunos cuadros. Dice que está sin dinero y sin pierna ("sin mosca y sin pata"); a pesar de la tranquilidad de sus expresiones y la claridad de la letra, sola la despedida, el adiós de una mujer que siente ya a Catrina, y quiere ofrendar sus "retablos", pedazos de ella misma, a su amante.
Un óleo con Chavela Vargas
"Alex: Mi niño chulo, espero que cuando tengas esta humilde cartita te encuentres en magníficas condiciones de vida, por acá sin mosca y sin pata y que sé que muy pronto me va a llamar patas de catré, te sigo enviando algunas cosas mías muy íntimas esperando que pa´ cuando yo muera tú las sepas dar el uso que mejor convenga". Así indica que "en esta ocasión te envío un óleo donde estoy con mi gran Chavela Vargas que pa´la cantada es muy buena, pal´petate es mejor, es como dice el dicho, calor subido al pecho y bajado al corazón"
Insiste en el regalo y en la premonitoria secuencia de estar ante el último trance de una intensa pero corta vida: "Mi niño, este cuadrito pasa a ti en forma Total, pa' los usos que mejor te convengan y que después de que muera tú sabrás qué hacer. Me despido dándote las gracias por todo lo que me has ayudado y el cariño y pasión que siempre me profesas. ¡Te amo! Intensamente. Frida Pata de Palo Kahlo".
Alejandro Finisterre contesta a Frida, pregunta si le quiere. Ella responde "Alejandro Fin de Tierra; mi niño amado… Eres de mis amores uno de los que más he amante". Aclara que "mi gran amor es mi niño sapo, mi niño gordo, mi Diego, pero tú Alex eres uno de mis grandes amores". Luego participa el envío de un "pequeño cuadernito" para que lo guarde; "en él te voy a enumerar algunos de mis amores, pasiones, desvaríos, son como dicen las mojigatas: virtudes públicas, vicios privados". "Alex, espero que en tus manos y en tu memoria sean estas confesiones un secreto tan enterrado y encadenado como una tumba". Él cumple el mandado, mientras vivió el gallego, este legado permaneció oculto.
Frida encabeza la siguiente misiva con un "Amado Alex: mi hermoso niño". Se queja de dos proyectos del "cabrón de Diego"; la idea de guardar sus cosas en "la casa de San Pablo" y en un cuarto secreto, oculto de todos. Ella logra sustraer algunos objetos y se los manda a Alejandro por el fiel chófer Manuel, "y esto te lo digo pa´que guardes él secreto porque si Diego se entera nos mata a los dos. Gracias, te amo". A Frida le habían amputado la pierna, se ve inútil, un estorbo, una muñeca rota que nadie puede amar, que solo da pena.
"Él hecho es que al cabrón de Diego se le metió [sic] dos ideas muy delirantes, el primer caso y que ya está en marcha, la casa en San Pablo pa´sus ídolos, y la otra, que muy pronto también será una realidad, el hacer 'arqueología del Futuro' y esto es que van a cerrar un cuarto secreto donde van a a guardar un montón de chingaderas pa´que en el futuro sea descubierto por los arqueólogos y él mundo sepa cómo vivíamos, el cuarto es un baño donde él metía ya muchas cosas: fotos, papeles, notas, pinturas, artesanías, arqueología… Y yo mirando».
"Desde hoy y por la distancia seré la mitad de tu pierna, de tu cuerpo, de tu vida y de tu muerte"
Le hace en otro escrito una larga lista de preguntas a su Álex. Él le manda la respuesta a su «amante Firita». El gallego habla de sus proyectos culturales, la revista Ecuador 0º0´0´´, la editora que tanto apoyó el exilio español. Renueva el amor a su amada, el ansia de verla. Se reafirma en la sinceridad de sus palabras, no puede fallarle por cuatro razones: "Faltaría a mi estirpe española, a mi mística de poeta, a mis ideas de comunista y a ser hombre sí así lo hiciera". "Desde hoy y por la distancia seré la mitad de tu pierna, de tu cuerpo, de tu vida y de tu muerte. Frida, eres todo en mi existir".
Sigue replicando a Frida: "En primer lugar me preguntas que si ya se me olvidó la fecha que vine por primera vez a México, respuesta que no se me olvidó, ni se me olvidará, el 23 de agosto de 1948 y cómo no me voy a acordar de La Bomba Atómica, si aún hoy me da la risa cuando viene a mi mente". Está citando la pulquería La Bomba Atómica, donde Alejandro vio a Diego y Frida, en un momento de cambios en la vida de la artista, en otra crisis de celos y abandonos con su esposo. En la misma carta menciona a dos de sus amigos de la cultura hispana, las fiestas en los canales de Xochimilco, las canciones de Frida. "Por cierto linda que al gran Rómulo Gallegos y a Ciro Alegría les gusta mucho aquellos versillos que me cantabas cuando íbamos a Xochimilco, ¿te acuerdas?… De su pistola me gusta la cacha, présteme usted un momento y dale vuelo a la hilacha".
La intensidad vital concentrada en el cuaderno y en las cartas de Kahlo, el deseo de luchar contra la enfermedad y trazar planes de futuro, esos ratos de luz en medio de tantos otros de dolor y agitación, también son compartidos por Finisterre, que planea vivir en México, estar junto a ella definitivamente, mientras se ocupa de la editora fundada en Ecuador, de su labor cultural y política. "Espero haberte dado ya respuesta y si no piensa que el mes que entra esté ya instalado en mi casa de Montes de Oca en México (nuestra antigua vida de amor) y poder volvernos a amar, por acá nada más me detienen detalles de Ecuador 0º0´0´´. Me despido amándote como nunca y deseando estrecharte entre mis brazos. A FinisTerre".
La epístola más larga de Kahlo es tan dura como emotiva; dos hojas de pulso en tensión, desde la primera línea: "Alex: mi adorado niño poeta, mi admirado luchador social". Explica que se encuentra "por acá pues muy mal y este es el motivo por el cual te escribo, Alex, mi niño tu eres tal vez él único hombre –después de Diego– que valió haberme enamorado, haberme entregado a ti, hoy a la distancia, cuando todo ya pasó, cuando el tiempo nos come y en mi caso cuando la muerte nos llama pa´ habitar él Mictlán, es el momento de las cuentas muy claras y el chocolate espeso".
Abandonada por todos
Frida en los primeros meses de 1954 se ve desarborada, sola, abandonada por todos, por Diego y los amigos. "¿Sabes, mi niño? Ya no tengo miedo a la muerte, le tengo miedo al dolor y ahora en mi vida cada segundo es como un minuto de dolor, hoy que ni siquiera puedo escribir, hoy que me 'mocharon la pata', que mi columna está hecha astillas, hoy que la mente está nublada por la marihuana, el Demeral, el pulque, el tequila y el desamor, hoy que como nunca sufro la indiferencia y abandono de Diego, hoy que las amigas presurosas se marchan, hoy que solo puedo dar lástima o causar morbo pienso que quitarme la venida, es un acto de gran valentía y honor,no tengo otra salida".
La amiga ve ya el rostro de la muerte, se abre como nunca a su amigo y le informa que junto a la carta envía "...objetos muy personales; cartas, apuntes de mi vida que he venido escribiendo en estos últimos meses –finales de 1953 hasta ahora–, objetos varios que casi nadie conoce y que solo una persona como tú, que me quisiste mucho y que yo te quiero, 'necesita', son objetos que no tienen ningún valor monetario pero pa' mi valen mucho porque son salidos de mi corazón, de mi 'caja de Pandora', pienso que no hay mejores manos que las tuyas pa´ ponerlos y al tenerlos tú es estar hasta la eternidad contigo, si algún día piensas que estorban, quémalos, al fin y al cabo las cenizas son resultado del fuego de la vida que se apaga. Sé que muy pronto el Señor Mictlantecutli vendrá por mí, ojalá sea pronto, que llegue cuando esté yo pintando, junto a Diego o en la próxima manifestación comunista a favor del Gobierno Democrático de Arbenz, al fin y al cabo esta vida valió la pena vivirla por tres cosas: por ser pintora, por amar a Diego y por ser comunista".
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