La victoria de AfD en Alemania aúpa a la extrema derecha más radical de Europa
Los dirigentes de la ultraderecha europea (Le Pen, Orban, Meloni) callan ante el triunfo de los ultras en el 'lander' de Turingia y el fuerte ascenso en Sajonia, mientras que el canciller Scholz califica los resultados como "preocupantes".
María G. Zornoza
Bruselas-
Geert Wilders, Marine Le Pen, Matteo Salvini o Viktor Orban han evitado pronunciarse sobre la primera victoria de la extrema derecha en Alemania desde el nazismo. Alternativa por Alemania (AfD) logró el domingo el triunfo en el lander de Turingia y lo rozó en Sajonia. El partido fue expulsado de por Marine Le Pen hace meses de su familia europea por blanquear el régimen nazi y a las SS.
Turingia se convirtió el domingo en el primer estado federado en dar el triunfo a la ultraderecha desde la Segunda Guerra Mundial. Precisamente en esta región de la antigua República Democrática Alemana (RDA) fueron elegidos hace un siglo los primeros diputados nazis. El líder actual de AfD Turingia, Bjorn Hocke, ha sido condenado en dos ocasiones por utilizar símbolos y discursos nazis y en 2019 fue elevado a categoría de "fascista" por un tribunal del país.
AfD ha ganado en este estado con el 32,8% de los votos; en la vecina Sajonia se quedó a un solo punto de la Unión Democristiana (CDU). La otra sorpresa vino de la mano de la populista de izquierdas Sahra Wagenknecht, que se aseguró el bronce en sus primeras elecciones en el país. Su alianza BSW defiende políticas económicas progresistas con un discurso antiinmigración y prorruso. Podría tener la llave para la gobernabilidad. Y ha fijado el precio de su apoyo en el freno de la ayuda a Ucrania y en el avance en las negociaciones de paz con Vladimir Putin.
La CDU ha dejado claro en varias ocasiones que no pactará con la extrema derecha. Aunque no ha cerrado la puerta a apoyarse en BSW. Todo apunta a que el cordón democrático se aplicará en Alemania oriental. Pero es cada vez más frágil. Aunque no gobierne, AfD podría bloquear resoluciones que requieran mayoría de dos tercios en las cámaras, como es el caso de la elección de jueces.
Y su auge ya ha tenido impacto en las políticas establecidas desde Berlín. Tras el atentado reciente en la ciudad de Solingen, que fue instrumentalizado por la extrema derecha, el Ejecutivo adoptó un paquete de medidas para expulsar a migrantes y deportó a 28 personas por primera vez al Afganistán de los talibanes.
Todos miran ya a las elecciones generales que el país celebrará dentro de un año. Si tuvieran lugar hoy, AfD sería la segunda fuerza del Bundestag, por delante de los Socialdemócratas. El Gobierno central liderado por Olaf Scholz sale muy dañado de estos comicios. Los socios de coalición Verdes y Liberales no alcanzan el umbral mínimo del 5% y se quedan sin representación en los Parlamentos de Turingia y Sajonia. Mientras que la buena noticia para los Socialdemócratas es que a pesar de encajar unos resultados bajos históricos, no desaparecen.
"Los resultados de la AfD en Sajonia y Turingia son preocupantes. Nuestro país no puede ni debe acostumbrarse a esto. La AfD está dañando a Alemania. Está debilitando la economía, dividiendo a la sociedad y arruinando la reputación de nuestro país", ha reaccionado el canciller en unas declaraciones que recoge la agencia Reuters.
Una tendencia que se consolida
El resultado de Alemania ratifica el auge de las fuerzas de extrema derecha en la UE. Recientemente se han consolidado en Italia y Hungría y han pasado a formar parte de los Gobiernos en Finlandia o Países Bajos. En las últimas elecciones al Parlamento Europeo lograron el mejor resultado de su historia, aunque lejos de aunar sus fuerzas se dividieron todavía más en tres familias: los Conservadores (ECR) de Meloni; los Patriotas de Orban, Vox y Le Pen; y los Soberanistas de AfD.
Sin embargo, durante la legislatura pasada, los alemanes compartían filas con Identidad y Democracia, la formación de Le Pen y Matteo Salvini. Pero fueron expulsados poco antes de las elecciones europeas después de las declaraciones de uno de sus líderes blanqueando el nazismo. Para no quedar esquinados en el fondo del Hemiciclo han formado la familia de los Soberanistas. Se Acabó la Fiesta (SAF) del agitador Alvise estuvo en negociaciones para unirse a sus filas sin éxito. Ahora ha tocado la puerta de Meloni, que continúa analizándolo.
Fundada en 2013, AfD representa una de las alas más duras y extremas de la ultraderecha europea. Tras la crisis financiera de 2008 nació con la idea de abandonar el euro. Una década después su discurso se centra en la oposición a la inmigración. Su ideario bebe de euroescepticismo, guiños a Rusia, mano dura con los inmigrantes y negacionismo del cambio climático.
El calendario electoral que está por venir arroja más presión a una UE donde las fuerzas euroescépticas avanzan sin freno. Este otoño, el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) se dispone a ganar los comicios en Austria. A comienzos de este milenio, tras su entrada en el gobierno del país alpino, la UE le impuso sanciones diplomáticas. Ahora, 24 años después, este escenario no se concibe y la presencia de estas fuerzas en las instituciones es cada vez más firme y está más normalizada.
Las dos citas clave llegarán en el eje franco-alemán, cuyos liderazgos en París y Berlín están muy debilitados. Los alemanes acuden a las urnas en septiembre de 2025 y los franceses votan a su próximo presidente tras Emmanuel Macron en 2027. Antes, las elecciones de Estados Unidos también tendrán un fuerte impacto en este lado del Atlántico, especialmente si Donald Trump regresa a la Casa Blanca.
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