Washington
Actualizado:El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado este jueves una orden presidencial para reducir las protecciones legales que protegen las empresas de redes sociales en cuanto a lo que se publica en sus plataformas. Trump concreta de este modo su guerra permanente contra empresas como Twitter, Facebook, Google o YouTube, a las que el presidente ha acusado recurrentemente de limitar la libertad de expresión y de censurarlo a él y al Partido Republicano.
La orden podría provocar, de este modo, que estas empresas, ante el temor de que haya represalias contra ellas por los mensajes publicados, prefieran borrar las publicaciones o bloquear usuarios, en lugar de simplemente comprobar los hechos o alertar de ciertos contenidos (por violentos, no aptos para menores, etcétera), como sucede ahora.
Con todo, expertos citados por la cadena ABC han alertado que es probable que la reforma legal que plantea la orden sólo pueda ser realizada por el Congreso, por lo que el futuro a corto plazo de la orden queda muy en duda y la norma se expone desde luego a recursos ante los tribunales del país.
El presidente estadounidense, que compareció junto al fiscal general William Barr en el despacho oval, afirmó que esta acción pretende "defender la libertad de expresión de uno de los mayores peligros". Tras esto calificó a las empresas de redes sociales como "monopolios" y condenó la acción de Twitter de cuestionar sus dos tuits el martes como "activismo político", según recoge The Guardian.
Cuando los medios presentes le han preguntado a Trump por qué no había borrado su cuenta de Twitter si cree que la plataforma es parcial, el presidente simplemente ha culpado a los medios: "Si tuviéramos una prensa justa en este país, lo haría en un abrir y cerrar de ojos", ha señalado.
Tras la firma de la orden, Trump informó de que el fiscal Barr trabajaría con los Estados para que establezcan sus propias normativas y apuntó que la administración federal desarrollaría políticas para evitar que las empresas que "suprimen la libertad de expresión" reciban los dólares de los contribuyentes.
El detonante de esta medida fue la decisión de Twitter el pasado martes de cuestionar la veracidad de dos mensajes de Trump sobre el voto por correo en las elecciones presidenciales de noviembre. Twitter les colocó a ambos tuits una señal de exclamación junto a una alerta de verificación que enlazaba al siguiente apartado: Obtén los hechos sobre el voto por correo.
Esta decisión encolerizó a Trump y desató una oleada de críticas y acusaciones del presidente contra ésta y otras compañías de redes sociales, a las que ha acusado, entre otras cosas, de censurar a los republicanos para que pierdan las elecciones de noviembre y de "estar creando la narrativa" de que actuó tarde en la respuesta a la covid-19. Curiosamente, todo ello por Twitter.
La orden de Trump reclama a la Comisión Federal de Comunicaciones (una agencia estatal) que endurezca la supervisión de los medios online y las redes sociales mediante la reforma del artículo 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones. Esta norma estatal exime en gran medida a esas empresas de la responsabilidad de gran parte del contenido de sus sitios web.
En cuanto a la justicia estadounidense, ya ha dictaminado varias veces contra la visión de Trump sobre las redes sociales. El pasado miércoles, por ejemplo, un tribunal federal de apelación en Washington rechazó una demanda que la organización legal conservadora Freedom Watch presentó en 2018 contra cuatro grandes empresas de tecnología: Google, Facebook, Twitter y Apple.
En este caso, los demandantes acusaban de censura a estas compañías pero los jueces del tribunal resolvieron que, a pesar de la enorme influencia que tienen estas empresas en el ámbito comunicativo, no pueden violar la primera enmienda de la Constitución (sobre libertad de expresión) porque ésta sólo regula a los gobiernos, no al sector privado.
El director ejecutivo de Twitter, Jack Dorsey, respondió ayer a Trump a través de la red social sobre las acusaciones de censura. Dorsey aseguró que los tweets de Trump "pueden hacer pensar a la gente que no necesita registrarse para votar y sólo los votantes registrados reciben la papeleta de voto" y defendió que la decisión de alertar sobre la veracidad de los tuits del presidente no convierte a Twitter en un "árbitro de la verdad".
"Nuestra intención", argumentó, "es conectar los puntos de las declaraciones conflictivas y mostrar la información en disputa para que la gente pueda juzgar por sí misma. Es fundamental que haya más transparencia por nuestra parte para que la gente pueda ver claramente el porqué de nuestras acciones".
Dorsey defendió que Twitter continuará señalando "información incorrecta o controvertida relacionada con las elecciones a nivel mundial".
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