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Radiografía de la extrema derecha francesa: ¿qué ha pasado para que los ultras aspiren al Elíseo?

La Agrupación Nacional de Marine Le Pen concurre por primera vez con "serias" opciones de ganar las elecciones legislativas. "El macronismo está debilitado, los recortes sociales le han pasado factura" señalan los expertos.

Carteles de campaña de Marine Le Pen y Jordan Bardella, candidatos de la extrema derecha en Francia.
Carteles de campaña de Marine Le Pen y Jordan Bardella, candidatos de la extrema derecha en Francia. Mathieu Thomasset / Hans Lucas / AFP

La extrema derecha francesa lleva dos semanas repartiendo papeletas por los mercados, pueblos y bocas de metro de todo el país. Marine Le Pen y su mano derecha, Jordan Bardella, encabezan todas las encuestas de cara a estas elecciones. La Agrupación Nacional concurre por primera vez con "serias" opciones de llegar al palacio del Elíseo. La última –y única– vez que los fascistas estuvieron al frente del Gobierno fue hace ocho décadas, durante el conocido como régimen de Vichy, colaboracionista con los nazis. ¿Por qué han vuelto a calar estos discursos? 

La animadversión que despierta Emmanuel Macron y las ganas de probar algo distinto son dos de los factores que pueden explicar la subida de la extrema derecha en Francia. "El macronismo está completamente debilitado, porque ha aplicado unas políticas de recortes sociales y medidas neoliberales que le han pasado factura. El partido se hunde en todas las encuestas. La gente está descontenta y una parte de ese descontento está siendo canalizado por la Agrupación Nacional, que aparece como principal alternativa", señala Aldo Rubert, investigador y profesor de Sociología Política en la Universidad de Lausanne.

El presidente galo anunció la disolución de las Cortes nada más conocer los resultados de su partido en las elecciones europeas del pasado 9 de junio. La extrema derecha consiguió reunir el 31,37% de los sufragios y duplicó el porcentaje de los macronistas. "Le Pen celebró el adelanto electoral porque parte como caballo ganador. Macron pensaba que, en una posible segunda vuelta contra la extrema derecha, podía conseguir el voto de las izquierdas. El cálculo ha sido nefasto, porque las izquierdas se han unido y seguramente pasen a esa segunda vuelta. Los antimacronistas ven en la extrema derecha una opción real para deshacerse de Macron", continúa el docente. 

La izquierda francesa fracasó de manera estrepitosa en sus múltiples intentos para fusionarse durante los siete años de Gobierno de Macron. Hace una semana, los distintos partidos que conforman el arco progresista cerraron un acuerdo para frenar a la extrema derecha y concurrir a las elecciones bajo las mismas siglas: Nuevo Frente Popular. "Le Pen y Bardella consideran que la agrupación de izquierdas es su rival a batir, porque la cosa va a estar entre ellos", explica Uxía Carral, profesora de la Universidad Carlos III de Madrid.

"La campaña, de momento, consiste en lanzar ataques contra Emmanuel Macron. La baza de disparar contra las izquierdas se la guardan para la segunda vuelta", prosigue la autora de la investigación Estrategia de comunicación organizacional en redes sociales: análisis electoral de la extrema derecha francesa en Twitter. El último sondeo publicado el pasado lunes por Le Figaro prevé una estimación de voto del 36% para la formación ultra, medio punto más que en la anterior encuesta del mismo instituto demoscópico.

Le Pen y Bardella: mismo libro, distinta portada

La Agrupación Nacional llega a los comicios de este domingo con el reto de hacer primer ministro a su candidato, Jordan Bardella. Las fuentes consultadas por este diario reconocen, sin embargo, que tienen difícil conseguir una mayoría lo suficientemente amplia en la segunda votación. "La extrema derecha francesa presenta a su candidato [Jordan Bardella] como el yerno perfecto. Este es el mensaje que difunden a través de la prensa afín y las redes sociales. Es una forma de blanquear su imagen y hacerlo presidenciable, anulando por completo su ideología", advierte Cristina Fernández Rovira, periodista y politóloga. 

Bardella tiene 28 años y no se presenta como un político al uso. El presidente de Agrupación Nacional presume de haber crecido en el barrio de Saint-Denis (París), donde un 30% de los residentes son personas migrantes, según datos del Institut National de Statistique et des Etudes Economiques (INSEE). El mensaje no es casual: el control migratorio encabeza el programa de Gobierno de la extrema derecha francesa. La seguridad, los impuestos a las grandes fortunas, la "preferencia nacional" y la reindustrialización de Francia son otras de sus propuestas estrella.

Marine Le Pen superó en 2017 los resultados de su padre, Jean-Marie Le Pen, como dirigente del partido. El apellido, sin embargo, todavía pesaba lo suficiente como para proponer un cambio de liderazgo. "Los Le Pen son la imagen del Frente Nacional –nombre del partido hasta 2018–, por eso mucha gente no conectaba con ellos. Bardella no representa esas siglas, sino las de Agrupación Nacional. Los candidatos de las distintas provincias hacen campaña por Bardella", señala Uxía Carral. Le Pen consigue mantener a la derecha más radical y Bardella, en cambio, capta el voto de los jóvenes y el sector más moderado.

La "desdemonización" de los ultras

El cambio de discurso y candidaturas ha permitido que el partido ultra conecte con un público más amplio y heterogéneo, dos factores que la marea lepenista nunca había conseguido vincular. "La prensa dice que Agrupación Nacional ha dado un giro pragmático para convertirse en un partido más formal. Esto no es cierto, porque siempre han intentado aparentar cierta moderación. Los cambios han permitido que sus líderes sean presidenciables, pero la ideología sigue siendo la misma", subraya Arsenio Cuenca, investigador en l'École Pratique des Hautes Études de París. 

Las fuentes consultadas por Público coinciden al definir la batería de propuestas de Agrupación Nacional como un "programa de mínimos" para seducir a los nostálgicos del esplendor francés. "Le Pen y Bardella defienden que los franceses siempre tienen que estar por encima. Lo que dicen es que Francia y el pueblo francés –concebido de una forma reaccionaria– vivirían mejor sin tanta migración, porque comparten el mantra de que las personas racializadas son las culpables de la crisis, la violencia y los altercados", continúa el profesor. El partido propone, entre otras cuestiones, retirar las ayudas sociales a las familias con hijos reincidentes y dejar a las personas migrantes sin sanidad pública.

La extrema derecha francesa lleva planteándose como una alternativa al régimen desde las elecciones presidenciales de 2017, cuando Le Pen se midió a Macron en la segunda vuelta. La gente por aquel entonces cerró filas con el reto de cercar a los ultras. El escenario ahora es diferente, fundamentalmente por la "desdiabolización" de Agrupación Nacional. "Esto sucede en un campo mediático que está profundamente derechizado. Las cadenas de información están en manos de Vincent Bolloré, un empresario que llena los platós de tertulianos que normalizan los discursos de la extrema derecha y difunden bulos contra las izquierdas", denuncia Aldo Rubert. 

¿Quién vota a la extrema derecha francesa?

El lepenismo germina sobre todo en zonas obreras y rurales, donde el sentimiento de "olvido" circula con más fuerza. El mapa, no obstante, es bastante heterogéneo. "La extrema derecha articula muy bien una frontera de clase: la lucha debe ser contra los de más abajo. Esto viene a garantizar que siempre habrá gente peor [que sus votantes]. El electorado de Agrupación Nacional pertenece a una clase media-baja que se resigna a ser clase baja. Es una población de origen popular que vive con el miedo de perder lo poco que tiene", destaca el sociólogo.

Los simpatizantes de la extrema derecha creen en la "meritocracia" y defienden que la forma de progresar en la vida tiene un componente económico. "La gente hace una lectura económica de la realidad, pero desde un prisma racial. Esta es una de las claves del éxito de la extrema derecha francesa. No podemos explicar su crecimiento sin esta hostilidad", termina Aldo Rubert. Históricamente, Le Pen calaba mejor en núcleos menos urbanizados, pero el comportamiento de los electores ha sufrido "ligeros" cambios. "En estos momentos no existen diferencias territoriales tan evidentes. El resultado de las europeas es la gota que colma el vaso tras muchos años de descontento con el macronismo", sugiere Uxía Carral. Emmanuel Macron ni siquiera aparece en los carteles electorales de su partido.

"El panorama es bastante desolador, porque la izquierda no consigue llegar a los grandes bastiones de Agrupación Nacional. La extrema derecha, muchas veces, tampoco, pero consigue aglutinar el voto de los resentidos. Le Pen y Bardella están planteando la campaña como una contestación al régimen", matiza Arsenio Cuenca. Los expertos creen que muchos abstencionistas votarán este domingo al candidato del lepenismo. Las redes sociales también juegan un papel fundamental, de hecho, tres de cada cuatro vídeos anticipan desde hace semanas una posible celebración. "No se dan por ganadores, pero insisten en que son la primera opción para rascar votos y pelear por la mayoría absoluta", sentencian las fuentes. 

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