Rachele Mussolini, la nieta del dictador que abre una brecha en la coalición de Meloni
Desafiando su genealogía familiar y su tradición política, ha decidido cambiar de partido sobre la base de una defensa "progresista" de los derechos civiles, pero los medios italianos apuntan a una insatisfacción dentro de su antiguo partido.
Roma-Actualizado a
Su apellido no deja indiferente a nadie. Llamaría la atención en cualquier contexto y desde luego si se trata de la política italiana. Ha estado siempre vinculada a la ultraderecha del país y que hoy lidera la jefa del Gobierno transalpina, quien hoy sin embargo considera demasiado conservadora. Desafiando su genealogía familiar y tradición política, ha decidido cambiar de partido y pasar de los ultraconservadores a la derecha europeísta.
Ella justifica su cambio sobre la base de una defensa "progresista" de los derechos civiles y una visión "moderada" de la política pero los medios italianos apuntan también a una insatisfacción, dentro de su antiguo partido, por no haber entrado en las listas para las últimas Elecciones Europeas.
Rachele Mussolini (Roma, 1974), nieta del dictador italiano Benito Mussolini, esta semana ha abandonado Hermanos de Italia (HDI), la formación ultraconservadora de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, para entrar en las filas de los populares transalpinos de Forza Italia (FI), el partido de centro-derecha liderado por el europeísta Antonio Tajani.
La noticia, estos días, ha circulado rápidamente a nivel italiano e internacional porque una Mussolini comprometida con los derechos civiles (entre ellos también el de los homosexuales, según apuntaban cabeceras progresistas como La Repubblica), posee una considerable carga simbólica.
Hija del músico Romano Mussolini y la actriz Carla Puccini, Rachele Mussolini nació hace cinco décadas en Roma y asegura haber aprendido de su padre, "quien se avergonzaba del saludo fascista", la "tolerancia, la bondad y la lucha contra los prejuicios". Unos prejuicios, ha explicado en varias ocasiones Rachele, que ella misma ha vivido, "lógicamente", por un apellido vinculado a un capítulo oscuro de la historia de Italia.
Durante más de veinte años ha estado vinculada a la acción política de la ultraderecha en Italia, primero cuando ésta se circunscribía al partido Alianza Nacional (AN) y luego cuando pasó a llamarse Hermanos de Italia (HDI) con Giorgia Meloni, la actual primera ministra italiana, como refundadora de la formación en 2012. En 2016 entró formalmente en el grupo político de extrema derecha, convirtiéndose en miembro del Ayuntamiento de Roma. En las últimas elecciones municipales de la capital italiana ha sido la política más votada dentro de Hermanos de Italia (HDI) en 2021.
Se define "moderada", "centrista" y "no tan de derecha" como Giorgia Meloni y su Hermanos de Italia (HDI). Defiende una idea "progresista" y "laica" de la familia (para ella habría que proteger el modelo tradicional, pero "la sociedad ha cambiado") y no comparte la visión "católica" de un sector de su partido, aunque la respeta.
En los últimos días Rachele Mussolini ha justificado su salida a sus compañeros de partido sobre la base de "razones personales y de sensibilidad (política)" para emprender "un nuevo camino", donde en el pasado ha llevado a "hacer importantes renuncias precisamente para no cambiar determinados equilibrios".
La noticia relativa a su marcha ha sido una noticia revelada por el diario progresista italiano La Repubblica, quien ha destacado el compromiso de la derechista en relación a los derechos civiles en general, entre ellos los de la comunidad LGTBIQ+.
Rachele Mussolini ha llamado la atención en los últimos años por su moderación a pesar de su tradición política, tal como han recordado en los últimos días los principales medios de comunicación italianos, tanto conservadores como progresistas. Lo cual a muchos podría resultar sorprendente al confundirla con su hermanastra, Alessandra Mussolini, mucho más conocida entre los transalpinos y mucho más polémica en el debate político italiano, tanto en el Parlamento como sobre todo en las tertulias políticas televisivas.
De primeras, la moderación de Rachele Mussolini marcada por el paso del ultraderechista Hermanos de Italia (HDI) de Giorgia Meloni al europeísta Forza Italia (FI) de Antonio Tajani, podría sonar a blanqueamiento político, fruto de una decisión coyuntural. Pero sorprende como las principales cabeceras italianas, tanto más acorde como menos afines al ala derechista que gobierna el país, destacan el historial de moderación de Rachele Mussolini dentro del partido que hoy lidera la actual jefa del Ejecutivo transalpino.
En una entrevista de hace pocos días, Rachele Mussolini ha destacado la diferencia, en política, entre "expresar libremente tu propio pensamiento y tener la posibilidad de concretarlo", como eje central de su cambio de partido. Aun así, ha declarado sentirse "orgullosa del Gobierno de Giorgia Meloni".
En los últimos años Rachele Mussolini ha declarado tener
"una mente abierta" acerca de muchas cuestiones "respecto a las posiciones de mi propio partido", Hermanos de Italia (HDI). Una formación que, en numerosas ocasiones en el pasado, le ha pedido "no conceder entrevistas en televisión" por si su figura representaba un símbolo de "extremismo".
Ella siempre lo ha considerado un "error, ya que su moderación habría podido ser precisamente una "garantía" para la formación ultraderechista. Desde el punto de vista estratégico, de hecho, resulta insólito que la primera ministra italiana no haya aprovechado el valor político de Rachele Mussolini para defender precisamente la fórmula meloniana que une ultraderechismo y europeísmo frente a las derechas de Le Pen, Vox y Viktor Orbán.
Pero podría no ser oro todo lo que reluce. Según otra versión que aportan reconocidos medios italianos como el histórico Corriere della Sera, Rachele Mussolini podría haber pasado a Forza Italia (FI) por razones de trayectoria política. La nieta del duce llevaba ocho años como miembro del partido de Meloni en Roma y el hecho de no haberse visto en ninguna lista electoral nacional tras las generales de 2022 habría preferido salir de Hermanos de Italia (HDI).
En todo esto Forza Italia (FI), el partido del expresidente del Parlamento Europeo podría sacar partido de la operación política para desgastar a la jefa del Gobierno italiano dentro de su misma coalición intentando, a largo plazo, que la actitud y el tono de derecha moderada sea más rentable dentro de las filas del partido del ministro de Exteriores que no dentro de la formación de la presidenta del Gobierno.
Al final, sólo los hechos demostrarán si la entrada de Rachele Mussolini a las filas de los derechistas moderados de Forza Italia (FI) se basan efectivamente en su visión de los derechos civiles o un oportunismo político. En este clima, los populares de Tajani tendrán que jugar bien sus cartas para hacer valer este sonado traspaso político. Si sale mal, la nieta del duce será una piedra en el zapato y una ventaja para la primera ministra italiana. Pero si sale bien, los forzistas obtendrán una victoria emblemática: una Mussolini europeísta y defensora de los derechos civiles. Hace 80 años habría costado trabajo imaginarlo.
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