Entrevista a Ociel López, sociólogo"El perdedor de las elecciones en Venezuela deberá reconocer el resultado o llevará al país a la violencia"
Madrid-
¿Qué sucederá en Venezuela el 28 de julio? Ésa es la pregunta que muchos se hacen y sobre la que nadie tiene certezas, ni siquiera las consultoras demoscópicas que otorgan una clara ventaja al candidato derechista de la oposición, Edmundo González Urrutia, sobre el mandatario Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales del próximo domingo.
Tras un cuarto de siglo en el poder, un chavismo desgastado se plantea por primera vez una posible derrota en las urnas y fía su suerte a su capacidad de movilización para salir airoso de la contienda. Por su parte, la oposición juega todas sus cartas a la popularidad de su principal dirigente, María Corina Machado, inhabilitada para postularse, pero protagonista principal en la campaña, con un perfil extremista que recuerda al brasileño Jair Bolsonaro o al argentino Javier Milei.
Gane quien gane, el futuro del país pasará por comprobar cómo se comporta el perdedor de los comicios tras la noche electoral, explica en una entrevista telefónica con Público el sociólogo y profesor universitario venezolano Ociel López, autor del libro Elecciones en Venezuela 2024: ¿qué pasará? Escenarios probables y sus causas.
Venezuela afronta las elecciones presidenciales más decisivas desde la llegada al poder de Chávez. ¿Qué escenarios se vislumbran en estos comicios?
Hay dos grandes escenarios. El primero, para el día 28, pasa por el hecho de que Edmundo González (candidato de la opositora Plataforma Unitaria) pueda absorber todo el malestar social realmente existente por la situación económica y por todo lo que ocurrió en el país en los últimos años, sobre todo a partir de la muerte de Hugo Chávez (el expresidente venezolano fallecido en marzo de 2013). Es un escenario que cada día se va volviendo más probable cuando hace tan sólo dos meses parecía algo totalmente imposible. Pero también hay que tener en cuenta que la cancha está pintada muy a favor de Maduro en términos generales.
La migración masiva de los últimos años (más de 7,7 millones de venezolanos salieron del país, según Naciones Unidas) redujo tremendamente el padrón electoral y el partido del Gobierno (PSUV, Partido Socialista Unido de Venezuela) sigue conservando mucho poder en vastos territorios del país, lo que se traduce en una maquinaria que permite movilizar gente, y aunque esa maquinaria está más debilitada que en años anteriores, todavía mantiene una actividad de la que carecen los partidos opositores. No se trata, entonces, de lo que se refleje en la opinión pública, sino de quién pueda movilizar más millones de personas para votar, y ahí el Gobierno todavía sigue teniendo ventaja. Por tanto, para el día 28 ambos escenarios son muy probables y todavía hay mucha gente que apoya a Edmundo González, pero tiene el convencimiento de que va a terminar ganando Maduro.
En su libro plantea varias hipótesis sobre lo que puede suceder en Venezuela al día siguiente de los comicios en función de quién sea el vencedor.
Lo que va a pasar seguro es que a uno de los dos candidatos le van a decir que ha perdido de manera irreversible y tendrá que tomar una decisión en los minutos siguientes: o reconoce el resultado o lleva al país nuevamente a la violencia. Y eso sí va a pasar con certeza. Uno de los dos va a tener que tomar esa decisión y por eso yo creo que es más importante lo que ocurra el día 29 que la propia jornada electoral.
Los escenarios para ese día son, por un lado, que la oposición no reconozca el triunfo de Maduro, algo a lo que ya nos tienen acostumbrados, incluso cuando Chávez ganaba de manera holgada por 20 puntos. Y, por otro lado, es muy difícil pensar que un presidente en funciones, que ha acumulado tanto poder, institucional y militar, lo vaya a entregar teniendo en cuenta el esquema de sanciones impuesto por Washington y la orden de busca y captura emitida por Estados Unidos contra él (por supuestos vínculos con el narcotráfico).
¿Cómo cree que reaccionaría la oposición ante un eventual triunfo de Maduro? ¿Retomaría la estrategia del conflicto violento del pasado?
La oposición tiene ya una larga tradición en desconocer los resultados electorales. Hay además tremendas presiones internacionales y mediáticas hacia aquellos sectores políticos que quieren actuar en el marco de la razón y, al final, se dejan llevar por esas presiones. Ante un hipotético triunfo de Maduro, es probable una vuelta al conflicto duro, pero ése es un escenario en el que Maduro se mueve como pez en el agua, y cuenta con el apoyo de las Fuerzas Armadas y la Policía. Además, la maquinaria de movilización de la oposición está hoy muy debilitada.
Y en el caso de que el chavismo pierda, ¿se adaptaría a un nuevo rol en la oposición?
La posibilidad de que el chavismo pase a la oposición no se perfilaba hace unos meses, pero ha ido ganando peso. Ahora ya algunos dirigentes de la línea dura, como el gobernador de Táchira, Freddy Bernal, se han referido a esa eventualidad. La muerte de Chávez dejó muchos espacios abiertos y Maduro fue acumulando errores que llevaron a la desafiliación desde el primer momento.
Ociel López: "Hay que tener también en cuenta que hay sectores radicales de la oposición que volverían con ideas de revanchismo"
Hoy la capacidad de interpelación con la gente se ha ido debilitando y ahora el movimiento tiene que buscar oxígeno, algo que no sucederá mientras permanezca en el poder. Si pasa a la oposición, mejoraría la potencia subjetiva del chavismo. Pero para que se dé ese escenario, antes tendrían que garantizarse una serie de concesiones por parte de las nuevas autoridades a los líderes del chavismo y a los funcionarios sancionados o señalados. Sólo después de ese proceso podría pensarse en un chavismo en la oposición. Hay que tener también en cuenta que hay sectores radicales de la oposición que volverían con ideas de revanchismo. Eso es inocultable. En particular, aquellos que viven fuera del país desde hace tiempo y están desconectados de la Venezuela actual.
La Plataforma Unitaria ha presentado a un candidato de consenso tras la inhabilitación de María Corina Machado. En esa dupla, el perfil más moderado de González Urrutia contrasta con el populismo extremista de Machado.
Edmundo González comenzó con un discurso muy moderado, pero al ser una persona desconocida, cada día que pasa es más dependiente de María Corina, quien está protagonizando la campaña oficial, produciendo una épica propia. Ella no es la candidata, pero sí es el motor que suministra los votos para González Urrutia. En esta campaña, Machado está logrando introducirse en segmentos de la población nuevos para la oposición. Ya no apela sólo al voto de los ricos, sino que está llegando a territorios en los que estaba muy arraigado el chavismo. Se va a poner a prueba en la elección si Machado es capaz de endosarle su popularidad a González Urrutia.
¿Cómo reaccionará Estados Unidos ante lo que ocurra en un país tan determinante en el panorama geoestratégico actual, con las mayores reservas de petróleo del mundo?
Es muy importante lo que pase en Estados Unidos en noviembre, con un Donald Trump que está más cerca de la silla presidencial. Aunque es un líder muy pragmático, podría hacer concesiones a los lobbies venezolanos y latinoamericanos de Florida, lo que aumentaría la presión y situaría otra vez a Venezuela como un país asediado y al borde del abismo, como ocurrió en 2019. El diálogo entre Caracas y Washington (retomado recientemente) va a ser clave en el futuro inmediato. La actitud de Estados Unidos hacia Venezuela va cambiando en la medida en que necesita o no petróleo. Pero tampoco sería descabellado pensar en la posibilidad de ver a Trump reunido con Maduro si ambos ganan sus procesos electorales.
Venezuela ha sufrido una grave crisis económica desde 2015, pero en los últimos tiempos hay signos de recuperación. Esas señales, sin embargo, no aparecen en el relato del oficialismo. ¿Por qué razón?
El Gobierno no sólo no está aprovechando en la campaña ese relato, sino que ni siquiera forma parte de su discurso presidencial. Pareciera que sufre cierto complejo al respecto y no hace nada por endosarse esa mejora. ¿Por qué? Porque internamente implica una serie de cuestionamientos que molestan al oficialismo, como es el proceso de dolarización, que le sirvió al Gobierno para reconducir una economía asfixiada.
Ociel López: "Hay gente dentro del chavismo que preferiría estar peor con tal de no sufrir en el aspecto ideológico"
Pero el militante chavista se desmoraliza cuando ve que todo se dolariza y que el bolívar (la moneda nacional) se vuelve añicos. Es un proceso paradójico. Faltó pedagogía política. Hay inocultables mejoras económicas, pero también se exacerba la desigualdad, nace una nueva clase política, social y económica y, por tanto, el chavismo, un movimiento igualitario, se va fragmentando. En otras palabras, hay gente dentro del chavismo que preferiría estar peor con tal de no sufrir en el aspecto ideológico.
Una de las claves de estas elecciones radica en el nivel participación, sobre el que hay mucha incertidumbre.
Si la abstención es elevada, el chavismo tiene más probabilidades de ganar. En cambio, si hay mucha participación, eso beneficiaría a la oposición. En su contra juega que en 2018 llamaron a la abstención y sus maquinarias electorales están diluidas. Hay que tener en cuenta que a Edmundo González no lo conoce casi nadie en las zonas más recónditas del país.
Hay muchas variables que no se están manejando. Todas las encuestas que se publican se enfrentan a esas variables que no pueden contemplar. No ha habido censo desde que se produjo la gran migración. No se sabe exactamente qué segmentos sociales se han visto más afectados por ese fenómeno. Y tampoco sabemos cuántos se fueron y regresaron después. Por tanto, no hay información precisa sobre cuánta gente está inscrita.
A esa falta de información se suma el hecho de que la mayoría de los venezolanos que viven en el extranjero no van a poder votar.
Si los venezolanos que viven en el exterior pudieran votar, el chavismo quedaría en una franca minoría. La ley es arbitraria, pero dice claramente que sólo pueden votar aquellos que estén debidamente registrados en embajadas o consulados (unas pocas decenas de miles de personas). Hay países como Estados Unidos (con una presencia abrumadora de migrantes venezolanos) donde no hay embajada ni consulados. Hay obviamente condicionantes políticos y electorales, pero finalmente es un tiro en el pie que se ha dado la propia oposición. Como lo es también el continuo llamamiento a la abstención durante varios procesos electorales en el pasado. Y ahora tienen que convocar a la gente a votar.
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