Este artículo se publicó hace 13 años.
El partido del dictador tunecino entra en una agonía irreversible
Con la renuncia a la militancia de los 12 miembros presentes en el Gobierno y su comité político disuelto, la formación de Ben Alí queda decapitada
Aires de libertad y de euforia llenaban ayer la avenida Habib Burguiba, en el centro de Túnez, mientras los libros prohibidos por la dictadura volvían a los escaparates de las librerías y la gente abrazaba a los soldados y les llevaba flores para ponerlas en los cañones de los tanques y fusiles.
La determinación de los tunecinos está doblegando al régimen despótico que se desmorona un poco más cada día que pasa. Ayer, poco después de que varios miles de personas se manifestaran frente a la sede central del partido del dictador, la Reagrupación Constitucional Democrática (RCD), para exigir su eliminación, la televisión nacional anunció que el Comité Político de la formación que rigió la dictadura se había disuelto.
"El Gobierno ha satisfecho nuestras reivindicaciones", dice una activista
Al RCD no le había quedado otra alternativa, pues los 12 miembros que tenía en el Gobierno de unidad nacional habían devuelto sus carnés de militantes. Todos siguieron el ejemplo del primer ministro, Mohamed Ghanuchi, y del presidente, Fued Mebaza, que ya lo habían hecho. Sin sus principales dirigentes, el ex partido hegemónico queda, pues, totalmente decapitado. El RCD sigue vivo, pero su agonía parece ya irreversible.
El ocaso de la formación política del dictador se escenificó por la mañana durante la manifestación frente a su sede. Tras disparar unos tiros al aire que no asustaron a nadie, y en un ambiente festivo, los militares que custodian el edificio incluso permitieron a varios tunecinos que descolgaran el rótulo del RCD.
Said Tijani, uno de los portavoces del opositor Partido Democrático Progresista (PDP), que forma parte del Gobierno interino, explicó ayer a Público que la oposición exige sobre todo "la separación total entre el Estado y la estructura del partido".
En las cárceles todavía hay presos políticos, pese a varias liberaciones
"Para empezar, el Estado tendría que recuperar los 15.000 empleados, los vehículos oficiales y los fondos que tenía dedicados al servicio del partido de Ben Alí", aclaró Tijani. Una demanda que poco después obtuvo satisfacción: el portavoz del Gobierno, Taieb Bacuche, anunció anoche que el Estado se incautará de todos los bienes del partido.
Mientras el RCD camina hacia su disolución, el primer ministro, Mohamed Ghanuchi, sigue negociando con la Unión General de Trabajadores Tunecinos (UGTT) y el Foro Democrático por el Trabajo y las Libertades (FDTL) para tratar de recomponer el Gobierno de transición que debe preparar las elecciones en seis meses.
En ausencia de los ministros de la UGTT y del FTDL que han dimitido, el Gobierno interino de Túnez mantuvo ayer su primer Consejo de Ministros, uno de cuyos miembros lo fue retransmitiendo por Twitter en directo. De él salió el proyecto de ley de amnistía general que se presentará al Parlamento, con un punto fundamental: incluirá a los islamistas del partido moderado En Nahda.
Jbelli Hamadi, secretario general y portavoz de la formación islamista, precisó a este diario que pese a que su partido no ha sido incluido en el Ejecutivo interino, el primer ministro Ghanuchi les ha recibido dos veces, por lo que "no se sienten marginados".
"Ayer mismo me reuní con el primer ministro, que escuchó nuestros puntos de vista. Nuestra prioridad es dejar tiempo a la experiencia democrática para que se instale en el país, más que competir en la carrera hacia las elecciones presidenciales", dijo Hamadi.
En las cárceles de Túnez todavía hay presos políticos. Otros, como el periodista Fahem Boukadoush, encarcelado en 2008 por cubrir el movimiento de protesta social en la región de Gafsa, ya han recuperado su libertad en los últimos días.
En la sede de la Liga Tunecina de Derechos Humanos, en el barrio Al Omran, las puertas conservan marcas de sucesivas cerraduras. Cada vez que la policía política del régimen forzaba la puerta para entrar a robar documentación y las unidades centrales de los ordenadores, sus militantes tenían que poner nuevos cerrojos.
Reformas políticasBalkish Mechri es la vicepresidenta de esta prestigiosa asociación. "Tenemos que reconocer que este Gobierno ha satisfecho ya nuestras principales reivindicaciones, como por ejemplo la amnistía, que era más una petición nuestra que de los manifestantes que participaron en las protestas populares", explica la activista de derechos humanos.
Mechi asegura que aunque a la Liga "no le gusta la composición del Gobierno de transición" [los seis ministerios clave están en manos de ex colaboradores del dictador], la asociación está dispuesta a colaborar en la comisión de reformas políticas del Ejecutivo, la instancia que debe reformar la Constitución del país.
La activista de derechos humanos precisa, sin embargo, que "la transición no está aún en marcha, sino que es algo que llegará en el futuro".
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