Los palestinos de Rafah, atrapados entre los tanques israelíes y el muro egipcio
La construcción por Egipto de un cerco amurallado en la frontera con Gaza deja a los palestinos de Rafah sin otra escapatoria si Israel decidiera ocupar esta ciudad.
-Actualizado a
El muro de hormigón que está construyendo Egipto en la península de Sinaí, junto a la frontera con Gaza, pretende afrontar una eventual oleada de refugiados palestinos que huyan de Rafah. Israel asedia esta ciudad del extremo sur de la Franja, donde se agolpan más de un millón de desplazados, y en cualquier momento podría lanzar contra ella un ataque terrestre para acabar con el último reducto de resistencia de las milicias de Hamás.
Ese muro rodea una zona de más de 20 kilómetros cuadrados en el desierto de Sinaí y serviría de segunda barrera de contención, tras las vallas y seguridad de la frontera misma, ante una riada de refugiados procedentes de Rafah. Llegado el caso podría convertirse en un gigantesco campo de concentración para los refugiados que eventualmente cruzaran la frontera para evitar ser masacrados por el ejército israelí.
Las imágenes indican que el levantamiento del muro empezó el 8 de febrero y la estructura podría tener hasta cinco metros de altura, según la Fundación Sinaí para los Derechos Humanos. El muro sigue la carretera Sheikh Zuweid-Rafah durante 3,5 kilómetros, al oeste de la frontera con Gaza.
El chantaje israelí a Egipto
Según todas las evidencias, Egipto se prepara así ante el inminente asalto de Rafah por los israelíes y se pliega ante el chantaje armado de Tel Aviv que le obligaría a admitir esa avalancha de miles de refugiados, con un consiguiente nuevo vuelco a la crisis de Gaza.
Egipto elude oficialmente a reconocer la construcción del muro de contención e insiste en que no abrirá sus puertas a la entrada masiva de palestinos. No obstante, otras fuentes del Gobierno egipcio indicaron a la agencia Reuters que se está contemplando la posible acogida a entre 50.000 y 60.000 refugiados palestinos.
Esta puede ser la única alternativa al desastre total, teniendo en cuenta las matanzas cometidas por Israel en el resto de Gaza. Son ya casi 29.000 los palestinos muertos, la inmensa mayoría civiles, en la guerra lanzada por Israel en respuesta a los ataques terroristas de Hamas del pasado 7 de octubre, que dejaron 1.200 víctimas mortales en territorio israelí.
Según indicaron funcionarios egipcios al diario The Wall Street Journal, uno de los primeros medios en informar sobre la construcción del muro gracias a los datos de fuentes egipcias y estadounidenses, el recinto que se está levantando podría albergar hasta cien mil refugiados. Su tamaño se puede verificar en las fotografías por satélite de Maxar Technologies que se están filtrando ya.
El problema es que ahora mismo en Rafah y sus inmediaciones no hay solo cien mil personas. Hay casi 1,4 millones de palestinos, de ellos más de un millón de desplazados de otras zonas de Gaza, que sufrirían el embate del ejército israelí y que no pueden volver a sus hogares destruidos por la invasión lanzada por Israel.
Se temen en Rafah las tropelías israelíes que han devastado Gaza
Aunque muchos de los desplazados optaran por salir de Rafah y volver hacia el norte de la Franja, allí no hay ni recursos sanitarios ni lugares de cobijo ni apenas comida y agua. No lejos de Rafah, en Jan Yunis, la otra gran ciudad del sur de Gaza recientemente asaltada, se sucede la cacería de guerrilleros de Hamás por el ejército israelí, que no respeta ni hospitales ni menos aún campamentos de refugiados.
En el hospital Naser de Jan Yunis la situación es insostenible tras su ocupación por los soldados israelíes y el traslado forzoso de los pacientes allí atendidos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha denunciado este asalto y el riesgo mortal para los pacientes.
El hospital Naser, el más importante del sur de Gaza, ya estaba trabajando por encima de su capacidad. Su asalto por las fuerzas israelíes esta semana ha causado daños irreparables en muchas de sus unidades asistenciales y ha reducido si cabe más sus servicios de urgencia para heridos graves por la guerra.
El cerco que se está levantando en territorio egipcio junto a la frontera de Gaza es la última medida de seguridad adoptada por Egipto después de que se desatara la guerra en ese territorio palestino. La propia frontera está asegurada con nuevos sistemas de vallas, unidades blindadas y compañías de soldados egipcios que solo han permitido el ingreso a Gaza de la contada ayuda humanitaria que deja pasar Israel, así como la evacuación de algunos heridos muy graves y de un número reducido de ciudadanos extranjeros que quedaron atrapados en la Franja tras la invasión.
Se cierra la trampa israelí a los refugiados palestinos
Según acelera sus preparativos para el asalto de Rafah, Israel tiene ante sí la complicación que le suponen los cientos de miles de desplazados palestinos que ha ido empujando desde el norte y a los que directamente les dijo que Rafah no sería atacada. Una añagaza para obligarles a dirigirse hacia ese cuello de botella que es la frontera con Egipto y provocar su salida de Gaza por este paso.
Este es uno de los objetivos del Gobierno ultraderechista de Benjamin Netanyahu: conseguir la erradicación forzosa de los palestinos de Gaza, o al menos del mayor número posible, para convertir este territorio en una zona de ocupación militar israelí y, eventualmente, en un nuevo espacio de asentamiento para los colonos judíos.
El argumento es que en Rafah se han refugiado los batallones de Hamás que han escapado a la debacle de Ciudad de Gaza, en el norte, y Jan Yunis, en el sur. Y el primer ministro Netanyahu ha jurado que no dejará con vida a ninguno de los milicianos de esa organización islamista que hasta la invasión israelí tenía el control de Gaza.
Una tregua, única salida al desastre inminente
Ahora, Israel se ha topado con una peligrosa disyuntiva en su estrategia de tierra quemada en Gaza: detener el anunciado ataque terrestre contra Rafah y apostar por la tregua que se está negociando en El Cairo, con Catar, Egipto y Estados Unidos de mediadores, o seguir adelante con el asalto y provocar un desastre humanitario sin precedentes.
Todo ello en medio de las crecientes críticas internacionales, incluso entre sus aliados estadounidenses y entre sus amigos europeos, que rechazan totalmente una ofensiva militar en Rafah que se convertiría en una carnicería de civiles y en un crimen de guerra capaz de marcar la región de Oriente Medio durante décadas.
Lo dijo este viernes sin paliativos el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Una ofensiva israelí en Rafah "solo puede conducir a un desastre humanitario sin precedentes" y supondría "un punto de inflexión" en este conflicto.
Israel se opone radicalmente a la formación de un Estado palestino y la actual crisis ha sentenciado cualquier acuerdo al respecto entre Tel Aviv y la Autoridad Nacional Palestina que gobierna en el otro territorio palestino, Cisjordania.
La reclusión de buena parte de los habitantes de Gaza en campos de refugiados en Egipto daría la puntilla a esa posibilidad de un Estado propio para los palestinos, allanaría el camino a la anexión israelí de la Franja y abriría un periodo de inestabilidad sin precedentes en las últimas décadas en la zona.
Cascada de condenas internacionales a los planes israelíes
En una declaración conjunta emitida en Rabat, los presidentes de los Parlamentos de los países integrados en la Unión por el Mediterráneo también condenaron en esta jornada la posibilidad de un asalto israelí a Rafah, hicieron un llamamiento al alto el fuego y advirtieron contra los planes de Israel de provocar "el desplazamiento forzoso de palestinos".
A esta condena se sumó la Liga Árabe, que, además de exigir a Israel que detenga sus planes de atacar Rafah, pidió al Consejo de Seguridad de la ONU que adopte una resolución vinculante para "detener la agresión israelí" en Gaza.
Aunque Egipto se prepara de facto para recibir una oleada de refugiados con la construcción de ese cerco amurallado, al que están llegando miles de tiendas de campaña, el Gobierno de El Cairo ha advertido a Israel de las desastrosas consecuencias que puede tener el ataque a Rafah y la desbandada palestina hacia la frontera egipcia.
Aumenta la tensión entre Israel y Egipto
El Gobierno de El Cairo ha amenazado incluso con romper los Acuerdos de Camp David de 1978, que trajeron una frágil estabilidad en las relaciones entre Israel y Egipto, tras las guerras que enfrentaron a ambos países y otros estados árabes.
Tal posibilidad llevaría a Israel y Egipto al borde de un nuevo enfrentamiento militar, eventualidad que solo la intervención diplomática de Estados Unidos, aliado de los dos países, podría atajar.
Washington se opone al ataque israelí contra Rafah y así lo ha indicado incluso el presidente estadounidense, Joe Biden. Pero tal rechazo se debe, según la Casa Blanca, a la ausencia de un "plan creíble" de Israel para evacuar sin daños a la población civil palestina de la línea de fuego. No queda claro, pues, si EEUU apoyaría la salida masiva de palestinos de Gaza hacia Egipto como mal menor.
En todo caso, en la noche del jueves Netanyahu le dejó claro a Biden en una llamada telefónica cuál es la postura israelí y así se lo repitió inmediatamente a su Gabinete de guerra.
"Israel rechaza categóricamente las órdenes internacionales sobre un acuerdo permanente con los palestinos. Israel seguirá oponiéndose al reconocimiento unilateral de un Estado palestino, pues tal reconocimiento tras la masacre del 7 de octubre daría una enorme recompensa a un terrorismo sin precedentes e impediría cualquier futuro acuerdo de paz", afirmó el líder hebreo.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.