La ONU ha declarado que Gaza "ya no es un lugar habitable" y el nivel de dolor y miseria es tal que la población hambrienta no puede esperar la distribución de los limitados alimentos que entran e intentan conseguir algo que comer directamente de los camiones.

El Comisionado de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, ha llegado a Ginebra para participar en el Foro Global sobre Refugiados directamente desde Gaza. Se trata del encuentro internacional de mayor proporción en materia de refugiados y se lleva a cabo cada cuatro años.

El responsable desmintió las acusaciones de Israel de que miembros de Hamás están robando o desviando la ayuda humanitaria. Afirma haber sido testigo directo de cómo la población palestina ha tenido que actuar por sí misma, "parando los camiones, tomando los alimentos y comiéndoselos de inmediato, lo que muestra hasta qué punto están hambrientos y desesperados".

Así, Lazzarini confirma que "esto no tiene nada que ver con desvío de ayuda, no vi ningún arma. Solo tiene que ver con la desesperanza total de la gente en Gaza". 

"Tengo que decir que es un infierno"

Philippe Lazzarini, quien ha acudido a Gaza tres veces desde que empezó la guerra, afirma que "es un infierno". La mayor parte de la población ha sido desplazada forzosamente, sobre todo a la zona sur de la Franja, en Rafah, que ahora mismo acoge a más de un millón de personas.

Lazzarini sostiene que Rafah "carece de la infraestructura y los recursos necesarios para mantener a semejante población. En su interior, las familias viven en espacios minúsculos separados por mantas colgadas de delgadas estructuras de madera".

La población de Gaza está ahora hacinada en menos de un tercio del territorio original, y "no es realista pensar que la gente seguirá resistiendo ante unas condiciones inhabitables de tal magnitud".

La respuesta humanitaria, en manos de UNRWA

Philippe Lazzarini asegura que toda la respuesta humanitaria depende en gran medida de la capacidad de UNRWA, y que su capacidad para cumplir con su mandato en Gaza está severamente limitada.

Afirman "estar al borde del colapso", dando cobijo a más de un millón de personas en sus escuelas y otras instalaciones. Además, UNRWA sigue operando ocho centros de salud, de un total de 22. También tienen la misión de distribuir los alimentos que consiguen introducir, pero declara que "a menudo se trata de tan solo una botella de agua y una lata de atún al día, por familia, a menudo de seis o siete personas".

Por estas circunstancias, la "realidad operativa no es sostenible. Ni para la población ni para la Agencia", afirma el Comisionado General de UNRWA, que añade que además "se ha confirmado la muerte de más de 130 miembros del personal de la Agencia para los Refugiados Palestinos".

La UNRWA realiza tres llamamientos

En primer lugar, piden un alto el fuego humanitario inmediato en Gaza y el fin del asedio para permitir la entrada de ayuda suficiente y agradece "el apoyo abrumador de 153 Estados miembros de las Naciones Unidas en la Asamblea General que piden un alto el fuego humanitario inmediato".

En segundo lugar, solicitan poder desplegar una ayuda humanitaria digna de su nombre, significativa y adaptada a las necesidades reales de la población de Gaza. "¿Qué pueden ofrecer 100 camiones al día, más o menos, a 2,2 millones de personas?"

En tercer lugar, colectivamente, pide asegurarse de que el Derecho Internacional Humanitario siga siendo el marco regulador del conflicto, que no pueda ser selectivo ni ser reinterpretado.