Este artículo se publicó hace 13 años.
La OMS discrepa de Japón sobre la contaminación de los alimentos
La organización advierte de que la radiación detectada en varios productos es más grave de lo que se esperaba
La Organización Mundial de la Salud (OMS) le ha dado el primer toque de atención a Japón desde que estalló la crisis nuclear. Hasta ahora siempre había respaldado las tesis de Tokio sobre la gravedad del problema, afirmando en varias ocasiones que la fuga radiactiva de Fukushima no es peligrosa para la salud más allá del perímetro de evacuación y recomendando a la población mantener la calma. Sin embargo, ayer la OMS lanzó una dura advertencia al dictaminar que la radiación detectada en los alimentos es "más grave" de lo que previamente se esperaba.
Las partículas de yodo-131 y cesio-137 que los reactores emiten a la atmósfera desde hace días han contaminado alimentos y agua de una forma más rápida y agresiva de lo que los expertos esperaban. "Es evidente que estamos ante una situación muy seria", indicó Peter Cordingley, portavoz de la OMS para el Pacífico Occidental a la agencia Reuters.
Los resultados son inferiores a los de Chernóbil, dice un experto de la ONU
"Es mucho más grave de lo que nadie habría pensado en los primeros días, cuando todos creíamos que el problema podría limitarse a 20 o 30 kilómetros. Es lógico suponer que algunos productos contaminados salieron del área de exclusión, prosiguió Cordingley, quien, sin embargo, adelantó que no hay ninguna evidencia de que alimentos contaminados en Fukushima hayan llegado a otros países.
"El resultado de las mediciones de radiación obtenidas en alimentos son, hasta el momento, mucho menores que las de Chernóbil en 1986, aunque todavía estamos en una fase previa antes de conocer el alcance real de la situación", indicó por su parte Malcolm Crick, secretario del Comité Científico sobre los Efectos de la Radiación Atómica de la ONU.
Consciente del desastre sanitario que supondría una intoxicación masiva, el Gobierno japonés ordenó ayer detener todos los cargamentos de espinacas procedentes de las cuatro prefecturas que rodean la central nuclear (el sábado se detectó una partida que superaba 27 veces el límite de radiación), y también prohibió recolectar leche de las granjas de la provincia de Fukushima.
No hay evidencia de que productos contaminados hayan llegado a otros países
Todo esto ha provocado que los japoneses acudan con recelo a los mercados. Para proteger a su sector, una asociación de cultivadores y la administración local de Tokio pusieron en marcha ayer una línea telefónica para responder a las preguntas y preocupaciones de los ciudadanos. "Ha llamado mucha gente preocupada por la seguridad alimentaria", confirmó Hirofumi Watabe, gestor del servicio. Durante la jornada hubo apelaciones de todo tipo: "Sé que está preocupado, pero debería ser suficiente si usted lava bien las verduras antes de comerlas", trataba de tranquilizar un operador a un consumidor alarmado.
"Según los informes que he recibido hasta ahora, parece que los niveles de yodo radiactivo y de cesio en la leche y otros comestibles son significativamente más elevados que los límites del Gobierno", destacó Jim Smith, especialista alimentario de la universidad británica de Portsmouth.
Sin embargo, la gente en Japón está más alarmada por la contaminación del agua del grifo, que en Tokio y en casi toda la mitad norte contiene partículas de yodo-131. El Ministerio de Sanidad ya ha apremiado a los residentes del área cercana a la central nuclear a no ingerir agua del grifo, aunque por el momento la recomendación no se extiende oficialmente a la capital.
El agua del grifo en Tokio y el norte del país contiene partículas de yodo
Lo que no ha podido Japón es evitar un repentino estallido de pánico entre sus países vecinos. China ya ha anunciado que supervisará al milímetro las importaciones que llegan desde Japón, y Corea del Sur ampliará sus pruebas de inspección radiactiva sobre los alimentos agrícolas procesados y deshidratados, además de las ya habituales sobre productos frescos.
Paranoia en TaiwánTal es la paranoia en la región, que en Taiwán un restaurante japonés ofrece la posibilidad de usar un medidor de radiactividad a sus comensales más hipocondríacos.
En la central de Fukushima, los operarios vivieron ayer una jornada muy tensa después de dos días de relativa estabilidad. Los reactores 2 y 3 emitieron humo durante la tarde y se temió una nueva fuga tóxica. Preocupó especialmente el reactor 3, que contiene plutonio, aunque luego el Gobierno anunció que las dos columnas de humo no supusieron un aumento de la radiación. Los operarios pudieron tender cables eléctricos a los seis reactores y el sistema de refrigeración de uno de ellos comenzó a bombear agua por sí mismo.
Y todo cuando se confirma que la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO), gestora de la central, se abstuvo de hacer varias inspecciones sobre la planta recientemente, entre ellas comprobar que el generador de energía alternativo para hacer frente a un corte de luz funcionaba. No lo hacía, y los expertos coinciden en que, de no haber sido por esa negligencia, la gravedad de la crisis hubiera sido muchísimo menor.
El reactor 3 despierta preocupaciónHumo negro salía ayer del reactor 3 de la central de Fukushima y el personal fue evacuado. Dañado por una explosión, el reactor 3 contiene una mezcla de óxidos de uranio y de plutonio, más difícil de refrigerar y más dañino. Cuatro de los seis reactores ya tienen alimentación eléctrica, pero los técnicos aún deben hacer pruebas. El sistema de refrigeración del reactor 5 funcionaba ayer normalmente.
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