Este artículo se publicó hace 3 años.
Muere a los 90 años Desmond Tutu, figura clave en la lucha contra el apartheid
El arzobispo sudafricano recibió el Nobel de la Paz en 1984.
Nerea González (EFE)
Johannesburgo-Actualizado a
El arzobispo emérito sudafricano Desmond Tutu, premio Nobel de la Paz de 1984 por su activismo contra el régimen de segregación racista del apartheid, ha muerto este domingo a los 90 años.
En un comunicado emitido por el Gobierno sudafricano, el presidente del país, Cyril Ramaphosa, confirmó el fallecimiento y envió sus condolencias a la familia Tutu. "La muerte del arzobispo emérito Desmond Tutu es otro capítulo de pérdida en la despedida de nuestra nación a una generación de destacados sudafricanos que nos legaron una Sudáfrica liberada", señaló el mandatario en el texto.
Tutu ha fallecido en Ciudad del Cabo, donde ejerció el arzobispado. El religioso se retiró de la vida pública en 2010, si bien, a pesar de su avanzada edad y a problemas de salud, siguió abordando desde entonces distintos temas, incluida la corrupción en la élite política del país africano.
La trayectoria de Tutu ha estado marcada por una constante defensa de los derechos humanos
Su trayectoria ha estado marcada por una constante defensa de los derechos humanos, algo que le llevó a desmarcarse en numerosas ocasiones de la jerarquía eclesiástica para defender abiertamente posiciones como los derechos de los homosexuales o la eutanasia.
Figura de resonancia internacional
Tutu está considerado una de las figuras clave de la historia contemporánea sudafricana. El país le recordará siempre por su risa amable, por ejercer de brújula moral en los tiempos más oscuros y por echarse a la espalda, junto a líderes como Nelson Mandela, la espinosa tarea de reconciliar a la nación tras la conquista de la democracia (1994).
"Cuando los misioneros vinieron a África, nosotros teníamos la tierra y ellos la biblia. Entonces dijeron: 'recemos'. Y nosotros, obedientemente, cerramos los ojos y cuando dijimos 'amén' al final y abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros la biblia. Parece un mal canje pero estamos para siempre en deuda con esos hombres y mujeres", dice una de sus citas más conocidas.
Tutu se echó a la espalda la tarea, junto a líderes como Mandela, de reconciliar Sudáfrica tras la conquista de la democracia
Nacido en 1931 en Klerksdorp, una pequeña localidad al suroeste de Johannesburgo, Tutu quería ser médico pero la falta de recursos de su familia hizo que se formase como profesor, la profesión de su padre. De 1954 a 1957 ejerció como maestro de escuela y no fue ordenado pastor anglicano hasta 1960, tras haber cursado Teología.
La siguiente década y media, con una estancia en Londres de por medio, la pasó consagrada al estudio y en 1975 fue designado decano de la catedral anglicana de Johannesburgo, cargo al que por primera vez accedía un hombre negro. Allí fijó su residencia en el distrito de guetos de Soweto, donde fue testigo de una de las etapas más convulsas del apartheid, con las protestas estudiantiles de 1976 -en las que murieron más de 600 personas, la mayoría jóvenes- como mayor exponente.
En 1977 fue nombrado obispo de Lesoto y, un año después, fue designado secretario general del Consejo de Iglesias Sudafricano. En esa época, empezó a manifestar abiertamente su apoyo al movimiento de la Conciencia Negra e intensificó su activismo antiapartheid hasta convertirse en una figura de resonancia internacional.
La voz de los que no tienen voz
"El apartheid, el desarrollo separado o como se llame, es malvado (...) Es anticristiano y antibíblico. Si alguien me demuestra lo contrario, quemaré mi biblia y dejaré de ser cristiano", protestaba Tutu ante los funcionarios del apartheid en 1982. Dos años después de recibir el Nobel de la Paz se convirtió en el primer hombre negro a cargo del Arzobispado Anglicano de Ciudad del Cabo (suroeste).
El arzobispo presidió el organismo encargado de sacar a la luz las atrocidades cometidas durante el apartheid
Estuvo al frente de este hasta 1996, ya con el apartheid desmantelado y Sudáfrica convertida en una democracia liderada por Mandela. Como presidente, "Madiba" -apodo local de Mandela, que describía al arzobispo como "la voz de los de los que no tienen voz"- puso en manos de Tutu la difícil tarea de presidir la Comisión de la Verdad y Reconciliación, un organismo encargado de sacar a la luz las atrocidades cometidas durante el apartheid.
Tutu y Mandela, de hecho, habían residido en la misma calle en Soweto, que es hoy una de las mayores atracciones turísticas de Johannesburgo, para orgullo de los sudafricanos, que presumen de que ningún otro país tiene una calle con dos Nobel de la Paz. Un año después de haberse jubilado como líder de la Iglesia Anglicana sudafricana se le diagnosticó un cáncer de próstata y empezó a recibir tratamiento, pero en los años posteriores sufriría varias recaídas.
Icono de la defensa de los derechos humanos
En la última etapa de su vida, Tutu concentró sus esfuerzos en temas sociales y en campañas globales como la promoción de la Alianza de las Civilizaciones (2005) -una iniciativa para avanzar en el diálogo entre el mundo islámico y el occidental y combatir el extremismo- o la lucha contra el cambio climático.
En la última etapa de su vida, Tutu concentró sus esfuerzos en temas sociales y en campañas globales
Tutu tampoco dudó en alzar la voz contra la corrupción de los nuevos poderes sudafricanos en democracia, contra las violaciones de derechos humanos protagonizadas en África por líderes autocráticos como Robert Mugabe (Zimbabue) y contra las posturas más rígidas de la propia Iglesia Anglicana.
Aunque en octubre de 2010 anunció su retirada de la vida pública y las complicaciones de salud le llevaron en varias ocasiones al hospital en los años posteriores, Tutu participó ocasionalmente en actos y recibió numerosos reconocimientos internacionales. La vida retirada no le impidió, por ejemplo, celebrar con los Springboks -apodo de la selección sudafricana de rugby y una de las grandes pasiones del arzobispo emérito- el título mundial conquistado en Japón en 2019.
En este 2021 había dado ejemplo figurando entre los primeros en vacunarse contra la covid-19 cuando la campaña se abrió a la población general y votando en las elecciones municipales del pasado 1 de noviembre. Sus últimas palabras públicas habían sido en un breve vídeo emitido el día de su 90 cumpleaños (el 7 de octubre) durante una conferencia virtual en su honor en la que participaron, entre otros, el máximo líder espiritual tibetano, el Dalai Lama, y la activista mozambiqueña y viuda de Nelson Mandela Graça Machel.
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