Este artículo se publicó hace 11 años.
México dice que la explosión en la sede de Pemex fue fortuita
La explosión de gas en las intalaciones de la compañía Pemex en Ciudad de México que el pasado jueves provocó 37 muertos fue un accidente fortuito y no un acto de sabotaje o terrorista, como en un principio se especuló. Según las primeras investigaciones oficiales, de las que dio cuenta el Fiscal General de México, Jesús Murillo, la explosión se produjo por una acumulación de gas en el edificio B2 del centro administrativo de Petróleos Mexicanos en la capital del país. Murillo aseguró que no se habían encontrado restos de explosivos en el lugar.
Las medidas de seguridad fallaron, concluyó Murillo. "Hemos sido capaces de determinar que la explosión fue causada por una acumulación de gas en los sótanos del edificio". Murillo precisó que el gast era metano.
El suceso ha servido para que el nuevo presidente del país, Enrique Peña Nieto, impulse una revisión a fondo de las medidas de seguridad en Pemex tras el alud de críticas. Durante años, Pemex ha sido uno de los emblemas del orgullo nacional del país, un símbolo de la autosuficiencia de México desde que el presidente Lázaro Cárdenas expropió las compañías petroleras estadounidenses y británicas en 1938 y nacionalizó la industria del petróleo. Pero con el paso de los años, Pemex también se ha convertido en un sinónimo de ineficiencia y corrupción con algunas de sus instalaciones obsoletas e ineficaces.
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