Tel Aviv
Una marea humana de más de 120.000 personas volvió este sábado a inundar las calles de Tel Aviv para protestar contra las "políticas antidemocráticas" y "fascistas" del nuevo gobierno de Benjamín Netanyahu, el más ultraderechista y religioso de la historia de Israel.
La afluencia masiva superó las expectativas de los organizadores, que aspiraban a congregar a unas 100.000 manifestantes tras reunir a 80.000 el sábado pasado. Además unas 4.000 personas protestaron en Jerusalén, 6.000 en Haifa y 1.000 en Beersheva, según las estimaciones de la Policía.
"Nuestros hijos y nietos tienen derecho a vivir en un país democrático. Hay muchas corrientes extremistas, religiosas, casi mesiánicas, en este gobierno. Cuando vine a este país, era una nación en esencia laica, en la que se podía vivir libremente. Pero ahora están cercenando nuestros derechos", se quejó Diego, un científico argentino-israelí que se instaló en el país en 1987.
Diego portaba la enseña israelí junto con una bandera negra, símbolo de las protestas contra Netanyahu durante su anterior gobierno, que pedían su dimisión tras ser imputado por corrupción. "Logramos una ola política que lo echó del gobierno, pero decisiones estúpidas de la izquierda y cortedad de miras hicieron que vuelvan los fascistas", lamentó.
Contra la reforma judicial
La polémica reforma judicial, que ya avanza en la Knéset (Parlamento israelí) con el objetivo de socavar la independencia de la Justicia, y la descalificación por parte del Supremo del líder ultraortodoxo Aryeh Deri para ser ministro, mientras éste sigue aferrado al cargo buscando la manera de eludir la decisión, han sido los detonantes que han animado a más israelíes a tomar las calles por tercer sábado consecutivo.
Esa reforma busca que una mayoría simple de legisladores pueda revertir sentencias o decisiones del Supremo, y que el alto tribunal pierda la capacidad de revisar los nombramientos de altos cargos gubernamentales en caso de que incumplan la legalidad, lo que hará tambalear los cimientos de la democracia y la separación de poderes.
"Los corruptos no nombran a los jueces", "Bibi=Putin" o "Los derechos humanos son para todos" son algunos de los carteles que se leyeron en las manifestaciones, en las que se gritó "Democracia" e "Israel no es una dictadura".
Políticos de la oposición de todas las tendencias políticas se unieron a las manifestaciones desde el principio y hoy por primera vez asistió el ex primer ministro y líder de la oposición, el centrista Yair Lapid.
"Gente que ama el país ha venido para defender su democracia, sus tribunales, su idea de coexistencia y bien común", clamó Lapid ante las masas y prometió "no rendirse hasta la victoria final".
El núcleo de las protestas fue la céntrica plaza Habima de Tel Aviv, donde convocó el Movimiento por un Gobierno de Calidad en Israel (MGCI) bajo el lema "Libertad, igualdad y calidad de gobierno" para frenar "la peligrosa revolución del nuevo Ejecutivo que destruirá la democracia israelí", afirmaron en su llamado a la población.
Otras organizaciones de la sociedad civil como Banderas Negras, el movimiento estudiantil o grupos LGTBI convocaron en la cercana avenida Kaplan para permitir la afluencia de más gente, ya que Habima se vio desbordada el sábado pasado cuando más de 80.000 personas se unieron a las manifestaciones a pesar de la lluvia.
Derechos LGTBI
Junto con los cientos de banderas israelíes que ondearon en el centro de Tel Aviv, muchos manifestantes también enarbolaron la bandera del arcoíris, emblema de al comunidad LGTBI, que se ve amenazada bajo este nuevo gobierno.
Además de la retórica homófoba de algunos ministros de la extrema derecha -han llegado a amenazar con prohibir el Desfile del Orgullo-, han propuesto una cláusula legal que permita a profesionales, incluido médicos, negarse a prestar servicio a personas que atenten contra sus creencias religiosas, lo que afectaría a este colectivo.
"Es desalentador y triste. El cambio empieza por el poder, con nuevas leyes en la Knéset, pero luego llegará a las calles. No queremos que pase, queremos que la gente nos respete, a nosotros y al resto de minorías", afirmó Idan, gay de 25 años que trabaja en el pujante sector de la alta tecnología.
A Idan, quien se manifestó el sábado pasado por primera vez en su vida por un Israel "democrático, liberal y fuerte", le preocupa especialmente la reforma judicial y la reducción de los poderes del Supremo, ya que es el tribunal que "protege los derechos de las minorías".
Ante los estimaciones de que las protestas serían más multitudinarias que el sábado anterior -entre otras cosas por el pronóstico de mejor tiempo-, la policía desplegó más de mil agentes por todo Tel Aviv para vigilar que transcurran sin incidentes y por el temor de que contramanifestantes progubernamentales de derecha intentaran boicotear las manifestaciones, aunque se desarrollaron sin incidentes.
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