Este artículo se publicó hace 14 años.
Londres impone un durísimo recorte de los gastos sociales
El Gobierno pretende acabar con el déficit presupuestario en una sola legislatura
El Gobierno británico ha puesto en marcha el mayor recorte del gasto público que ha vivido el país en décadas. Las cifras alcanzan niveles nunca antes vistos en una economía de Europa occidental. "Hoy es el día en que Reino Unido sale del borde del precipicio", proclamó el ministro de Hacienda, George Osborne, al iniciar su discurso.
El Gobierno pretende ahorrar92.000 millones de euros en cuatro años. El resto, hasta dejar en cero el déficit presupuestario, vendría del aumento de ingresos conseguido gracias a la recuperación económica. Es una apuesta muy arriesgada de la que depende el futuro del Gobierno.
El precio será inmenso. El recorte del gasto social golpeará a los sectores más necesitados de la sociedad. Osborneañadió ayer otros 8.000 millonesen reducciones de los subsidios sociales a los ahorros presentados con anterioridad. Por ejemplo, un minusválido casado con una persona que trabaja recibía hasta ahora una ayuda permanente. Ahora, la perderá a los 12 meses, incluso aunque el cónyuge reciba sólo el salario mínimo.
Las propias tablas del ministerio revelan que el sector más afectado por los recortes es la gente que está en el 10% de menores ingresos. Si sumamos los ahorros anunciados en otoño, sólo les supera el 10% que más gana. En el caso de estos últimos, por el aumento del IVA al 20% y por el mantenimiento del 50% como tipo máximo del impuesto sobre la renta.
Los otros grandes perdedores son los funcionarios y las administraciones locales. Se perderán 490.000 empleos en la función pública, en parte por las jubilaciones, que no se sustituirán con nuevas contrataciones. A diferencia de España, los despidos de empleados públicos son posibles y, además, hay mucha contratación temporal y a tiempo parcial en el Estado. Los salarios de los funcionarios ya están congelados para los que ganan más de 24.000 euros al año.
Las contribuciones del Gobierno central a los ayuntamientos se reducirán en un 26%, lo que tendrá graves efectos en la construcción de viviendas sociales.
La sanidad, la educación primaria y secundaria y la ayuda al Tercer Mundo son los sectores más protegidos. Sin embargo, en el último caso la ayuda se centrará en "zonas de conflicto" (guerras como la de Afganistán). La inversión en ciencia se congelará, lo que supone un descenso en términos reales.
Funcionarios y ayuntamientos son los otros grandes perdedores
Como se esperaba, la edad de jubilación pasará de 65 a 66 años en 2020, pero cuatro años antes de lo previsto.
El Gobierno sabe que los jubilados votan en gran número. Por eso, se mantienen para ellos la subvención de los billetes de autobús y la tasa de televisión, así como ayudas para el pago de la cale-facción en invierno.
Osborne fue implacable y directo. No hizo ninguna referencia a lo que hará el Gobierno para fomentar el crecimiento de la economía. Confía en que el sector privado compense la pérdida de empleo del sector público. Habrá un impuesto permanente para los bancos, pero nadie sabe cuándo estos volverán a prestar dinero a las pequeñas empresas.
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