Madrid
Actualizado:El 20 de mayo de 2002 los timorenses vivieron el día más feliz de su historia. Timor Oriental se convirtió en el primer Estado soberano del siglo XXI tras cientos de años de ocupación, violencia y pobreza. En aquella ceremonia estuvieron el entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan; y los presidentes de EEUU, Bill Clinton; de Indonesia, Megawati Sukarnoputri; y de Portugal, Jorge Sampaio, además de representantes de gobiernos de todo el mundo. Se cerró así un proceso de descolonización marcado por el sometimiento y el abandono.
Con la dictadura de Suharto recién abatida, la ONU organizó el referéndum que dio la independencia al territorio el 30 de agosto de 1999, no exento de violencia. Antes, durante y después de la consulta popular, el Ejército indonesio y las milicias de Suharto, por venganza, sembraron de muerte y destrucción la media isla oriental de Timor -ubicada al norte de Australia- y que cuenta con reservas de petróleo y gas. La ONU tomó el control y formó un gobierno provisional durante tres años, hasta el 20 de mayo de 2002, cuando se formalizó el nacimiento del nuevo Estado.
Durante la ocupación, los líderes independentistas vivieron encarcelados o en el exilio. Uno de ellos es José Ramos Horta, quien dio a conocer al mundo la represión de su pueblo durante 25 años, lo que le valió el Nobel de la Paz. Este viernes, cuando se celebra el 20 aniversario de la independencia, Ramos Horta asume de nuevo la Presidencia (ya lo hizo entre 2007 y 2012).
En una entrevista con ‘Público’ desde Dili, la capital timorense, José Ramos Horta explica cómo ha prosperado este pequeño país y reflexiona sobre los procesos de descolonización. Muy conocedor de la situación del Sáhara Occidental, con un paralelismo histórico con Timor Oriental, el flamante presidente considera que el futuro de la antigua colonia española pasa porque los saharauis sean protagonistas en el diálogo.
Timor Oriental nació hace 20 años como uno de los estados más pobres del mundo, ¿Cómo ha cambiado desde entonces?
Ha cambiado mucho, hoy tenemos electricidad en el 80 por ciento del país, en 2002 teníamos 20 médicos y ahora más de 1.100. No había un doctorado, hoy tenemos muchos formados en universidades extranjeras y científicos trabajando en Estados Unidos. Hemos construido carreteras, la esperanza de vida ha pasado de 50 a 70 años, por encima de cualquier país del África subsahariana, con excepción de Sudáfrica y Cabo Verde. Ha habido mucho progreso, pero hemos fallado en la lucha contra la pobreza y la desnutrición infantil, que sigue siendo muy elevada.
La violencia desatada durante el referéndum de independencia marcó el peor inicio posible para la construcción de un Estado. ¿Están cerradas las heridas?
Sí, están cerradas. Aquella violencia fue provocada por el Ejército indonesio y las milicias. Nunca en Timor, entre 1975 y 1999, tuvimos una guerra civil, fue una ocupación militar. Tampoco en 1999 hubo guerra civil, fue una violencia orquestada por Indonesia, que perdió el control de la situación y por eso se pidió una intervención internacional que fue autorizada por el Consejo de Seguridad en septiembre de ese año. Entonces tuvimos que hacer dos procesos de reconciliación, muy diferente a lo que ocurrió en Sudáfrica: uno de reconciliación nacional entre timorenses y otro con Indonesia. Fueron dos experiencias muy exitosas.
Timor Oriental es un ejemplo de construcción de paz y de reconciliación, pero es un Estado pobre y está herido, con reservas de petróleo y gas. ¿Cómo se han gestionado estos recursos?
A partir de 2006 y 2007, cuando Timor empezó a exportar gas y petróleo, creamos un fondo soberano, similar a lo que hicieron los noruegos. Los ingresos por esas exportaciones no van directamente al Gobierno, van al fondo soberano, gestionado por el presidente del Banco Central y un grupo de expertos independientes, incluido el ministro de Finanzas. Si hay necesidad de utilizar dinero del fondo se hace a través de una resolución de la Asamblea Nacional. Es una experiencia que tienen pocos países, ni siquiera Venezuela o Nigeria, la aprendimos de Noruega. Este fondo nos permite invertir en el desarrollo nacional, sobre todo en infraestructuras o educación, pero también en el mercado financiero internacional, con la compra de deuda estadounidense. Todavía recibimos ayuda bilateral de algunos países amigos, es pequeña, unos 200 millones de dólares.
¿Cómo se ha logrado mantener la paz y la seguridad cuando persisten problemas de desarrollo económico?
"Somos un oasis de tranquilidad en el mundo, no tenemos conflicto armado, político ni religioso"
El país es muy pacífico, somos un oasis de tranquilidad en el mundo, no tenemos conflicto armado, político ni religioso. A veces hay confrontación entre grupos de jóvenes, por rivalidades o por problemas personales, pero no hay crimen organizado, como en Serbia, Albania o la misma Francia. Felizmente nunca hubo un ataque armado. Las tiendas están abiertas hasta la medianoche, sin seguridad ni policías, es un país seguro porque la gente no quiere violencia, tiene en su memoria la violencia del pasado. Tampoco les gustan los políticos radicales, que hacen discursos de confrontación. Tenemos un partido socialista, de gente buena, con ideales, que creen en el marxismo, pero nunca han ganado un escaño en el Parlamento, que está dominado en un 99% por centristas o socialistas moderados, igual que el PSOE en España o el Partido Socialista en Portugal. No tenemos un partido comunista, no tenemos radicales católicos o musulmanes. El 98% de la población timorense es católica practicante, tenemos minorías musulmanas y protestantes, y las relaciones son buenas entre las comunidades.
Usted combatió desde el exilio al régimen de Suharto, representó a los timorenses en la ONU, dio a conocer al mundo las atrocidades que sufría su pueblo. Otros compañeros, como Xanana Gusmao (primer presidente de Timor), fueron encarcelados. ¿Mereció la pena esa lucha?
"Los que llegamos vivos a la independencia tenemos que darlo todo para que nunca más vuelva la violencia"
No hay justificación ideológica, religiosa ni política, para que una niña, un niño, un hombre o una mujer tenga que morir; pero la realidad es que desde hace siglos los pueblos luchan por su dignidad, por su identidad, por su tribu, y también combaten y mueren. Yo no sé si valió la pena, solo le digo que nosotros, los que llegamos vivos a la independencia, tenemos la obligación de darlo todo para que nunca más vuelva la violencia, para que no haya más dictaduras y tiranías, para que el pueblo viva en tranquilidad y tenga lo mínimo para vivir.
¿Su larga lucha viene de la convicción de que los pueblos tienen derecho a la autodeterminación, especialmente si han sido víctimas de la colonización y la ocupación? ¿Cuál es su visión echando la vista atrás?
Estoy totalmente tranquilo, moriré libre y en paz. Los informes de The Economist de Londres y del Freedom House de Washington dicen que Timor es el país más democrático del Sudeste Asiático, nos dicen desde Bruselas que tenemos la prensa más libre de Asia. La libertad, la democracia y el respeto por los derechos humanos son las conquistas de nuestro pueblo. El país es pobre todavía, tenemos recursos, sí, pero todavía es pobre, lo más importante que hemos hecho es proteger la democracia, la dignidad, la libertad de expresión y de organización política.
Timor fue abandonado por Portugal y ocupado por Indonesia, al tiempo que España salía del Sáhara, con Franco agonizante, y era tomado por Marruecos, en 1975. ¿Merece el pueblo saharaui un referéndum de independencia como el de Timor en 1999?
"Sólo mediante el diálogo se puede encontrar una solución justa para el pueblo saharaui"
No es una cuestión de merecer o no un referéndum. En primer lugar, deben decidirlo vía diálogo, con negociaciones y de forma bilateral, entre Marruecos y el Sáhara, con un tercer actor de confianza para ambos, que puede ser un país o la ONU. Cada proceso de búsqueda de la paz o de solución de un conflicto es diferente. Sólo mediante la vía del diálogo se puede encontrar una solución que sea justa para el pueblo saharaui, sea referéndum, sea acuerdo bilateral.
Pero el pueblo saharaui no está incluido en la negociación... La ONU ayudó a Timor a organizar el referéndum hace 20 años, mientras que en el Sáhara esa posibilidad no se ve posible. ¿Estamos ante un conflicto enquistado?
Las partes en conflicto son el pueblo saharaui, representado por el Frente Polisario, y el Reino de Marruecos. No lo son la ONU, ni la Unión Europea, ni España. Una solución puede ser a través del mecanismo convencional de mediación bajo las Naciones Unidas o un tercer país, aceptado por las dos partes si los marroquíes y los saharauis deciden conversar.
Cuando en Timor se celebró el referéndum acababa de ser derrocado en Indonesia el dictador Suharto y eso facilitó el proceso. En Marruecos es distinto porque Mohamed VI no va a caer.
Si, cierto, pero la realidad de cada país es diferente y hay soluciones posibles. La Monarquía marroquí, de siglos, tiene la autoridad que le da propia historia, por eso tiene fuerza y legitimidad. Si por alguna circunstancia se cambia el curso de la situación, lo haría quien tiene autoridad y fuerza, no un régimen débil. En el caso de Indonesia cayó Suharto, pero no su Ejército, por eso hubo violencia, aún así terminaron aceptando, honraron el resultado del referéndum y salieron de Timor. La solución no fue militar, fue una solución muy negociada.
Precisamente el Gobierno español ha aceptado la propuesta de Marruecos de darle una autonomía al Sáhara Occidental, lo que cerraría la posibilidad de la independencia. ¿Qué opina sobre esta decisión?
No creo que una declaración de un país afecte a la situación, no es además la primera vez que lo hace. España fue parte del Acuerdo Tripartito de Madrid de 1974, por eso lo que el Gobierno español está diciendo ahora no tiene nada de nuevo, ha repetido lo que dijo entonces. Aquel acuerdo no resolvió el problema del Sáhara Occidental, por contra, se ha mantenido durante casi 50 años.
¿El ejemplo de Timor puede ayudar a buscar una solución para el Sáhara?
"Lo que se hizo en la Conferencia de Berlín fue una locura, pero los EEUU creyeron que no era realista volver al periodo anterior a la colonización"
Estos procesos son muy parecidos, igual que la situación del pueblo palestino u otras del África colonial. Marruecos, por ejemplo, perdió territorio por la ocupación española y francesa, de aquellas ocupaciones surgieron entidades como el Sáhara español. Todos los pueblos colonizados aceptamos las fronteras de las potencias coloniales, esta fue la realidad, que no significa que fuera justa. Lo que se hizo en la Conferencia de Berlín fue una locura, pero los estadounidenses creyeron que no era realista volver al periodo anterior a la colonización y se aceptó la imposición de las fronteras coloniales. En el caso del Sáhara Occidental fue la potencia colonial, terminada su ambición o voluntad de quedarse en África, la que decidió partir y entregar el territorio a Marruecos y Mauritania. Ahí es cuando comenzó la guerra. Pero ahora, ¿cuál es la solución? La solución es diálogo, diálogo y más diálogo entre el Frente Polisario y el Reino de Marruecos, para que Marruecos pueda vivir en tranquilidad, para que sea un ejemplo de inclusión y desarrollo en África y en el mundo árabe. La solución, si se diera la independencia del Sahara Occidental, es que este territorio fuera un gran modelo de tolerancia, de moderación, un aliado de Marruecos y de Argelia para entre todos ellos construir una gran región Magreb más próspera.
Eso sería lo deseable…
Es deseable y posible.
¿Cree posible que el pueblo saharaui sea libre e independiente?
Si, ¿por qué no? Es difícil prever nada, podemos especular, podemos hacer análisis de todo tipo, no hay límites a la imaginación de los periodistas, los académicos y los escritores.
¿Y merece ser un pueblo libre?
¡Cómo no! Todos los pueblos, también el pueblo kurdo y el pueblo palestino, tienen el derecho a vivir en paz y en libertad, pero no necesariamente separados. Pueden ser países libres en un régimen federal. Nigeria es un ejemplo positivo de tolerancia e inclusión, también India. Son países que han superado desafíos, crearon un sistema federal para incluir a los diferentes grupos étnicos y religiosos, es cierto que no siempre han sido pacíficos, pero hay muchas posibilidades. Por ejemplo, en España ustedes tienen el problema de Cataluña y País Vasco. Antes del problema de Cataluña yo decía que España era un gran modelo de autonomía, pero después hubo este conflicto, para mí, muy triste, porque yo tengo una gran admiración y afecto por España.
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