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La izquierda retoma el poder en Uruguay tras la victoria en las presidenciales de Yamandú Orsi, el candidato de José Mujica

El candidato del Frente Amplio supera en casi cuatro puntos al aspirante oficialista, el centroderechista Álvaro Delgado. 

El presidente electo de Uruguay, Yamandú Orsi, de la coalición Frente Amplio, pronuncia su discurso de victoria después de la segunda vuelta presidencial en Montevideo, a 24 de noviembre de 2024.
El presidente electo de Uruguay, Yamandú Orsi, de la coalición Frente Amplio, pronuncia su discurso de victoria en Montevideo, a 24 de noviembre de 2024. Santiago Mazzarovich / AFP

Yamandú Orsi fue elegido presidente del Uruguay en la segunda vuelta realizada este domingo. El candidato del Frente Amplio (FA), alianza que reúne a los principales partidos de izquierda y progresistas del país, logró ganar ante el candidato oficialista Álvaro Delgado, del Partido Blanco. Su victoria vino a confirmar los buenos resultados obtenidos en la primera vuelta, con la mayoría en el Senado y a dos diputados de lograrla en la Cámara de Diputados.

"Es una noche de muchísimos agradecimientos", afirmó Orsi al tomar la palabra ante las muchas personas reunidas sobre la Rambla Costanera de Montevideo. "Muchas gracias a quienes hicieron de la militancia política un ejemplo, seamos conscientes de que hace ya 40 años concretamos, como nunca antes habíamos tenido, un período tan largo de democracia de manera ininterrumpida (...) triunfa una vez más el país de la libertad, la igualdad, la solidaridad y el respeto", afirmó al celebrar una elección de alta participación, con 2.231.065 votos emitidos sobre un padrón de 2.727.120 habilitados.

La campaña ha estado marcado por el respeto entre las partes, algo cada vez más inusual en el continente

Orsi tomó la palabra después de que hablara la vicepresidenta electa, Carolina Cosse, alcaldesa de Montevideo desde el 2020 hasta este año. El próximo presidente envió también un mensaje a quienes no lo votaron: "Hay otra parte de nuestro pueblo que, como nosotros hace un tiempo, hoy están con otro sentimiento. Esa gente también nos tendrá que ayudar a construir un país mejor, a ellos también los precisamos".

Las palabras de Orsi se enmarcaron en el tono de una campaña marcada por el respeto entre las partes, algo cada vez más inusual en algunas elecciones del continente. Las rápidas reacciones del actual presidente Luis Lacalle Pou, así como del candidato derrotado evidenciaron ese clima: "Quiero mandar desde aquí con toda esta coalición un fuerte abrazo y un saludo a Yamandú Orsi y al Frente Amplio", dijo Delgado ante una derrota confirmada al poco de haberse cerrado las urnas.

Las razones de la victoria

"Es la victoria de un pueblo rebelde, que cuando se pensaba que era muy difícil porque nos ganaban en publicidad tres a uno, no un poquito más de publicidad, sino tres a uno, aún así el Frente Amplio es la fuerza más votada, tiene la mayoría en el Senado, 48 diputados. Y cuando decían que las cosas venían muy parejas claramente hay una diferencia mayor", dijo Fernando Pereira, presidente del FA, a Público, al conocerse el resultado que arrojó un resultado diferente al muy ajustado que anticipaba la mayoría de las encuestas, con finalmente cerca de cuatro puntos, es decir unos 70.000 votos, a favor del candidato progresista.

"Esto es el mérito de miles de hombres y mujeres que trabajaron en cada territorio, en cada localidad, cada ciudad, que nos dieron alojamiento para que las giras del FA fueran más económicas. Casas de compañeros y compañeras, a veces los hijos dormían en las camas de sus padres junto a sus padres para que nosotros tuviéramos alojamiento", afirmó Pereira en referencia al trabajo organizativo del FA en los diferentes territorios del país, en particular en los casi quinientos Comités de Base.

Esos Comités fueron particularmente visibles en las semanas de elecciones en Montevideo, una ciudad de mayoría progresista, con banderas del FA colgadas en los balcones y en los coches, así como numerosas paredes pintadas con los nombres de Orsi, Cosse, y la consigna principal: "El cambio seguro", reflejo de una campaña marcada por la moderación y el centrismo político.

"También es gracias a nuestras esposas, a nuestras compañeras, a nuestra gente que nos ayudó a hacer este milagro que se llama Frente Amplio, que se sostiene en miles de militantes", dijo Pereira, emocionado como muchos en una noche donde el festejo de los ganadores llegó antes de lo que muchos imaginaban.

"La verdad que es una alegría bárbara, porque sufriendo tanto, esperando cinco años que fueron muy malos con el otro presidente, esto es puro festejo. Yamandú Orsi ganó por la gente, el pueblo supo lo que tenía que votar, se dio cuenta lo que había hecho el otro presidente", expresó Cristina, de 60 años, con su gorra y bandera del FA frente al escenario donde hablaron los que estarán al frente del Ejecutivo a partir del primero de marzo.

El progresismo por venir

Orsi asumirá después de cinco años de gobierno del Partido Blanco, encabezado por Lacalle Pou, aliado a otros partidos de derecha como el tradicional Partido Colorado. El gobierno saliente estuvo marcado por escándalos de corrupción, como el que involucró al exjefe de seguridad de Lacalle Pou, Alejandro Astesiano, condenado por asociación para delinquir, o el conocido caso del narcotraficante uruguayo Sebastián Marset, señalado por posibles vinculaciones con el gobierno por una situación irregular de entrega de un pasaporte express mientras se encontraba preso.

Lacalle Pou mantuvo, sin embargo, una aprobación superior al 45% según algunas encuestas, una valoración alta en el marco de gobiernos en la región que muchas veces presentan dificultad para sostener sus mandatos con imagen positiva. Delgado se presentó como continuidad de Lacalle Pou, en un estilo sobrio en contraste con las nuevas derechas, con reivindicación del rol del Estado en materias como la vivienda o la salud.

Orsi tendrá ahora el desafío de encabezar un nuevo gobierno del FA, que ya gobernó entre 2005 y 2020, con Tabaré Vázquez, Pepe Mujica, y nuevamente Tabaré como presidentes. Mujica, quien se encuentra en tratamiento por un cáncer de garganta, estuvo particularmente activo en el tramo final de la campaña presidencial, dando su respaldo a Orsi en entrevistas y participación en algunos actos.

Pereira, al referirse a los próximos desafíos, indicó a Público que será "claramente el desarrollo, el crecimiento y la distribución, y en eso el FA va a colocar todas sus fuerzas. No puede haber un jubilado, un pensionista con 17.000 pesos de ingreso, no puede haber trabajadores, 570.000 que ganan menos de 25.000 pesos. Tenemos que ir a resolver ese problema, no va a ser de un día para otro pero claramente lo vamos a resolver".

Un vecindario complejo

Orsi será presidente en una región diferente a la que dejó el último gobierno de Vázquez, fallecido en el 2020. Uno de los primeros puntos en la mira será la relación con Argentina, vecino de Uruguay gobernado por Javier Milei, quien ha venido encabezando una política exterior con crónicas tensiones diplomáticas con actores progresistas de la región, y que anunció la semana pasada un, por ahora incierto y sin confirmar, Tratado de Libre Comercio con un Estados Unidos.

Esa política de Milei de desintegración regional encabezada por Milei se encuentra en contrasentido con la política exterior que el FA anunció que llevará adelante, según se puede leer en las Bases Programáticas 2025-2030, donde se indica, por ejemplo, que se deberá "fortalecer y expandir el Mercosur como primer bloque de integración regional en lo político, cultural, social, económico y comercial".

Orsi tendrá en cambio un aliado en Brasilia, gobernada por Lula da Silva, en un contexto a de incertidumbre debido a la próxima llegada de Donald Trump a la Casa Blanca con una preanunciada política agresiva hacia América Latina, encabezada por el próximo secretario de Estado, Marco Rubio.

Uruguay comenzará un nuevo quinquenio progresista, encabezado por una de las experiencias de unidad más antiguas de América Latina como es el FA, fundado en 1971, antes de la última dictadura que duró entre 1973 y 1985. Un gobierno en un sistema político que mostró una vez más una solidez democrática, así como grandes zonas de consensos, algo que hace del país de 3,5 millones de personas entre Argentina y Brasil un lugar cada vez más atípico en la región.

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