madrid
Las prolongadas matanzas en Gaza y ahora en Cisjordania, la invasión del Líbano, los ataques a la misión de paz de la ONU en este país y los bombardeos en Siria evidencian la impunidad con la que Israel pretende imponer su nuevo orden regional y muestran su empeño en acabar con todos los obstáculos para su reconfiguración del mapa de Oriente Medio.
Al tiempo, Israel prepara su represalia contra Irán, con el pretexto de responder a la oleada de misiles lanzada sobre su territorio el 1 de octubre. Teherán es la pieza más importante que quiere cobrarse el hegemonismo israelí, ya sin máscaras ni victimismos. Es una lucha geopolítica y no religiosa. Y no se trata de combatir al terrorismo islámico, sino de imponer el supremacismo defendido por el Gobierno extremista y ultraderechista que encabeza Benjamin Netanyahu.
Según amenaza el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, el inminente ataque a Irán será "potente, preciso y, sobre todo, sorprendente". La destrucción de Gaza, la asimilación de Cisjordania, con la aniquilación del proyecto nacional palestino, y la reconversión del Líbano en un país manejable, con partidos proisraelíes, son solo prolegómenos de la cruzada de Tel Aviv contra el régimen de los ayatolás.
Para ello cuenta con el apoyo de Estados Unidos, sean cuales sean las líneas rojas que cruce Israel, y la ceguera de Europa, que prefiere mirar hacia otro lado, mientras en Oriente Medio se suceden los crímenes de guerra y un auténtico genocidio a manos de la "única democracia real" en la región, el único país que comparte los "valores" de Occidente.
Teherán es la pieza más importante que quiere cobrarse el hegemonismo israelí
Sin embargo, Tel Aviv ha topado con un obstáculo que podría frenar su ofensiva global: Moscú no ve con buenos ojos ese cambio de régimen en Teherán que Israel considera clave para culminar su estrategia y sustituir a Estados Unidos como gendarme en Oriente Medio.
Este viernes, el presidente ruso, Vladímir Putin, se reunió en Asjabad, la capital de Turkmenistán, por primera vez con su homólogo iraní, Masud Pezeshkian. Putin aumentó la preocupación israelí: Rusia e Irán mantienen posturas "muy cercanas" sobre la situación actual internacional, afirmó el líder ruso.
Este no es el único contacto previsto para octubre entre las cúpulas de poder de los dos países. A Pezeshkian se le espera en la ciudad rusa de Kazán entre el 22 y el 24 de octubre para participar en una cumbre de los BRICs y Moscú espera convertir ese viaje en una visita de estado para firmar un nuevo acuerdo de "asociación estratégica". Así lo abordó la semana pasada en Teherán el primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin, otra visita con la que el Kremlin quiso subrayar su cercanía a Irán en estos complicados momentos.
EEUU llama a la calma, pero no para los pies a Israel
De la posición rusa ante un eventual ataque israelí contra Irán seguramente hablaron Netanyahu y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el miércoles, cuando mantuvieron una conversación telefónica para precisar el alcance que tendrá la represalia contra Teherán.
Desde que comenzó hace un año la guerra de Gaza, seguida después de la nueva contienda en el Líbano, Netanyahu ha hecho lo que ha querido y Biden lo ha respaldado. Atacó Gaza y asesinó a 42.000 palestinos; atacó el Líbano, donde ha matado a 1.100 personas, y bombardeó Siria, asesinó a los máximos jefes de Hamás y Hizbulá, masacró hospitales y escuelas, y no aceptó una tregua para liberar a los rehenes israelíes que siguen en manos de la guerrilla palestina.
Netanyahu se dispone a a sumir a Irán en una guerra total
Ahora se dispone a golpear a Irán de forma "letal", según Tel Aviv, y a sumir a la región en una guerra total. Todo ello con el beneplácito del presidente estadounidense más sionista de la historia reciente.
EEUU ha desplegado buena parte de su armada en el Mediterráneo Oriental y en las cercanías del Golfo Pérsico, y ya ha indicado que defenderá a Israel contra Irán y el llamado Eje de Resistencia, que engloba en la región a las milicias islamistas contrarias al Estado hebreo, como Hamás y Hizbulá, contra las que combate en Gaza y el Líbano.
Irán, por su parte, ya ha indicado que su respuesta a un ataque masivo por parte de Tel Aviv no será tan comedida como en las dos ocasiones, el 14 de abril y el 1 de octubre, cuando lanzó sendas lluvias de misiles sobre Israel, sin apenas daños personales ni sobre las infraestructuras militares o civiles israelíes.
Un ataque inminente ante la impotencia de la ONU
La tensa espera podría estar llegando a su fin. En la noche del jueves, se reunió el Gabinete de Seguridad israelí para establecer los parámetros del contraataque a Irán.
Los países del Golfo intentan mediar para evitar que una escalada militar, con posibles ataques israelíes contra refinerías y puertos de exportación de hidrocarburos iraníes, derive en una respuesta armada de Teherán contra las infraestructuras energéticas de los estados árabes vecinos.
Pero no parece que esta mediación árabe pueda detener a Netanyahu. Tampoco podrá impedirlo la cada vez más débil capacidad de maniobra de Naciones Unidas en Oriente Medio.
Para subrayar su impunidad también ante la ONU, en las últimas jornadas Israel ha atacado en al menos cuatro ocasiones a las fuerzas de Naciones Unidas desplegadas en el Líbano, con cuatro cascos azules heridos. No ha habido la mínima condena por parte de Washington, como tampoco se dio cuando el 1 de octubre las tropas israelíes invadieron su vecino del norte. Lo máximo que ha hecho el secretario de Estado Antony Blinken ha sido llamar a la "contención" entre las partes.
Israel ha declarado persona non grata al secretario general de Naciones Unidas, António Guterres
La ONU cuenta con 10.000 efectivos en el Líbano. Podrían suponer un obstáculo para Israel, pero la debilidad y desunión de Naciones Unidas y la presión estadounidense atan a ese contingente de pies y manos. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, calificó como "intolerable" esta serie de ataques israelíes a los soldados de la ONU. Una denuncia más de Guterres, a quien Israel ha declarado "persona non grata", que cae en saco roto.
Por lo menos los cascos azules en el Líbano han tenido por ahora más suerte que los más de 220 trabajadores de Naciones Unidas asesinados por el ejército israelí en Gaza desde que comenzó la guerra el 7 de octubre del año pasado. Solo en el Líbano, los ataques israelíes han acabado con la vida de cien trabajadores humanitarios, sanitarios y paramédicos de diferentes organizaciones.
El silencio de la UE y la condena española
Y mientras, grupos de países que podrían ejercer presión sobre Israel callan y evitan la condena. El caso más flagrante es el de la Unión Europea, incapaz de ofrecer una sola voz contra los desmanes israelíes. Lo máximo que hizo este viernes el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, es llamar "a todas las partes a hacer un esfuerzo de contención", pero sin llegar a condenar la invasión ni las masacres israelíes. Al revés, subrayó de nuevo el "derecho a defenderse" del Estado israelí.
Algunos países, como España o Francia, sí se han manifestado individualmente contra esa barbarie, tanto en Gaza como en el Líbano. Este viernes el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, hizo una llamada "urgente" para que la comunidad internacional "cese la exportación de armas a Israel ante la escalada en Oriente Próximo". También pidió que se revise el acuerdo de asociación UE-Israel por la falta de respeto israelí al derecho internacional y los derechos humanos.
Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció en la XI Cumbre de países mediterráneos que su país "ha decidido detener la exportación de armamento y munición a la zona en conflicto".
El enigma ruso
Estas escasas condenas no ponen nervioso al Gobierno israelí. Sí le causan, en cambio, desazón los movimientos que está haciendo Rusia en los últimos días en torno a Oriente Medio. La reunión entre Putin y Pezeshkian en Asjabad fue el pico de estas alarmas.
Rusia se está beneficiando del caos actual en la región, pero no desea una guerra que la obligue a tomar partido. La atención internacional en Próximo Oriente resta interés a la guerra de Ucrania, donde las fuerzas rusas se están imponiendo y donde más tarde o más temprano EEUU apostará por unas negociaciones para centrar sus esfuerzos en la tormenta causada por Israel.
La relación entre Irán y Rusia se ha fortalecido tras la invasión de Ucrania y eso sí preocupa en Washington. Teherán ha suministrado misiles y drones al ejército ruso, y Moscú ha respondido con el traspaso de tecnología militar de última generación que puede ser muy útil a Irán en un futuro.
De nuevo, como ocurre en Ucrania, es la confrontación entre Estados Unidos y Rusia la que acaba saliendo a la luz. La alianza de Moscú con Damasco y Teherán puede dificultar mucho los planes para cambiar el sistema de seguridad de Oriente Medio.
Los intereses energéticos
Si bien una guerra larga con Irán no interesa a Estados Unidos, la eventual eliminación de Hizbulá del acontecer libanés sí merece atención. De ahí que ya estén circulando las posibles combinaciones de las fuerzas políticas existentes en el Líbano para, llegado el caso, conformar un nuevo Parlamento en el que Washington y Tel Aviv tengan mucho que decir.
Ahí es clave el respaldo que puedan tener de Arabia Saudí, también interesada en los movimientos que en un futuro se puedan producir para la explotación de los yacimientos de gas del Mediterráneo Oriental, frente a las costas de Egipto, Gaza, Israel y el Líbano.
Cuando los radicales judíos reclaman la conquista de la Franja palestina no solo están pensando en los designios divinos del pueblo de Israel, sino también en los recursos a los que pueden acceder para asegurar su hegemonía en la región.
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