Las fuertes lluvias e inundaciones de la última semana en la región de Emilia Romaña, en el noreste de Italia, han provocado al menos 14 muertes y han obligado a abandonar sus hogares a más de 15.000 personas. El país sigue en alerta roja y se espera la llegada de un nuevo ciclón que alargará la situación hasta el fin de semana.

Los servicios de emergencia continúan con las tareas de rescate y tratan de localizar a todos aquellos vecinos que se han quedado atrapados en el interior de sus viviendas o coches. Cerca de 500 carreteras permanecen cortadas por el desbordamiento de 23 ríos en las últimas 48 horas y muchas localidades están incomunicadas.

"No hay memoria de un acontecimiento así en el pasado", aseguraba el jefe de Protección Civil en la zona, Fabrizio Curcio, este viernes. Según el organismo, hay más de 5.000 personas trabajando en las ciudades afectadas. La cantidad de agua que ha caído ha sido tal que ha dificultado las labores de rescate.

Las autoridades italianas calculan que, entre el martes y el miércoles, cayó en Emilia Romaña el agua que normalmente cae en un período de seis meses. Las precipitaciones han dado una pequeña tregua este viernes, pero se prevé que regresen de cara al fin de semana. La red de canales de drenaje ha quedado completamente dañada y no se podrá reparar hasta que deje de llover.

Alerta en el Piamonte y precaución en Roma

La prensa local ha alertado de la llegada de un nuevo ciclón que afectará a casi todo el país durante los próximos días. Los primeros efectos se notarán en la zona del Piamonte y los territorios del oeste del país, donde se han establecido una serie de avisos por alerta naranja. La repentina subida de nivel del río Tíber ha llevado a las autoridades de Roma a cerrar los accesos a los muelles y suspender los trayectos en barco. 

La agricultura y el turismo, sectores afectados

En la región de Emilia Romaña más de 8.000 personas duermen en albergues y una decena de municipios han quedado completamente inundados. Uno de los pueblos más golpeados es Sant'Agata sul Santerno, en la provincia de Rávena, donde el agua supera los tres y cuatro metros de profundidad. Los destrozos tienen serias implicaciones para los sectores del turismo y la agricultura, justo cuando quedan pocas semanas para el inicio de la temporada de verano.