Este artículo se publicó hace 12 años.
"La historia de España tiene hojas en blanco"
Entrevista con Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, tiene motivos para celebrar, aun con ciertas objeciones, la sentencia que este jueves condenó a 50 años al dictador Jorge Videla por el plan sistemático de robo de menores durante la última dictadura en Argentina.
En esta entrevista, habló también de su nieto apropiado, del atentado que sufrió por liderar la búsqueda de los hijos de desaparecidos, y de lo que puede aprender España en su propia búsqueda de la memoria.
¿Qué implica para Abuelas la sentencia a Videla?
Implica la culminación de un juicio iniciado por Abuelas de Plaza de Mayo en 1996. Durante casi un año hemos llevado adelante este proceso con los testimonios de los nietos recuperados y con los nuestros, abuelas que aún no hemos encontrado a nuestro nieto. Este jueves 5 de julio tuvimos la sentencia.
¿Cómo fue la evolución del proceso?
Nosotros intentamos en 1986 que los tribunales, que juzgaron ese año a la Junta Militar de la dictadura, consideraran que había existido un plan sistemático de robo de bebés. Pero los jueces estimaron que no había pruebas suficientes para demostrarlo. Pasaron 10 años y presentamos una demanda. A partir de ahí fuimos aportando elementos para que se probara el robo: algunos comunicados que no habían sido destruidos, testimonios importantes, y por fin una videoconferencia de un funcionario del Estado de Estados Unidos que demostraba que la dictadura había decidido apropiarse de nuestros nietitos, en su mayoría nacidos en cautiverio.
¿Qué debe rescatarse de este juicio?
Que se reconoce claramente que sí, que existió un plan y que fue puesto en práctica por la dictadura para apropiarse de los niños. Y que se ha sentenciado con 50 años de condena al máximo exponente de esta dictadura, que es Videla, que no se lo puede nombrar más que como es, porque ha perdido todos sus cargos, grados y beneficios de su grado militar. Ésta es la primera vez que se pone en práctica una ley que permite ese número de años como condena máxima.
¿La sentencia abre una puerta al impulso de nuevos juicios?
Sí. Ningún juez podrá negar a futuro que existió el plan porque ya hay un antecedente, y ojalá nadie deje de imitar a estos jueces que impusieron una pena de 50 años por primera vez, porque hay muchos depredadores que se lo merecen.
¿Cuáles son los pasos a seguir ahora?
Vamos a seguir pidiendo justicia en los futuros procesos. Aunque hay juicios orales y públicos en todo el país, falta todavía mucho por juzgar y condenar. Por ahora se ha empezado con los máximos responsables. Se seguirá con los que continúan según su grado de responsabilidad. Y después hay que juzgar también a los civiles cómplices que entregaron la economía del país, a los médicos que firmaron actas de nacimiento falsas, a los jueces que intervinieron en adopciones falsas, y a otros civiles que fueron cómplices de esta dictadura.
¿Es posible que el poder judicial se investigue a sí mismo por obstrucción?
Sí. Tenemos algún juez prófugo del que estamos pidiendo la extradición. Otros están bajo investigación porque han sido parte de los procesos donde han propiciado la desaparición y muerte de personas. Son dignos de ser juzgados y condenados.
Hubo cierto desconcierto por las penas que han recibido algunos procesados. ¿A qué se debe?
No estamos conformes con algunas absoluciones y penas menores que se dieron. Dada la responsabilidad del delito, nos parece que fue injusto. Veremos qué dicen nuestros abogados. Robaron menores, se apropiaron de algunos por casi 30 años, que es a la edad a la que encontramos algunos de nuestros nietos. Tuvieron una historia tortuosa con sus apropiadores. No es para dar una pena tan ínfima. Eso afecta a las propias víctimas.
¿Por qué el robo de bebés llegó a ser una coartada al indulto?
Cuando nosotros celebramos el juicio de las Juntas, recién llegada la democracia, llevamos todos nuestros elementos probatorios a la Justicia. Los jueces nos dijeron entonces que no había fundamentos ni pruebas suficientes, y que eso había sido casual y esporádico, no un plan sistemático.
La prueba de que no fue un plan casual, sino una práctica planeada y elaborada, lo constituye el hecho de que hemos encontrado a 105 nietos, y además están los pedidos de familiares de los nietos que aún faltan por encontrar, que son 400.
Hay además entrevistas que han dado los responsables de los robos de bebés. El primer Gobierno democrático de Raúl Alfonsín admitió que había sido apremiado por las Fuerzas Armadas a promulgar las leyes de impunidad [de Obediencia Debida y Punto Final], pero hubiera sido vergonzoso que se perdonara el delito de robo de bebés. Ese crimen no aparece como perdonado en esas leyes. Esto nos ha permitido juzgar y condenar a los ladrones de nuestros nietos aunque esas leyes estuvieran vigentes. Luego cayeron, por anticonstitucionales, durante el Gobierno de Néstor Kirchner.
¿Cómo vivió Abuelas esta causa?
Ha sido un aprendizaje poner en ejercicio la Justicia, porque todavía había jueces que pertenecían al régimen dictatorial, que interpretaban y juzgaban mal beneficiando más al victimario que a la víctima. Y nosotras éramos molestas aun en democracia. Por eso se nos negaba la posibilidad de asistir a los juicios. No eran públicos, no podía asistir la prensa, todo era muy secreto. El pueblo, en general, no se enteraba. Eso lo fuimos desarmando con el correr de los años. Hoy los juicios son orales y públicos, y puede asistir la prensa. Ha sido un avance democrático, en este periodo que es el más largo del país.
¿Ha tenido miedo?
No, miedo no. Nos hemos cuidado y protegido. Sabíamos que corríamos riesgos. No obstante, en 2002 sufrí un atentado que tuvo por objeto asesinarme. Ocurrió en mi vivienda, en horas de la madrugada del 20 de septiembre. Todavía no se sabe quiénes son, pero llegaron con armas de fuego de grueso calibre, armas de guerra, y bombardearon mi casa. Las balas atravesaron toda la vivienda, y yo estaba descansando en la primer habitación que da al frente. No me tocó morir porque Dios no quiso.
Esto me pasó en democracia. A otra abuela de la provincia de Córdoba la secuestraron, la amenazaron y la gatillaron para asesinarla delante de sus nietos, y tampoco en este caso se sabe quiénes fueron. Se puede presumir, pero no hay ninguna prueba.
Este juicio le toca de manera personal porque está incluido el caso de su nieto.
Dentro de los casos que permitieron condenar a estos delincuentes, está el mi nieto Guido, que nació en un centro clandestino de detención en el que mi hija estuvo secuestrada nueve meses. Llegó embarazada y sufrió las mismas torturas que todos. La tuvieron engrillada, con una capucha en su cabeza, tirada en un camastro. Ahí nació su bebé, y se lo sacaron a las pocas horas. A ella la engañaron, porque le dijeron que me lo iban a dar a mí, pero nunca llegó a mis brazos. A ella la asesinaron dos meses después del parto, y el niño nunca llegó a mí. El único "beneficio" que tuve fue que me entregaron el mismo día de su asesinato el cuerpo de mi hija, así que pude hacer el duelo y enterrarla.
Lejos de perder la fuerza por esta lucha, es su muerte, la muerte injusta, a los 23 años, de una joven inteligente, hermosa, llena de vida y de proyectos, la que me ha dado a mí el coraje de seguir desde el amor, el convencimiento y la necesidad de una lucha que no tiene fin para mí, sólo el día que me muera.
¿Cómo progresa la búsqueda de su nieto Guido?
Estoy esperando a que alguna vez se produzca el milagro de que llegue alguna información o de que llegue mi propio nieto a buscar su identidad. Mientras tanto disfruto de los otros nietos, aunque ruego a Dios que me permita encontrar y abrazar al mío, porque ya tengo casi 82 años y sabemos que la vida se nos va. Pero tengo el deseo de verlo y decirle quién era su mamá y su papá, y cuánto lo quiere su familia.
Se sabe de algún otro caso en el mundo de dictaduras que hayan organizado un plan para robar bebes?
No, Argentina es el único caso en el mundo, diría yo, en el que se programó esto. Durante el franquismo en España también se robaron niños, pero con otro sentido. Se los registraba, se sabía donde habían ido a parar, quiénes los tenían,. Acá fue todo clandestino. En estos años hemos recorrido el mundo para ver si existió este plan en países con guerras convencionales o con diferencias internas. En América Latina nadie de ningún país ha creado una institución de Abuelas buscando a sus nietos robados por motivos políticos. Así que sí, se, han llevado niños, los han sacado, los han regalado, los han vendido, pero sólo en Argentina se dejaba vivir a la embarazada para que tuviera su hijito. Luego se lo quitaban para que lo criaran en esclavitud el asesino de ella y del papá.
¿Qué opina del proceso de memoria histórica en España?
Creo que están en un retroceso total, también con la condena al juez Baltasar Garzón, que es una persona respetable y que colaboró mucho en todo lo que es el esclarecimiento de esto en Chile y Argentina. Cuando quiso investigar en su propio país y proponer una ley de la memoria, lo condenaron injustamente. Así inmovilizaron la búsqueda de la verdad. No se puede dejar de escribir la historia completa. ¿Cómo es eso de dejar hojas en blanco, de decidir que de esto no se habla? ¿Por qué? ¿A quién compromete? Si compromete a alguien, es porque algo tiene que ver. Entonces uno sospecha de aquellos que impiden que se sepa la verdad. Hay que buscar el motivo de esa negativa política que no le da el derecho a los españoles de saber quiénes y por qué mataron a tanta gente.
¿Cómo puede España seguir el proceso que pudo comenzar en Argentina?
En España tiene que imponerse la sociedad civil. Los que gobiernan son sólo los que nos representan. El Gobierno está decidido por un pueblo, no por una persona que se pone a dirigir un país a gusto y placer. Hay que demandar en paz, y sin violencia, que la verdad se sepa.
¿Hay indicios de que eso pueda darse en España?
Yo creo que hay movimientos de protesta, como los indignados, que ofrecen alternativas de protesta diferentes. Y también están los nietos de las víctimas del franquismo que están encontrando los restos de sus abuelos. A todo eso hay que darle mucho más movimiento, presencia y movilidad para conseguir que la memoria no se clausure por decreto.
¿Qué hará Abuelas a partir de ahora?
Nuestra tarea continúa. Yo estoy aquí mañana tarde y noche con mis compañeras para encontrar a todos los que faltan, acompañadas de los nietos recuperados, de los familiares y de la sociedad,. Inventamos recursos y estrategias muy buenas para no olvidar, y apoyamos gestiones de Gobierno muy buenas, como la de Néstor Kirchner desde 2003, y ahora, la de la presidenta Cristina Fernández. Tenemos toda la ayuda del Estado que necesitamos, lo que da una unidad entre el pueblo y el Estado gobernante al seguir caminos similares. Es lo que hay que rescatar en América Latina gracias a algunos Gobiernos progresistas.
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