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Hipocresía y coronavirus en el campo de refugiados de Moria: "Tenemos un grifo para cien personas"

Las condiciones precarias e insalubres del campo de refugiados en Grecia lo sitúan como un lugar donde la covid-19 puede campar a sus anchas sin ser detectado.

Cola de comida para las mujeres en Moria.
Cola de comida para las mujeres en Moria.

MARGARITA ELÍAS

El mes de marzo en la isla de Lesbos ha sido trágico. Pero aquí se aprende rápido que todo puede ir a peor. Desde su apertura, el campo de refugiados de Moria es conocido por su condiciones infrahumanas. Durante el otoño de 2019 la población del campo creció desde los 6.000 hasta los 20.000 habitantes. Organizaciones de derechos humanos y ONG han denunciado en repetidas ocasiones el hacinamiento, las infraestructuras higiénicas mínimas y saturadas, la carencia de personal médico y legal, las detenciones arbitrarias y los enormes niveles de violencia.

Desde principios de año, los cambios derivados de la nueva ley griega de migración han endurecido las posibilidades de obtener asilo y facilitado los procesos de detención y deportación en las islas del Egeo. Los cambios en los criterios de vulnerabilidad hacen prácticamente imposible salir de la isla. La sensación de desesperanza se ha extendido en el campo de refugiados de Moria.

En febrero, ante la expectativa de deportaciones masivas, se convocaron varias manifestaciones que fueron duramente reprimidas por la Policía helena. El plan del Gobierno griego de construir un campo de detención cerrado fue rechazado por la población local. La apertura de la frontera turca supuso la suspensión de la ley de asilo, las devoluciones en caliente de las pateras que intentaban cruzar desde Turquía y la detención e imposibilidad de pedir asilo de aquellas que consiguieron llegar. Grupos de extrema derecha atacaron a migrantes y ONG. El pasado 16 de marzo hubo un incendio en Moria, en el que murieron por lo menos dos menores. Este viernes hubo un segundo incendio, en el que ninguna persona fue herida. La covid-19 llega en un momento de máxima tensión en la isla.

Hasta el momento solo han habido tres casos confirmados de covid-19 en Lesbos, ninguno de ellos en Moria. A pesar de eso, la escasez medios pone en duda las posibilidades de detección de casos. Desde el principio de la crisis, las organizaciones humanitarias y médicas han alertado de las terribles consecuencias que podría tener la expansión del virus en los campos de refugiados en Grecia. Oxfam alertaba de que sería "la peor crisis humanitaria de Europa". Médicos Sin Fronteras urgía a la evacuación de los campos, dado que las condiciones en los campos "proporcionan la tormenta perfecta para un brote de Covid-19".

La difusión de folletos informativos que aconsejan estrictas prácticas higiénicas o evitar aglomeraciones parece una broma de mal gusto. El hacinamiento y las condiciones en el campo imposibilitan las medidas de prevención. Con más de 20.000 personas, escasez de agua corriente y jabón, la obligación de atender colas eternas pone en evidencia que no será posible evitar la rápida difusión de la covid-19. "En estos días tenemos miedo de salir. ¿Por qué? Porque solo nos aíslan pero no nos están ayudando. Tenemos un grifo de agua para cien personas, o tenemos dos baños para miles de personas", explica una joven residente en Moria.

Fotografía de la cola de comida tomada por un residente del campo de Moria.
Fotografía de la cola de comida tomada por un residente del campo de Moria.

Junto a las condiciones de salubridad, la presencia de población vulnerable complica aun más los posibles escenarios de futuro. Actores médicos afirman que hay una gran número de personas con enfermedades crónicas respiratoria y otros con patologías desatendidas, así como mucha población anciana. También personas con enfermedades inmunodepresoras, muchas de las cuales, como en el caso de las personas con VIH, no tienen acceso a medicación. No hay información acerca de cuál es el plan de emergencia en el caso de detección de casos de covid-19 en el campo. Hilde Vochten, coordinadora médica de MSF en Grecia, denuncia que "hasta el día de hoy no hemos visto un plan de emergencia creíble para proteger y tratar a las personas que viven allí en caso de un brote".

Más allá de prevenir y tomar medidas para la protección de las personas que habitan en Moria, las autoridades han aprovechado el contexto del virus para empeorar todavía más las condiciones de las personas refugiadas en los campos de Grecia. La única medida ha sido el aislamiento de los campos. Desde el pasado lunes solo se les permite salir en caso de emergencia entre las 7 de la mañana y las 7 de la tarde. El desplazamiento a la capital de la isla tiene que hacerse en taxi, ya que los autobuses no funcionan, y solo se permite la salida de una persona por familia a la semana. En la práctica, esto significa un aislamiento casi total. Solo unos pocos miembros de organizaciones médicas tienen permitido entrar al campo.

Además, prácticamente todas las actividades y servicios ofrecidos por el resto de organizaciones de la isla están suspendidos. Esta situación ha evidenciado la total dependencia de la entradas de medicamentos y productos higiénicos básicos como jabón, compresas o pañales, que antes obtenían gracias a distintas organizaciones. Las instituciones médicas advierten sobre las implicaciones para la seguridad y salud dentro del campo, dado que gran parte de las personas con problemas de salud mental recibían tratamiento y medicación a través de organizaciones establecidas fuera del campo. A día de hoy, estas organizaciones no pueden hacer seguimiento de estos casos. La situación general de confinamiento está empeorando la salud mental de las personas, y el miedo al contagio ha aumentado las tensiones dentro del campo.

El Ministerio de Migración y Asilo anunció el pasado viernes que aplazará el pago de la asistencia financiera mensual otorgada a los solicitantes de asilo hasta la instalación de cajeros automáticos dentro de los campos. No han ofrecido información acerca del tiempo previsto para su instalación. Esta decisión empeora la ya precaria situación económica de los habitantes de Moria, que reciben 90 euros mensuales por cabeza de familia y 50 por cada miembro. Las organizaciones de la isla temen que esta medida genere más tensión dentro del campo

Como denuncia el Legal Center Lesbos, una de las organizaciones de abogados en la isla, las "medidas recientes, tomadas aparentemente para controlar la propagación de covid-19 allanan el camino para la detención masiva de migrantes en Lesbos". La propuesta del Gobierno griego de construir un campo cerrado en centro de la isla fue combatida por la población local, con independencia de su afinidad política. Pero el éxito que puede haber sido temporal. La confrontación ante la idea de trasladar a las personas refugiadas a campos cerrados puede haber cambiado en un contexto de riesgo de expansión del virus. La sospecha de que las personas refugiadas son portadoras del virus ha alimentado los niveles de racismo en la isla, y facilita el avance de propuestas que incluyan su detención y aislamiento.

También son escasas las posibilidades de movilización contra la construcción del campo tras las medidas de confinamiento ordenadas por el Gobierno de Grecia. En términos prácticos, la detención masiva ya está teniendo lugar. Tras alegar la necesidad de una revisión médica previa, las autoridades y Frontex retienen en las playas a las personas que han llegado en las últimas pateras desde Grecia. Se ha denegado sistemáticamente el acceso a las organizaciones y ONG. Las personas detenidas no tienen acceso a ningún tipo de infraestructura higiénica. Pero aunque el covid-19 ofrece una justificación a estas prácticas, la detención en llegada se ha practicado desde la apertura de la frontera turca, y a día de hoy las personas que llegaron a Grecia por el mar Egeo viven en campos de detención cerrados en el continente.

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