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Hebrón, violencia y miserias de la ocupación

Cientos de soldados israelíes pasan cada año por Hebrón, una ciudad de Cisjordania que constituye el foco más violento de los territorios ocupados palestinos. Algunos de ellos se arrepienten de haber servido debido a la violencia que entraña ese destino.

Rompiendo el Silencio.

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

A 50 kilómetros al sur de Jerusalén se encuentra Hebrón, en la Cisjordania ocupada, donde cientos de colonos judíos viven rodeados de palestinos y protegidos por soldados israelíes. Algunos de estos soldados, destinados allí entre 2011 y 2017, contribuyen con sus recuerdos al libro que hoy publica Rompiendo el Silencio, una ONG que desde 2004 denuncia las violencias y las miserias de la ocupación.

Aportan su contribución 48 militares de distinta graduación. Se trata del cuarto volumen que Rompiendo el Silencio ha publicado desde 2014 con testimonios directos de soldados. Todos han tenido una amplia resonancia en Israel y en el extranjero, y la ONG ha conseguido eludir la fuerte presión del gobierno de Benjamín Netanyahu para silenciarla. Ministros del gabinete la acusan sistemáticamente de "traidora" y de trabajar para los antisemitas de todo el mundo.

Uno de los oficiales, un teniente que solo se identifica con la letra I., que actualmente estudia en la Universidad de Tel Aviv, explica algunas de las experiencias que vivió en 2014. "Hebrón es un símbolo de los excesos que comporta la ocupación militar, una ciudad donde se están observando cambios rápidos debido a la permanente expansión de las colonias" que hay en el centro y en los alrededores de la ciudad.

Rubio, con la barba a la moda, I. habla sentado de la otra parte de una mesa colocada en el centro del comedor, en las modestas oficinas de Rompiendo el Silencio de Jerusalén, acompañado por un sargento en su misma situación y por dos miembros de la ONG que han recogido sus testimonios.

"Las cosas cambian muy rápidamente", recalca el teniente. "Antes se consideraba que Hebrón era el lugar más extremista y radical de Cisjordania, pero con este gobierno ha cambiado el punto de vista de muchos israelíes. El gobierno de Netanyahu ha presentado que la situación en Hebrón está normalizada y creo que lo ha conseguido".

El sargento D. sirvió en Hebrón en 2015; tenía a su cargo un comando que fue muy activo después de que milicianos palestinos secuestrasen a tres jóvenes colonos israelíes y los matasen cerca de Hebrón. Pero D. comenzó a hacerse preguntas cuando abandonó el uniforme y su hermano menor se enroló en el ejército. D., que estudia en la Universidad Hebrea de Jerusalén, no quería que su hermano repitiera su experiencia y entró en contacto con Rompiendo el Silencio. Hoy trabaja para la ONG.

"Cuando mi hermano me dijo que le habían destinado a Hebrón, supe inmediatamente que pasaría por el mismo proceso que yo", dice. "En Hebrón no nos enfrentábamos con terroristas sino con niños, y había mucha violencia. Estaba también la violencia de los colonos que buscaban la venganza de los palestinos. En más de una ocasión los soldados teníamos que proteger a los palestinos de los colonos. Los colonos nos gritaban y nos llamaban ‘nazis’. Entonces recordaba las conversaciones que había tenido con mi abuela, una superviviente del Holocausto, y las cosas que yo veía en Hebrón eran las mismas que le había escuchado a mi abuela".

"Una vez pregunté a uno de mis soldados qué sentía después de haber disparado en la rodilla a un palestino", explica D. "Los colonos nos invitaban a sus casas. Un colono regaló un machete al soldado que había disparado a la rodilla del palestino y el ejército le entregó un diploma de felicitación, aunque el palestino no representaba ningún peligro para nadie".

Los dos jóvenes, I. y D., comparten sus experiencias con sus amigos. Las reacciones de los amigos están polarizadas. Algunos los apoyan mientras que otros son muy críticos y habrían preferido claramente que no revelasen lo que vivieron en la ciudad más controvertida de la Cisjordania ocupada.

"Un día estaba hablando con mi abuelo de mis experiencias en Hebrón. Le conté una historia y empecé a llorar. Entonces me di cuenta de lo que había hecho. Ahora sé que la nuestra es una misión imposible, que no podemos vigilar a los palestinos y proteger a los colonos", dice D.

"Tengo amigos que son muy críticos conmigo por haber contado lo que sucede en Hebrón, pero ellos obtienen toda la información de lo que leen en los periódicos y ven en la televisión: No han estado allí. Es un círculo vicioso. Te dicen que formas parte del ejército más moral del mundo, pero cuando llegas a Hebrón te ves obligado a usar la violencia. Es tu misión. Y los colonos te animan a usar la violencia contra los palestinos", explica D.

"Los oficiales no te piden explícitamente que seas violento", puntualiza I., "pero las misiones que te encargan no te dejan escapatoria: tienes que ser violento necesariamente". "En contra de lo que piensan muchos israelíes, no odiamos al país ni al ejército. Amamos Israel pero queremos que sea un país con moral. Creo que la mayoría de los israelíes no tienen ninguna idea de lo que sucede en Cisjordania".

"Al querer controlar a millones de palestinos en Cisjordania, estamos perdiendo nuestra moral. Nadie va a Hebrón con 18 años para divertirse. Es el estado el que nos envía, aunque luego las autoridades nos llamen colaboracionistas y traidores, aunque luego nos digan que colaboramos con los antisemitas", remata el sargento.

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