Este artículo se publicó hace 3 años.
Gran Bretaña e Irlanda ya tienen 180 homenajes permanentes a los brigadistas de la Guerra Civil española
Un banco en un parque de Londres perpetúa el recuerdo a los internacionalistas y enaltece a cuatro hermanos, un cuñado y un amigo que lucharon contra el fascismo. Un contraste con los españoles tirados en las cunetas o en las fosas comunes.
Londres-
La geografía y los edificios oficiales de Gran Bretaña e Irlanda están poblados de homenajes a los brigadistas que se desplazaron a España en defensa de la II República y contra el fascismo en la guerra civil de 1936 a 1939. En total, la asociación International Brigade Memorial Trust (IBMT) tiene registrados 180 recuerdos, desde vistosas esculturas como la erigida junto al Támesis a su paso por el centro de Londres o la de Aberdare (Gales) hasta una escueta placa en el ayuntamiento de Aberdeen (Escocia) o Belfast (Irlanda del Norte). En Cork (República de Irlanda), un puente lleva el nombre de Mary Elmes (1908-2002), la enfermera que montó un hospital infantil en Alacant.
La historia, cercana y lejana, suele ser una arma arrojadiza entre Gran Bretaña e Irlanda, no obstante, ambas comparten con armonía la geografía del IBMT, el organismo dedicado a mantener viva la memoria y el espíritu de los 2.500 hombres y mujeres que dejaron sus hogares para detener al fascismo en España. Unos 500 de ellos murieron en la guerra provocada por el golpe de Estado. La última ofrenda a estos combatientes es un banco en el parque de Hampstead Heath, norte de Londres. No es un asiento cualquiera, sino una segunda versión.
Hace unos meses el periódico Camden New Journal informaba de que el banco, colocado en 1980, en memoria de tres hermanos Gibbons (Danny, Joe y Tommy) y Pat Dooley, cuñado de Danny, estaba a fase de desintegración. El debate sobre el futuro del banquillo circuló con vigor. El honor de los antifascistas debía restablecerse en forma de restauración del viejo banco o el cambio por uno de nuevo. El Ayuntamiento de Camden e IBMT llegaron a un acuerdo muy a la inglesa: el asiento deteriorado ha sido restaurado y colocado en el jardín de la biblioteca Marx Memorial Library donde la concurrencia, y el uso, es menor que en el parque público, allí se ha instalado uno de nuevo, del mismo estilo que el anterior, con una inscripción actualizada, pagado por el IBMT. Todos contentos.
Los jóvenes se presentaron voluntarios para defender el Gobierno republicano en España
La familia Gibbons, de origen irlandés, emigró a Escocia, donde la escultura de un toro los honora en Renton. En la década de 1930 se trasladó a Londres. Cuatro hermanos Gibbons, los tres citados y John, se presentaron de voluntarios para ir a España a defender al Gobierno legítimo de la II República. "Tres de una familia es suficiente", dijo el reclutador a John, quien se quedó a regañadientes en Londres. Con los tres hermanos iban también Pat Dooley y Milt Cohen. En España les esperaban tiempos inciertos. Danny fue herido en Jarama en 1937 y mandado de regreso a casa, Tommy falleció en Brunete en julio de 1937 mientras Joe y Milt naufragaban en el barco Ciudad de Barcelona al hundirse el 30 de mayo de 1937 tras ser atacado. Milt no sabía nadar; Joe lo salvó; Milt Cohen es el nombre añadido al banco nuevo.
Desde 1995, el Ayuntamiento de Camden tiene colocada una placa en su sede dedicada a los brigadistas del barrio, pero ha acordado con IBMT la instalación del nuevo banquillo. Marlene Sidaway, presidenta de la organización, manifiesta que "todos creímos que el fascismo fue vencido en 1945, pero en realidad nunca ha desaparecido y surge con el prejuicio y con otras circunstancias". El IBMT reúne las biografías y testimonios documentales de muchos de los brigadistas.
"La familia Gibbons y todos los hombres y mujeres que lucharon en España son un recuerdo permanente de que debemos estar siempre alerta contra el fascismo, venga de donde venga y cuando venga", comenta Marlene. La organización es gemela de la española Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales. Velar por la memoria de los internacionalistas británicos e irlandeses es tarea de los voluntarios que se han incorporado a la intergeneracional IBMT. Mariah Wilson, nieta de Joe Gibbons, se muestra fascinada por la historia de su abuelo.
La organización vela por la memoria de los brigadistas británicos e irlandeses
"De regreso de España [Joe Gibbons] se casó con mi abuela, que también era una luchadora antifascista. Milt Cohen se casó con una amiga de ellos y ambas parejas formaron buenos matrimonios", cuenta Mariah del lazo invisible que unió a Joe Gibbons y Milt Cohen en el hundimiento del barco Ciudad de Barcelona. La aportación documental de la familia Gibbons es uno de los muchos testimonios que recoge la base de datos del IBMT para conocer la vida y la lucha de los brigadistas. Es asombroso el cuidado y la dedicación que han dedicado británicos e irlandeses a su memoria histórica que, en este caso, sobrepasa sus fronteras.
La familia Gibbons, además del asiento que los homenajea, dispone de un cuerpo documental y testimonial que se perpetuará en el futuro. Sus vidas serán conocidas a quienes les interese. Otros combatientes españoles muertos en la guerra, en cambio, han caído en el silencio y el vacío. Es el caso de un tío de la que escribe. Antonio Rodríguez Valladares (Sarria, Lugo,1911-Cabruñana, Asturias, 1936) murió en la guerra. Su familia, de religión católica, fue notificada del fallecimiento. Su hermano y una hermana, en la década de 1980, viajaron a Cabruñana con el objetivo de dar cristiana sepultura al hermano muerto décadas antes. Ni rastro del caído por la Patria: ni una partida de defunción ni un registro en los cementerios ni su nombre y apellidos en las listas de muertos en la guerra. Su hermano y hermanas, como los padres, duermen el sueño de los justos con la espina clavada de no haber podido enterrar al hermano según los preceptos cristianos. Antonio Rodríguez Valladares, mi tío, pienso que es uno de los "tirados a las cunetas" o desaparecidos en las fosas comunes de la cruel contienda. Un cierto contraste con algunos, no todos, de los brigadistas identificados que miran a la cámara en las fotos guardadas con esmero por International Brigade Memorial Trust.
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