El Gobierno francés se pliega por primera vez a Marine Le Pen y renuncia a subir el impuesto sobre la electricidad
La subida de las tasas eléctricas estaba incluida en el proyecto de presupuestos de 2025, pero la ultraderecha le exigía tumbarla para no apoyar una moción de censura. El Ejecutivo francés renuncia así a 3.000 millones de euros.
El primer ministro francés, Michel Barnier, anunció este jueves que su Gobierno no aplicará el impuesto sobre la electricidad que incluía en su proyecto de presupuestos. Esta renuncia era una de las exigencias de la extrema derecha de Marine Le Pen para no impulsar una moción de censura contra Barnier y su Ejecutivo.
"He decidido no aumentar las tasas sobre la electricidad en el proyecto de presupuestos de 2025", indicó el jefe del Gobierno al diario Le Figaro para obtener el apoyo de Le Pen en la ley de presupuestos o en su defecto evitar que censuren a su Ejecutivo apenas tres meses después de su nombramiento.
El Gobierno francés pretendía reintroducir un impuesto sobre la electricidad eliminado para paliar la subida de la energía en los últimos años, y de esa forma contribuir a la reducción del déficit con unos 3.000 millones de euros de recaudación esperada el año próximo.
Contaba con que la rebaja de los precios de la energía hiciera que, pese a todo, el consumidor no pagara más por la electricidad.
Según Barnier, la factura de la luz bajará un 14% y no el 9% inicialmente previsto con el impuesto que pensaba recuperar.
La medida fue bien acogida por la ultraderecha, pero la consideró insuficiente y recordó que hay otras "líneas rojas" para renunciar a votar una moción de censura.
Entre ellas figura la revalorización de las pensiones al nivel de la inflación desde el 1 de enero próximo, mantener las ayudas empresariales o seguir reembolsando medicamentos para los que el proyecto de presupuestos prevé la Seguridad Social dejará de asumir sus costos.
Esas medidas figuraban en el proyecto de presupuestos de Barnier, que el pasado lunes recibió a Le Pen para acercar posturas, una reunión que ha levantado ampollas entre los otros grupos políticos.
La extrema derecha no quiere que para controlar el déficit de las cuentas públicas aumenten los impuestos, sino que apuesta por disminuir los programas de ayuda médica a los emigrantes y recortar la contribución francesa a la Unión Europea, además de "otros ahorros estructurales".
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