Este artículo se publicó hace 2 años.
El Gobierno y la familia real británica coreografían la transición monárquica para evitar los errores del pasado
Los protocolos no dejan lugar a la improvisación y corrigen fallos que tuvieron lugar cuando murió Lady Di, buscando mantener así la imagen de cercanía al pueblo.
Londres-
El rey Carlos III y la reina Camila llegaron a mediodía del viernes al palacio de Buckingham, en el centro de Londres, donde se concentra el mayor número de personas que rinden tributo a la difunta Isabel II. El nuevo monarca saludó, se hizo fotos y dio la mano a docenas de ciudadanos antes de que él y Camila empezasen a observar los ramos de flores y los mensajes dejados junto a la balaustrada que rodea el palacio. Algunos de los congregados gritaban "Long live the king". Un rato antes, habían aterrizado en una base del Ejército cerca de Londres, procedentes de Balmoral (Escocia).
La escena de saludar a los congregados no era un evento espontáneo ni improvisado. Nada es espontáneo ni imprevisto en estos días de transición monárquica.
Hace 25 años, la muerte de Diana pilló a la familia de vacaciones de verano en Balmoral (Escocia), donde Isabel II tenía la costumbre de residir hasta octubre. El entonces primer ministro, el laborista Tony Blair, sugirió a la reina el traslado a Londres porque allí se reunía el mayor número de público en homenaje a la difunta. La monarca se resistió hasta que los medios más vociferantes pasaron de la petición a la coacción publicando fotos de notas dejadas junto al palacio con mensajes como "Tenéis sangre en las manos".
A los seis días del accidente en París, Isabel y su marido dejaron Balmoral y estaban en Londres haciendo un rodeo calcado al que han hecho Carlos III y Camila al día siguiente de la muerte de la reina.
Esta vez no ha habido resistencia, sino aprendizaje del pasado. Han corregido el error que cometieron hace 25 años, encerrados en un castillo, y se han dejado ver desde el primer día junto al pueblo o, al menos, junto a los que se han trasladado hasta fuera del palacio de Buckingham. Otro en Londres es el de Kensington, pero ese no atrae la misma atención que el primero, conocido como la oficina por parte de la difunta reina.
A mediodía del viernes, tras el recorrido popular en el exterior del palacio de Buckingham, el nuevo rey se ha reunido con la nueva primera ministra, Liz Truss. Ambos recién estrenados en sus cargos, los más importantes en la jerarquía política británica, una coincidencia histórica cuyos precedentes son desconocidos. Los dos números uno, el Gobierno y la familia real, coreografían hasta el más mínimo detalle los pasos que se dan estos días para mantener la imagen de cercanía al pueblo.
Como ocurrió hace un cuarto de siglo, y siguiendo la coreografía fúnebre, Carlos III se ha dirigido al país para leer un mensaje en homenaje a su madre en el que ha dicho que tuvo "una vida bien vivida". Triste, emotivo y con los ojos vidriosos, ha elogiado a la jefa de Estado y madre. Lo mismo que hizo Isabel II con Diana, así enderezó la cuota de popularidad que había caído en picado. Un elogio a la desaparecida revirtió en la admiración a la viviente.
El luto oficial y funeral de la princesa Diana, aunque no tuviese el rango de Estado que se le ha otorgado al de Isabel II, gravita sobre las pompas mortuorias que se producen estos días en Reino Unido. No obstante, la proliferación de fotos con móviles lo diferencia. El exterior del palacio de Buckingham es el lugar más fotografiado del planeta en el luto por Isabel II.
Las fotografías instantáneas con móviles no son la única novedad en el luto público británico. Este sábado Carlos III será proclamado rey en el palacio de San Jaime, a un tiro de piedra del palacio de Buckingham, en una sesión retransmitida en directo por televisión. Una novedad también en el guion coreográfico. A pesar de que el último cambio en la corona se remonta a 1952, entonces se celebró a puerta cerrada. En 1953 se televisó la coronación, más colorida y vistosa que la proclamación. Otra coreografía, la de la proclamación, que llegará a todos los sofás británicos. Más cerca no pueden estar.
Para algunos, los organizadores de eventos ecuestres, por ejemplo, cancelar las carreras de caballos para respetar el luto oficial no ha representado ningún problema ni sacrificio. Al contrario, la reina era una forofa de la caballería. Otros, como los aficionados a los partidos de la Premier League se resisten a quedarse en casa y llorar el óbito real. Cancelar o no cancelar, cómo se respeta el luto oficial se ha convertido en un tema que está generando discusiones de puertas para adentro por todo el país. Lugares donde no llega ni el Gobierno ni la familia real.
Donde sí ha llegado el eco de la transición monárquica es a la organización Republic, en favor de la abolición de la monarquía y de la elección de un jefe de Estado. Republic ha hecho público el siguiente comunicado por el fallecimiento de la soberana: "Nos entristece la noticia de la muerte de la reina y queremos dar nuestro pésame a la familia real. Habrá mucho tiempo para debatir el futuro de la monarquía. Por ahora, debemos respetar la pérdida de un miembro de la familia y permitir a ellos y a otros que lloren la desaparición de la madre, abuela y bisabuela".
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