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Actualizado:Los líderes del G20 divulgaron este lunes, en el primer día de la cumbre de Río de Janeiro, una declaración con menciones suaves a las guerras en la Franja de Gaza, Líbano y Ucrania.
Brasil, que ocupa la presidencia rotativa del G20, logró desbloquear el foro al poner de acuerdo a las economías más potentes del planeta en asuntos como las guerras en Ucrania y Oriente Medio, la lucha contra la crisis climática y el impuesto a los superricos.
La cita celebrada en el Museo de Arte Moderno de Río materializó esos esfuerzos, aunque con un lenguaje muy vago y sin objetivos concretos para solucionar esos problemas que han tensionado las relaciones internacionales como nunca antes desde la Guerra Fría.
El G20 expresó así su "profunda preocupación por la catastrófica situación humanitaria en la Franja de Gaza y la escalada en el Líbano", objeto de bombardeos e invasiones del Ejército israelí desde hace un año.
Sobre Ucrania, camino de cumplir tres años bajo la invasión rusa, los líderes "destacaron el sufrimiento humano y las repercusiones negativas" relacionadas con la guerra "en materia de seguridad alimentaria y energética mundial, cadenas de suministro y estabilidad macrofinanciera". Si bien, en ningún momento hicieron mención explícita a Rusia, país miembro del G20.
Compromiso con los ODS
La declaración, que consta de 85 puntos, también recogió el compromiso de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y acelerar las acciones para cumplirlos a tiempo.
Para ello, el G20 lanzó la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, iniciativa del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y que nace con el apoyo de 82 países y el mandato de erradicar esa lacra, que hoy afecta a 733 millones de personas.
En el documento los líderes del foro también dijeron estar "decididos" a emprender acciones "estructurales" en sus economías para ampliar la acción climática, pero insistieron en la necesidad de que aumente la financiación internacional para los países más pobres. Asimismo, hablaron de promover un sistema económico internacional abierto para lograr "un crecimiento económico sostenible" con advertencias sobre el uso de medidas climáticas como la restricción injustificable al comercio internacional.
Sin embargo, Javier Milei, enemigo declarado de los ODS, anunció en un comunicado aparte que, por primera vez desde que Argentina está en el G20, su Gobierno "firmó la declaración de presidentes disociándose de todo el contenido vinculado a la Agenda 2030". No obstante, sus objeciones no bloquearon la divulgación del documento.
En línea con el magnate republicano Donald Trump, quien en enero asumirá la Presidencia de EEUU, Milei declaró al G20 "en crisis" y afirmó que no simpatiza con lo que, a su juicio, limita la libertad de expresión en redes sociales y patrocina "el esquema de imposición" de las instituciones de gobernanza global.
"Sea por malicia o ignorancia, la mayoría de los gobiernos modernos han insistido en el error de que para combatir el hambre y la pobreza hace falta mayor intervención estatal", dijo durante su discurso en la primera plenaria, que contó con la presencia de Joe Biden (EEUU), Xi Jinping (China), Claudia Sheinbaum (México), Emmanuel Macron (Francia), Gabriel Boric (Chile), Gustavo Petro (Colombia) y Pedro Sánchez (España), entre otros líderes.
Creación de un impuesto a los superricos
Los países también manifestaron este lunes su apoyo a la "tributación progresiva" para que los ricos paguen impuestos de forma más efectiva y se comprometieron a proseguir sus discusiones en torno a la propuesta brasileña para la posible creación de un impuesto global a los superricos.
"Con pleno respeto a la soberanía fiscal, procuraremos cooperar para garantizar que las personas con un patrimonio neto muy elevado paguen impuestos de manera efectiva", afirmó el foro de las mayores economías en su declaración final, divulgada este lunes, tras la primera de las dos jornadas de la cumbre del G20 en Río de Janeiro.
La genérica mención incluida en el documento se refiere a la propuesta de la presidencia brasileña del G20 para la negociación de una convención o de un tratado que impida que los superricos evadan impuestos trasladando sus fortunas a países con legislación tributaria menos rigurosa.
Según la iniciativa brasileña, si los cerca de 3.300 multimillonarios del mundo pagan un impuesto global equivalente al 2% de sus riquezas en cualquier país en el que estén es posible recaudar anualmente entre 200.000 y 250.000 millones de dólares para financiar proyectos de combate a la pobreza, el hambre y el cambio climático.
"Esperamos seguir debatiendo estas cuestiones en el G20 y en otros foros pertinentes, contando con los aportes técnicos de las organizaciones internacionales pertinentes, el mundo académico y los expertos", aseguraron los líderes del G20 en su declaración.
Brasil ya inició conversaciones con un grupo de trabajo de la ONU sobre tributación justa y con los miembros de la OCDE sobre posibles formas de implementación del impuesto, así como con Sudáfrica, para que dé continuidad al debate en el G20 durante su presidencia del grupo, que asume en diciembre.
Los jefes de Estado del G20 dijeron que la cooperación en esta área puede "implicar en el intercambio de mejores prácticas, el fomento de debates en torno a los principios fiscales y el diseño de mecanismos contra la evasión fiscal, incluido el abordaje de prácticas fiscales potencialmente perjudiciales".
Los líderes coincidieron en que la tributación progresiva es una de las herramientas clave para reducir las desigualdades, fortalecer la sostenibilidad fiscal, fomentar la consolidación presupuestaria, promover un crecimiento sólido, sostenible, equilibrado e inclusivo y facilitar el logro de los objetivos de desarrollo sustentable.
En ese sentido felicitaron a algunos países, como España, que han implantado reformas tributarias destinadas a reducir las desigualdades y a promover sistemas tributarios más justos y progresivos.
Por otro lado, Milei se ha pronunciado contra el impuesto y contra cualquier tipo de intervención del Estado en la economía, aclaró en un comunicado que aprobó la declaración para no "obstaculizar" el consenso de los demás líderes, pero que no "acompaña varios puntos" del documento.
Además, los líderes mostraron su preocupación por las proyecciones que indican que la economía mundial crecerá en los próximos años por debajo de los promedios históricos.
De acuerdo con el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre Perspectivas Económicas Mundiales, el crecimiento global pasará del 3,3% en 2023 al 3,2% en 2024 y en 2025, con una desaceleración ligera en EEUU y en China.
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