Nuevo capítulo en la guerra del gas que se rifa a la sombra del conflicto en Ucrania. La Fiscalía de Alemania ha detectado un barco sospechoso de haber transportado explosivos para dinamitar los gasoductos Nord Stream el pasado septiembre. Este sistema de tuberías ruso, clave para el abastecimiento de combustible en Europa Occidental, cruza el mar Báltico desde Moscú hasta Berlín. Las autoridades alemanas, que investigan los objetos incautados, todavía no han avanzado datos sobre la identidad de los responsables.

Varios medios han señalado a grupos proucranianos como promotores de las fugas de metano submarinas que provocaron fuertes ebulliciones en septiembre. Un sabotaje que ha calentado el planeta y cuyo impacto ambiental afectó de lleno a la flora y fauna del Báltico. Desde la presidencia ucraniana niegan su relación con los hechos y aseguran no tener información sobre los vertidos.

El ministro de Defensa de Zelenski, Oleksiy Reznikov, también ha desmentido las especulaciones con un contundente mensaje: "Esta no es nuestra actividad". Por su parte, la Fiscalía alemana continúa estudiando las causas y la procedencia de los organizadores del ataque.

"Bien podría haber sido una operación de bandera falsa organizada para culpar a Ucrania, una opción que también se mencionó en los informes de los medios", dijo el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, en una entrevista con la radio pública de su país. En declaraciones posteriores, quiso matizar sus palabras y subrayó que la probabilidad de que los responsables pertenezcan a un bando o al otro es prácticamente la misma.

No es la primera vez que se publican especulaciones sobre las fugas del Nord Stream. Hace unos meses, varios diarios estadounidenses pusieron el ojo en Kiev para buscar allí a los responsables de hacer estallar los gasoductos rusos. Los servicios de inteligencia estadounidenses no han querido hacer comentarios al respecto.

Los informes de varios boletines alemanes también sugieren la participación de Ucrania. Según esta documentación, el yate identificado se alquiló en Polonia y "aparentemente pertenece a dos ucranianos". El Kremlin ha negado en todo momento su implicación en los vertidos.

La ebullición registrada en septiembre se saldó con dos grandes perjudicadas: Europa y Rusia. La primera, porque ve cortada una fuente de gas que, pese a las sanciones interpuestas, se hubiera vuelto a utilizar una vez finalizado el conflicto. La segunda, por su fuerte impacto económico. Un sabotaje que ha cortado una de las conexiones energéticas más potentes para el viejo continente y que entierra cualquier posible acuerdo de paz.