Macron nombra al centrista François Bayrou nuevo primer ministro de Francia
El líder del Movimiento Democrático se convertirá en jefe del Ejecutivo y sustituirá al conservador Michel Barnier. Los socialistas no entrarán en el Gobierno, pero se abren a colaborar.
El centrista François Bayrou, aliado de Emmanuel Macron desde su llegada al Elíseo en 2017 y líder del Movimiento Democrático (Modem), ha sido nombrado este viernes nuevo primer ministro de Francia por el presidente para intentar cerrar la crisis política que vive el país.
El líder centrista ha sido recibido a primera hora de la mañana en el Elíseo, donde mantuvo una reunión de casi dos horas con el presidente, antes de que su nombre haya sido comunicado este mediodía.
Bayrou, de 73 años, se convertirá en el cuarto jefe del Ejecutivo en lo que va de año y sustituirá al conservador Michel Barnier, nueve días después de la moción de censura que contó con el respaldo de los grupos de izquierda y de ultraderecha y que derribó su Gobierno, el más efímero del país desde la Segunda Guerra Mundial.
Macron optó en esta ocasión por acercarse más a los partidos de izquierda –a excepción de La Francia Insumisa– y dejar de lado a la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, si bien está por ver ahora si el nuevo Ejecutivo será capaz de sumar un mínimo nivel de apoyo entre los legisladores y evitar futuras mociones.
El líder del Partido Socialista, Olivier Faure, tanteado como potencial apoyo, reclamó durante las negociaciones el nombramiento de un primer ministro de izquierda y descartó respaldar a algunos de los nombres que figuraban en las quinielas, como el centrista François Bayrou.
Bayrou, un viejo conocido de la política francesa, tendrá la labor de superar las divisiones políticas en la Asamblea Nacional, dividida entre la izquierda, ligeramente mayoritaria, los macronistas y la extrema derecha.
Su primera labor será nombrar un nuevo Gobierno con el que preparar un presupuesto para 2025, el obstáculo en el que cayó Barnier.
Con su nombramiento, Macron hace una apuesta por el ala más a la izquierda de su alianza, con la esperanza de poder lograr la indulgencia de los socialistas.
Aunque el veterano político centrista también cuenta con cierta benevolencia de la extrema derecha de Marine Le Pen, puesto que comparte con ella la aspiración a un sistema electoral más representativo.
Además, como la líder ultraderechista, pasó por el banquillo de los acusados por la financiación ilegal de su partido con fondos del Parlamento Europeo, de lo que fue absuelto en primera instancia por falta de pruebas, pero que fue apelado por la Fiscalía.
Bayrou, que ha sido dos veces ministro, una de ellas en un Gobierno conservador en los años 90, y otras tres candidato presidencial (2002, 2007 y 2012), sobre todo en 2007, cuando se quedó cerca de pasar a la segunda vuelta, abandonó la carrera al Elíseo en 2017 en favor de Macron, en quien vio una encarnación de su aspiración a romper las divisiones entre la izquierda y la derecha.
Su nombramiento al frente del Gobierno, el sexto de Macron en siete años en la Presidencia, ha sido recibido con frialdad entre los diferentes partidos.
Los socialistas no entrarán en el Gobierno de Bayrou
Por su parte, los socialistas franceses, claves para la continuidad del Gobierno, han anunciado que no entrarán en el Ejecutivo, pero han abierto la puerta a una colaboración.
"Nuestros votos dependerán de los compromisos que (Bayrou) adquiera para construir la reorientación política gubernamental", ha indicado el Buró Nacional del partido en una carta enviada al nuevo jefe del Ejecutivo.
En su misiva, los socialistas señalan su disposición a situarse "en la oposición" a un Gobierno que consideran "de continuidad", pero le brindan su apoyo para cambiar de rumbo político a cambio de no votar la moción de censura que anuncian sus aliados de La Francia Insumisa (LFI).
En concreto, exigen que el nuevo Ejecutivo renuncie a apoyarse en la extrema derecha, desista de aprobar los presupuestos sin voto parlamentario y emprenda un cambio político en temas como las pensiones, el poder adquisitivo, la justicia social, los servicios públicos o la transición ecológica. "Del respeto a esos principios depende que no apoyemos la moción de censura", han insistido.
De esta forma, con sus 60 diputados, los socialistas se colocan como la llave para la continuidad del Gobierno de Bayrou.
Poco antes, sus aliados comunistas también han asegurado que darán una oportunidad al nuevo Gobierno, mientras que La Francia Insumisa y los ecologistas han apostado por derrocarlo de entrada al no estar dirigido por alguien de sus filas, el partido más votado en las pasadas legislativas.
La líder ecologista Marine Tondelier ha asegurado que se plantean apoyar la moción propuesta por LFI, el comunista Fabien Roussel señaló que no lo harán de entrada, a la espera de conocer los objetivos de Bayrou.
También la ultraderechista Marine Le Pen ha asegurado que no votaría de entrada una moción de censura, pero le impuso las mismas exigencias programáticas que, a su juicio, no cumplió su antecesor, el conservador Michel Barnier. Su presidente, Jordan Bardella, ha comparecido ante los medios para asegurar que mantendrán "las mismas líneas rojas" que tuvieron con Barnier al que acabaron por derrumbar en una moción de censura el pasado día 4 de diciembre.
"Toda política que solo consista en prolongar el macronismo, rechazado dos veces en las urnas, solo puede conducir al callejón sin salida y al fracaso", ha advertido Le Pen en la red social X. "Le pedimos que haga lo que su antecesor no quiso hacer: escuchar a los opositores para construir un presupuesto razonable y elaborado", ha agregado.
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