Fracasa la moción de censura contra Bayrou por la abstención del Partido Socialista francés
Solo ha registrado 131 votos a favor, lejos de los 288 votos necesarios para hacer caer al Gobierno francés.

El primer ministro francés, François Bayrou, se ha enfrentado este jueves a su primera moción de censura en la Asamblea Nacional, tan solo un mes después de su nombramiento. La moción fue apoyada por algunos partidos de izquierda –ecologistas y comunistas–. Sin embargo, se han quedado lejos de conseguir la mayoría absoluta de 288 votos a favor, registrando solo 131 votos de los 577 diputados.
La iniciativa la presentó el partido La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon, pero con pocas probabilidades de que saliese adelante ante la falta de apoyo del Partido Socialista, quienes declararon que no votarían a favor de la moción ante la posibilidad de que la extrema derecha llegase al poder.
Esta factura de la izquierda puede ser solo temporal, pero dependerá en función de la marcha de las negociaciones para los Presupuestos de este año y de las discusiones para una posible revisión de la impopular reforma de las pensiones de 2023.
El líder del partido socialista, Oliver Faure, ha justificado su decisión, insistiendo en que "hemos optado por no practicar la política de lo peor porque puede conducir a lo peor, al triunfo de la extrema derecha". Sin embargo, Faure señala que están en "la oposición y ahí seguiremos", y advirtió a Bayrou que su partido podría apoyar otra moción de censura "en cualquier momento".
El partido de ultraderecha liderado por Marine Le Pen, Agrupación Nacional, tampoco ha apoyado esta moción, como sí hizo en la anterior contra el exmandatario Michel Barnier.
Los motivos del Faure para no apoyar la moción
Faure justificó ante el pleno de la Asamblea Nacional la posición del partido en dos motivos, el primero las concesiones del Gobierno en los contactos de las últimas semanas, y que según él han beneficiado a los ciudadanos con medidas concretas en fiscalidad, educación o sanidad.
También porque el Gobierno ha aceptado reabrir la discusión sobre la muy impopular reforma de las pensiones de 2023, aunque no está garantizado que se vayan a aceptar cambios.
Y el segundo motivo fue su temor a que una nueva crisis de Gobierno podría traducirse en llevar al poder a Le Pen, cuyo partido fue el más votado en las legislativas.
Además, Mélenchon, que no es diputado, ha comentado a través de la red social X que "el Partido Socialista fractura el NFP (Nuevo Frente Popular)", coalición formada el verano pasado por los partidos progresistas y de izquierda francesa, quienes persiguen desde hace medio año que el primer ministro proceda de la izquierda.
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