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Elecciones en Israel Israel va hoy a las urnas en unas elecciones intranscendentes

Los comicios que se celebran el martes en Israel constituyen un ejercicio más del juego democrático característico de este país que desde el año pasado, al aprobarse la ley del estado nación, es oficialmente un estado judío. Las innumerables discriminaciones que sufre la población no judía no han sido abordadas por ninguno de los dos líderes que se disputan la jefatura del gobierno.

Campaña electoral. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y Benny Gantz, líder del partido Azul y Blanco./Reuters

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Más de seis millones de israelíes tienen derecho a votar en las elecciones legislativas que se celebran el martes, unos comicios que garantizarán la continuidad de las políticas de Benjamín Netanyahu gane quien gane en el recuento de papeletas, tanto en política interior como en política exterior.

El principal rival del líder del Likud es otro Benjamín, Benny Gantz, un exgeneral que va de número uno por la coalición Azul y Blanco. Gantz, de 59 años, diez menos que Netanyahu, es un militar metido en política, algo muy frecuente en este país, de quien no se puede referir un programa electoral claro, puesto que no ha abordado en detalle ninguna de las cuestiones que pueden exigirse a un candidato durante una campaña electoral.

Netanyahu planea anexionar a Israel partes de la Cisjordania ocupada, en cuyas colonias residen cientos de miles de colonos judíos

La cuestión palestina, por ejemplo, ha pasado desapercibida durante los últimos meses, aunque finalmente Netanyahu se quitó la careta el pasado fin de semana para descubrir que planea anexionar a Israel partes de la Cisjordania ocupada, en cuyas colonias residen cientos de miles de colonos judíos y siguen creciendo a buen ritmo.

El lunes el diputado laborista Stav Shafir advirtió a Netanyahu de que si lleva adelante ese plan, el presidente palestino, Mahmud Abás, caerá fulminado y Cisjordania entrará en un periodo de caos que aprovecharán Hamás y las demás organizaciones armadas para practicar “terrorismo” contra los israelíes, y no habrá ningún líder palestino que pueda ayudar a los israelíes a evitarlo.

Sin embargo, sería consistente que Israel se anexionara partes de Cisjordania puesto que el eje central de la política de Netanyahu consiste en desestabilizar la región en la medida de sus posibilidades, como se ha visto tanto forzando a Donald Trump a cancelar el acuerdo nuclear con Irán, como obligándole a trasladar la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, como forzándole a reconocer el Golán sirio ocupado como parte de Israel.

No es extraño que los palestinos digan que las ideas nuevas de Kushner son las viejas ideas de Netanyahu

El "acuerdo del siglo" que ultima la Casa Blanca para resolver el conflicto entre Israel y los palestinos, y que está previsto que se haga público tras las elecciones, es un plan que el yerno del presidente Donald Trump Jared Kushner, cuya familia es íntima de Netanyahu desde que Kushner era un crío, ha elaborado según los deseos israelíes, conforme a las filtraciones que han trascendido, es un plan luciferino. No es extraño que los palestinos digan que “las ideas nuevas de Kushner son las viejas ideas de Netanyahu”.

Durante la campaña apenas ha habido alusiones a ese conflicto central por la sencilla razón de que ni Netanyahu ni Gantz quieren ensuciarse con un tema que no preocupa en absoluto a los israelíes. Desde Tel Aviv, y desde las demás ciudades israelíes, se ve la ocupación como algo necesario y que ya no tiene marcha atrás. La ocupación se ha consolidado no solo gracias a Trump, sino también gracias a Barack Obama y, sobre todo, gracias a la Unión Europea.

De la misma manera que Netanyahu ha conseguido todo lo que ha querido de la Casa Blanca en los dos años últimos, nada le impedirá seguir hacia adelante por el mismo camino. Ahora su objetivo es Cisjordania y a buen seguro que Trump lo jaleará y los líderes europeos seguirán guardando el característico silencio que tanto daño ha causado, y puede seguir causando, a Oriente Próximo y a Europa.

Netanyahu ha conseguido todo lo que ha querido de la Casa Blanca en los dos años últimos, y nada le impedirá seguir por el mismo camino

Otras cuestiones importantes que han pasado desapercibidas son la economía y la educación. En realidad, ni Netanyahu ni Gantz han hablado de nada relevante desde que en diciembre se anunciaron las elecciones. La economía israelí marcha viento en popa, al menos la macroeconomía, los indicadores así lo atestiguan, aunque muchos israelíes de a pie lleguen a fin de mes con la lengua fuera.

En cuanto a la educación, es harina de otro costal. El titular saliente de Educación, Naftalí Bennett, ha impuesto más nacionalismo y religión en los currículos de los estudiantes desde la más tierna infancia, como si el país necesitará de esas dos ideologías para seguir respirando y existiendo. De hecho, Israel es cada día más nacionalista y religioso y da miedo que pueda seguir adentrándose más por ese camino.

Los partidos bisagra de las elecciones son, según todos los sondeos, partidos de extrema derecha que poseen una carga nacionalista y religiosa muy acusada. Lo más probable es que Netanyahu se apoye en esos partidos para componer el nuevo gobierno, lo que garantizará una continuidad en la misma dirección.

"Los palestinos no tendrán ningún estado tal y como se entiende habitualmente la palabra estado”, declaró Netanyahu

El mismo Netanyahu es cada día más extremista. Si hace una década dijo que estaba a favor de crear un estado palestino en una conferencia que pronunció en la Universidad Bar-Ilan, el centro educativo religioso y nacionalista por excelencia de Israel, nunca volvió a repetir esas palabras. Al contrario, este fin de semana dijo que los palestinos no tendrán ningún estado tal y como se entiende habitualmente la palabra “estado”.

Una posibilidad que no se puede descartar, aunque Gantz y Netanyahu la han descartado, es la formación de una gran coalición entre sus dos formaciones. Esta idea tendría más sentido para fijar posiciones irreductibles respecto al “acuerdo del siglo” que prepara la Casa Blanca. En cualquier caso, las diferencias entre Netanyahu y Gantz, si es que existen, son mínimas, tanto en la cuestión palestina como en los demás asuntos que no se han abordado durante la campaña. Seguramente esos asuntos no se han abordado justamente porque no hay diferencias sustanciales entre lo que proponen uno y otro.

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