Joaquín El Chapo Guzmán, procesado por narcotráfico, declarado culpable por el jurado número once de ocupar un cargo de responsabilidad en el cartel de Sinaloa. Este cartel era una organización criminal dedicada al contrabando de droga. El acusado podría ser condenado a cadena perpetua. 

Las ocho mujeres y cuatro hombres que componen en Nueva York el jurado del juicio por narcotráfico contra Joaquín El Chapo Guzmán han informado, tras seis  días de deliberaciones, que ya están preparados para emitir su veredicto final.

Guzmán Loera, de 61 años y vestido hoy de azul y corbata oscura, está acusado de introducir toneladas de cocaína, heroína, marihuana y metanfetamina a Estados Unidos mientras lideraba el Cartel de Sinaloa. El capo escapó dos veces de prisiones de máxima seguridad en Estados Unidos y, tras ser detenido en enero de 2016, fue extraditado un año más tarde a Estados Unidos.

El pasado 30 de enero, durante su alegato final, la Fiscalía Federal pidió al jurado que no dejara escapar a El Chapo y lo declarara culpable de los 10 cargos contra él, mientras que la defensa del mexicano sostuvo que los testigos presentados por los fiscales mintieron en el proceso.

La decisión del jurado fue la de condenar por los diez cargos a El Chapo, y no llegó a la unanimidad en dos violaciones de uno de los cargos, concretamente dos violaciones centradas en la distribución de cocaína en 2007 y de marihuana en 2012.

El juez Brian Cogan tiene ahora la misión de establecer la condena del que ha sido el caso más mediático e importante de narcotráfico en Estados Unidos, para lo que ha convocado al tribunal para el próximo 25 de junio.

El juicio se ha realizado bajo estrictas medidas de seguridad, entre ellas la de ser el único proceso judicial que se celebraba en el octavo piso del tribunal, además de un contingente de agentes de seguridad y miembros de la unidad canina dentro y fuera de la corte.

El jurado escuchó antes de su veredicto 56 testimonios, de los cuales 14 fueron cooperantes del Gobierno estadounidense, entre ellos Ramírez Abadía, sin duda el más impactante, tanto por su rostro desfigurado por cirugías plásticas para evitar ser reconocido por las autoridades, como por la frialdad con que habló de los asesinatos.

Los testigos, encarcelados en EE.UU. y que esperan una reducción de sentencia por su cooperación, eran socios de El Chapo, como Chupeta, o empleados muy cercanos como Dámaso López, Jesús "el Rey" Zambada y su sobrino Vicentillo Zambada, cuyos declaraciones ya revisó el jurado durante los primeros cuatro días de deliberaciones.