Este artículo se publicó hace 11 años.
Los cardenales que 'tuiteen' sobre el Cónclave podrían ser excomulgados
La Constitución vaticana también establece que el purpurados deberá abstenerse durante el proceso de elección de conversaciones incluso telefónicas, así como de recibir o enviar cualquier tipo de mensajes
Los miembros del Colegio Cardenalicio que tuiteen o revelen a través de conversaciones telefónicas, correspondencia o cualquier tipo de mensaje información sobre el Cónclave en el que se elegirá nuevo Papa incurrirán en la pena máxima de la excomunión, según se desprende de la Constitución Apostólica Universi Domini Gregis.
Así, el purpurado que, de cualquier modo, revele a cualquier otra persona, información sobre la elección del Pontífice podría incurrir en la pena de la excomunión, según se ha puesto de manifiesto durante un briefing ofrecido este viernes por el secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Juan Ignacio Arrieta.
Según la Constitución Apostólica Universi Domini Gregis, todos los cardenales deben prestar juramento de observar las disposiciones contenidas en la Constitución apostólica y de guardar el secreto. Además, indica que este juramento debe hacerse en presencia del resto de cardenales. "Nosotros, Cardenales de la Santa Iglesia Romana, del orden de los Obispos, del de los Presbíteros y del de los Diáconos, prometemos, nos obligamos y juramos, todos y cada uno, observar exacta y fielmente todas las normas contenidas en la Constitución apostólica Universi Domini Gregis del Supo Pontífice Juan Pablo II, y mantener escrupulosamente el secreto sobre cualquier cosa que de algún modo tenga que ver con la elección del Romano Pontífice", juran.
Además, en los números 56 y 57 de la Constitución se establece que los cardenales electores deberán abstenerse durante el proceso de elección de "correspondencia epistolar" y de conversaciones incluso telefónicas o por radio, así como de recibir o enviar cualquier tipo de mensajes fuera de la Ciudad del Vaticano. En este sentido, el número 58 remarca que "quienes directa o indirectamente pudieran violar el secreto ya se trate de palabras, escritos, señales o cualquier otro medio, incurrirían en la pena de excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica".
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