Este artículo se publicó hace 2 años.
Biden concluye su primer año con el incumplimiento de gran parte de sus promesas económicas y sociales
El complejo primer año del presidente de Estados Unidos deja muchas promesas electorales sin cumplir lo que le puede pasar factura al partido demócrata en las elecciones legislativas de noviembre.
Sarah Yáñez-Richards
Nueva York-Actualizado a
Entre las promesas electorales de Joe Biden estaba frenar la pandemia, impulsar la economía, tomar medidas ante la crisis climática y una reforma migratoria. Doce meses después muchas de sus propuestas siguen en el tintero del despacho oval ya que su agenda está en jaque debido a la división interna de su partido y la polarización política en Estados Unidos.
Cuando entró en la Casa Blanca, el demócrata contaba con una aprobación del 53% y ahora solo del 42,5%, según FiveThirtyEight, apenas por encima del 39% con el que contaba Donald Trump al terminar su primer año.
"Si pones todas las malas noticias que pasaron en 2021 en una columna (nuevas variantes de la covid-19, la retirada caótica de Afganistán, los datos de la inflación…) y las buenas noticias (datos de desempleo, plan de infraestructura…) en otra columna, verás que hay más malas noticias que buenas noticias y esa es la razón por la que ha bajado su popularidad", detalla a Público el profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Columbia Robert Shapiro.
La pandemia
La Administración Biden consiguió su primera gran victoria contra la pandemia en marzo, cuando el mandatario firmó el Plan de Rescate Estadounidense, que inyectó 1,9 billones de dólares en la economía estadounidense para acelerar el proceso de vacunación y ayudar a los ciudadanos, empresas y gobiernos estatales tras un año de la covid-19.
No obstante, la Casa Blanca no consiguió hacer que todos los estadounidenses se remangasen la camisa para recibir la vacuna contra la covid-19. Hoy el 62,9% de los mayores de 5 años han recibido la pauta completa de dos dosis, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
En busca de mejorar esos datos, Biden intentó implantar un mandato federal que forzase a las empresas de más de 100 empleados a pedir a sus trabajadores o la cartilla de vacunación o una prueba negativa de covid semanal. Medida que fue rechazada por la Corte Suprema, de mayoría conservadora.
"Biden tuvo un año muy duro debido a las complicaciones del coronavirus. Hasta el final de la primavera, principio del verano, parecía que todo iba encaminado. Y creo que la administración se confió demasiado en lo referente a la vacuna y pensó que se solucionaría a final de año. Pero obviamente eso no sucedió debido a la variante Delta y ahora a la de Ómicron", explica Shapiro.
En 2021, el costo de la vida ascendió un 7%, la subida más alta desde 1982. Este dato es tan preocupante para los estadounidenses que eclipsó hitos que en otras circunstancias el presidente se podría colgar de la solapa, como que el desempleo bajó al 3,9% o que Estados Unidos sumó cada mes en 2021 una media de 537,000 empleos.
División interna del Partido Demócrata y obstrucción republicana
Gran parte de la agenda política de Biden está incluida en el plan social bautizado Build Back Better (reconstruir mejor), proyecto legislativo que, entre otras cosas, incluye la garantía de una baja de maternidad pagada y más de medio billón de dólares para combatir el cambio climático. Tras meses de discusión, una división interna entre demócratas progresistas y moderados impide que se logre los 50 votos azules necesarios para aprobar el plan en el Senado.
"Biden llegó a la presidencia dando el mensaje de que ellos iban a cambiar la dirección del país y apoyar a políticas demócratas que no habían tenido cabida por muchos años. Lo que no se imaginó es que fuesen a ser miembros de su propio partido su principal traba", dice a Público el analista político Luis Alvarado.
La profesora de la Universidad de Georgetown Nadia Brown cree que la agenda de Biden era "demasiado ambiciosa" si se tiene en cuenta el número de senadores demócratas. No obstante, señala a Público que todas las críticas van dirigidas a Biden -por no conseguir una unidad en el partido, y a los demócratas más moderados- el senador de Virginia Occidental Joe Manchin y la senadora de Arizona Kyrsten Sinema -por bloquear las medidas-, pero que se le está dando un pase al Partido Republicano que opta por "obstruir" todo lo que los demócratas proponen.
No es el presidente del clima
Katharina Maier, organizadora de Fridays For Future en Estados Unidos, dice a Público que pese a que la barra estaba muy baja -el expresidente Trump hasta negó en varias ocasiones la existencia del cambio climático-, la administración de Biden se puede resumir en: "Grandes anuncios, un poco de acción y muchos peros".
La activista destaca que más allá de que los demócratas no puedan pasar su plan de reforma social, hay muchas otras cosas que el Gobierno hubiese podido hacer sin la necesidad del apoyo del Senado. "Hay muchas personas que están realmente enojadas, nosotros fuimos los que salimos a las calles para animar a nuestras comunidades a que salieran a votar. Y básicamente nos han mentido. Él no es el presidente del clima. Su administración no es la administración del clima".
Shapiro señala que, pese a que Biden empezó su mandato incorporando a su país al Acuerdo de París, el hecho de no haber podido pasar legislaciones para combatir la crisis climática ha creado mucha decepción entre los votantes más jóvenes y destaca que esa desilusión se podría traducir en que el partido demócrata pierda sillas en el Senado y Congreso en las votaciones de noviembre de este año. "Los republicanos parecen estar más motivados que los demócratas en términos de participación de los votantes en 2022".
La migración, una asignatura pendiente
La abrumadora llegada de extranjeros por la frontera sur del país fue otra de las imágenes que marcó el primer año de Biden, así como el fracaso en la aplicación de varias políticas migratorias. "Había mucha esperanza de que el 2021 fuese el año de la reforma migratoria, por ejemplo. Un año después, no hay tal reforma migratoria", dice a Público el fundador y director ejecutivo de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos, Fernando García, haciendo referencia a la promesa electoral del presidente de dar la ciudadanía a casi 11 millones de indocumentados, que ahora está estancada en el Senado.
El demócrata tampoco ha podido romper con el legado de Trump. Sigue en pie el programa Protocolos de Protección a Migrantes, conocido popularmente como "Quédate en México", que obliga a los solicitantes de asilo a esperar en México el desarrollo de sus procesos en Estados Unidos, así como el Título 42, que permite expulsar por razones sanitarias a los migrantes que cruzan la frontera. "En la práctica está es la versión Trump 2.0", se lamenta el activista.
"Si a eso le agregamos que el 2021 terminó siendo un año donde aumentaron el número de migrantes en detención, aumentó el número de muertes migrantes cruzando la frontera y de desaparecidos. Realmente estamos en una situación en donde parece ser que no hubo diferencia. Hubo muchos anuncios públicos, muchos buenos deseos, pero en la práctica se sigue sintiendo la política agresiva que se tenía en la administración anterior", concluye García.
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