Este artículo se publicó hace 2 años.
El autor del tiroteo en París confiesa haber actuado por racismo mientras prosiguen los disturbios en la capital
Las autoridades francesas niegan el carácter terrorista de los hechos, lo que ha acrecentado la tensión entre las organizaciones kurdas y las fuerzas de seguridad durante las manifestaciones sucedidas en los últimos días.
Paris-Actualizado a
El autor del tiroteo que provocó tres muertes en la comunidad kurda de París confesó haber actuado por racismo, mientras que la manifestación convocada en memoria de las víctimas degeneró en disturbios y enfrentamientos con las fuerzas del orden.
La Fiscalía de París, que está investigando los hechos, incluyó el agravante de racismo en los cargos contra el detenido, un hombre de 69 años, que por ahora se enfrenta a acusaciones de homicidio, intento de homicidio, violencia voluntaria e infracción a las reglas de tenencia de armas.
Los investigadores franceses han negado por ahora el carácter terrorista de la acción, algo que para las organizaciones kurdas de Francia es "evidente". El autor de los hechos confesó durante su detención haber actuado por "racismo" y señaló que quería "matar kurdos".
"¿A cuántos he matado?", preguntó a los agentes que le colocaban las esposas en una peluquería aledaña al centro cultural kurdo donde provocó la masacre. Un elemento más que permite a las asociaciones kurdas de París sentirse amenazados y considerar que se trata de un atentado terrorista con motivaciones políticas.
El detenido ya había tratado de atentar antes
El autor ha confesado también a los investigadores del caso que, con anterioridad, ya había tratado de llevar a cabo la masacre en la vecina Saint-Denis y que su intención era suicidarse "tras matar a extranjeros".
Según un comunicado publicado este domingo por la fiscal de París, Laure Beccuau, el individuo de 69 años aseguró que en la mañana del viernes fue a Saint-Denis, localidad del norte de París conocida por estar habitada por muchos inmigrantes, con la intención de matar al máximo posible.
Pese a que llevaba el arma, un COLT 45 del calibre 11-43 que había adquirido hace cinco años y escondido en el domicilio de sus padres, donde residía, y numerosa munición, no encontró a demasiada gente y renunció a su plan.
Regresó al barrio donde reside y recordó que allí había un centro cultural kurdo, comunidad a la que dijo que odiaba por haber hecho prisioneros a soldados del Estado Islámico (EI) y no haberlos matado. Fue entonces cuando tuvo lugar la masacre.
Durante su interrogatorio, que tuvo que ser detenido este sábado por problemas psiquiátricos del detenido, se definió como "depresivo" y "suicida".
Aseguró que su odio a los extranjeros comenzó cuando en 2016 sufrió un robo en su casa. Según varios medios, entonces atacó a uno de los ladrones, de origen extranjero, y fue condenado por ello, momento en el que comenzó a odiar a todos los extranjeros.
La fiscal señaló que "lo único que lamenta es no haberse suicidado", algo que tiene previsto hacer "algún día" pero "no sin antes llevarse por delante el máximo posible de enemigos", en referencia a "todos los extranjeros no europeos".
La reacción del colectivo kurdo
Por el momento, la investigación no ha podido determinar ninguna relación particular con la comunidad kurda. Asimismo, ni el análisis de su teléfono ni del ordenador que tenía en casa de sus padres ha permitido establecer vínculos con una ideología de extrema derecha.
En consecuencia, las autoridades descartan el carácter terrorista de la acción, pese a la defensa de los representantes de la comunidad kurda en Francia de que Turquía está detrás de lo ocurrido. Además, argumentan que los hechos se producen casi diez años después del asesinato a sangre fría de tres militantes kurdas muy cerca de donde tuvo lugar el tiroteo.
Esta diferencia de opiniones ha aumentado la desconfianza de los kurdos con las autoridades francesas, lo que ha derivado en los disturbios que se han producido en los dos últimos días entre manifestantes y fuerzas del orden.
El pasado viernes tuvieron lugar cerca del lugar de la masacre, tras la visita al mismo del ministro del Interior, Gérald Darmanin, mientras que al día siguiente se produjeron en la aledaña plaza de la República, tras una manifestación convocada en memoria de las víctimas.
En los mismos se dañó mobiliario urbano, se incendiaron contenedores y alguna motocicleta, se volcaron varios vehículos y se rompieron escaparates. En total, once personas fueron detenidas y 31 agentes tuvieron que ser atendidos con heridas, al igual que uno de los manifestantes.
No obstante, al margen de algunos incidentes, la mayor parte de la manifestación se produjo con calma.
La tensión refleja el descontento de los kurdos de Francia con la falta de protección que, según ellos, tienen en el país. A su juicio ya se cerró en falso la investigación sobre el asesinato, con un tiro en la nuca, de las tres militantes kurdas en enero de 2013 y ahora creen que la justicia hace mal en no considerar terrorista el tiroteo de este viernes.
"Para nosotros no hay ninguna duda del carácter político y terrorista de estos asesinatos y hemos pedido que la calificación de los mismos sea revisada", señaló el portavoz del CDFK, Agit Polat.
"La calificación de los delitos corresponde a los jueces, estamos en un estado de derecho", replicó el ministro de Justicia, que recibió a los representantes kurdos y confesó que, con el crimen de este viernes "Francia está de duelo".
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