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Arrancan los Juegos de París, la gran cita del deporte que blanquea el genocidio israelí y niega la participación a Rusia

La capital francesa acoge con un dispositivo de seguridad excepcional el gran evento deportivo marcado por la inestabilidad geopolítica y la doble vara de medir entre el caso ruso y el israelí.

El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach (i), y su esposa Claudia Bach (d), posan con el presidente francés, Emmanuel Macron, y su esposa, Brigitte Macron, a su llegada a la pirámide del Louvre.
El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach (i), y su esposa Claudia Bach (d), posan con el presidente francés, Emmanuel Macron, y su esposa, Brigitte Macron, a su llegada a la pirámide del Louvre. EPA/LUDOVIC MARIN / Efe

Decenas de millones de telespectadores tendrán puestas sus miradas este viernes por la tarde en París. Aunque algunas pruebas ya empezaron el miércoles —por ejemplo, el fútbol o el rugby 7—, el espectacular desfile fluvial por el Sena supondrá el pistoletazo de salida oficial de esta edición de los Juegos Olímpicos.

Habrá imponentes imágenes del centro de la capital francesa, centenares de bailarines en los tejados de la ciudad y el presidente francés, Emmanuel Macron, pronunciará un discurso bello en el que se referirá en los valores de paz del olimpismo. Todo ello no servirá para eclipsar una realidad evidente: esta cita olímpica tiene lugar en medio de un mundo convulso, marcado por las guerras en Gaza y Ucrania.

Los conflictos en el este de Europa y Oriente Medio estarán presentes a lo largo de este gran evento deportivo, que concluye el 11 de agosto. En una cumbre en París con su homólogo chino, Xi Jinping, Macron pidió en mayo una tregua olímpica durante este verano. Una resolución en el mismo sentido ya se había votado en la Asamblea General de Naciones Unidas a finales de noviembre del año pasado, siguiendo la tradición.

Ninguna de esas peticiones tuvo efecto. Y el macabro conteo de muertos continuará en Ucrania y Palestina mientras los mejores deportistas del mundo se llevan los aplausos y las medallas. La sombra de estos conflictos también estará presente debido a la evidente doble vara de medir aplicada por el Comité Olímpico Internacional (COI).

Por un lado, la delegación de Israel participará como la de un país cualquiera, con su bandera, himno y asistiendo a la ceremonia inaugural. Lo que supone un blanqueo evidente de las atrocidades del ejército israelí en el enclave palestino, con hasta 38.000 muertos, según las autoridades gazatíes —y hasta 186.000 potenciales víctimas mortales, según la revista británica The Lancet—.

Por el otro, solo 15 atletas rusos competirán en pruebas individuales y bajo bandera e himno neutrales, a causa de las sanciones por la invasión de Ucrania.

"Los atletas israelíes son bienvenidos"

Mientras en Tokio en 2021 hubo más de 300 atletas rusos, la raquítica delegación de esta potencia deportiva podrá esta vez contarse con los dedos de la mano. Eso representará un momento culminante en el pulso desde febrero de 2022 entre Moscú y el COI.

El organismo olímpico valoró su expulsión, pero finalmente aceptó la participación de algunos deportistas rusos en pruebas individuales y bajo condiciones estrictas. Una situación parecida se repite en el caso de los de Bielorrusia. Los deportistas rusos "no son bienvenidos" en la capital francesa, dijo la alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo.

En cambio, los atletas israelíes han recibido un trato opuesto y mucho más benevolente. Hasta 88 atletas israelíes estarán presentes en estas Olimpiadas, mientras que habrá ocho procedentes de Palestina, cuyo comité olímpico reconoce el COI desde mediados de los años 1990. Ese organismo palestino pidió a principios de esta semana una exclusión inmediata de Israel a causa de una violación de la tregua olímpica, debido a los bombardeos masivos que han tenido lugar en Gaza.

La demanda, sin embargo, fue desestimada por el organismo con sede en Lausana. La diferencia en el trato entre israelíes y rusos ha generado un evidente malestar entre los países del llamado "Sur Global".

En cambio, los principales dirigentes occidentales han apoyado la posición del COI. Macron afirmó el martes que "los atletas israelíes son bienvenidos" y criticó "a aquellos que los ponen en peligro", durante una entrevista en la televisión.

Hizo esas declaraciones por una polémica que tuvo lugar esta semana en relación con las críticas contra Israel de un diputado de la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos). "La delegación israelí no es bienvenida" en la capital francesa, dijo el insumiso Thomas Portes durante una manifestación propalestina.

"Considero que la diplomacia francesa debe presionar al COI (Comité Olímpico Internacional) para que no admitan la bandera y el himno israelíes durante estos Juegos, como ha sucedido con Rusia", añadió este representante de una de las principales formaciones del Frente Popular, la alianza de izquierdas que quedó como primera fuerza en las elecciones legislativas del 7 de julio.

A pesar de que sus declaraciones sobre la doble vara de medir no parecían nada del otro mundo, le valieron una oleada de críticas en Francia, donde el debate sobre la guerra en Gaza genera una gran crispación.

Tensión y seguridad

Esta misma tensión se vio reflejada en momentos puntuales durante el partido de fútbol masculino del miércoles por la noche entre Israel y Mali. Aficionados malienses mostraron banderas palestinas y hubo momentos puntuales de enfrentamientos verbales entre aficionados de ambos equipos. Aunque el ministro del Interior francés interino, Gérald Darmanin, dijo esta semana que no había "una amenaza específica" que pesara sobre estas Olimpiadas, la actual convulsión ha provocado el despliegue de un dispositivo de seguridad excepcional.

Hasta 45.000 policías y gendarmes, 20.000 agentes de seguridad privada y 18.000 soldados estarán repartidos por los puntos neurálgicos de París para garantizar la seguridad durante la ceremonia del viernes. La mayoría de ellos patrullarán durante el resto de los Juegos. "Hemos hecho todas las comprobaciones en materia de seguridad. Se ha efectuado un trabajo inmenso desde hace meses", destacó el jefe de Estado sobre el excepcional dispositivo de seguridad.

Este se ha visto reflejado con el acordonamiento de un amplio perímetro a lo largo del Sena, donde se prohíbe la circulación a la mayoría de los transeúntes y vehículos. Hasta 44.000 vallas se han instalado en el centro de la capital francesa, que ha quedado prácticamente vacía de turistas durante los días previos a la ceremonia inaugural.

"Ya no reconocemos París. Tengo la sensación de que han puesto a sus habitantes en jaulas para permitir a los atletas que paseen tranquilamente", criticaba en declaraciones a Público Maxime, de 27 años y que trabaja como promotor inmobiliario, mientras se tomaba una cerveza junto con un amigo cerca del Museo del Louvre. "El ambiente me recuerda al que había durante la pandemia del covid-19", añadía este joven parisino.

"Trabajo en las oficinas de una empresa en Trocadéro —enfrente de la Torre Eiffel y donde la circulación también está cortada y solo puede accederse a través de un código QR— y me pidieron que hiciera teletrabajo o vacaciones durante el periodo de los Juegos", explicaba su compañero Romain, de 25 años.

Cerca de un 40% de los franceses afirma sentir indiferencia —es la primera opción— respecto a las Olimpiadas y un 37% tiene una visión negativa, según sondeos recientes. Esta falta de entusiasmo no desentona con la convulsa coyuntura mundial que las acompaña. No hay ninguna duda de que se trata de unos Juegos de un mundo en crisis.

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