Este artículo se publicó hace 3 años.
Alrededor de 2.000 personas se niegan a ser repatriadas desde la frontera bielorrusa
Estados Unidos y Bruselas han tomado partido y castigarán, cada uno con diferentes medidas, los ataques por parte del régimen de Bielorrusia. Además, algunos países han solicitado a Europa dinero para vallas.
La situación en la frontera de Bielorrusia continúa dejando un panorama desolador. Si bien es cierto que desde el país bielorruso mantienen la idea de repatriar a las personas que se encuentran en los confines del país, desde EEUU y Bruselas han comenzado a llegar los primeros toques de atención.
Desde la frontera, autoridades bielorrusas han avisado que cerca de 2.000 personas se han negado a ser repatriadas. El plan de muchos de ellos es continuar por Europa, marcando Alemania como final de trayecto, dado que allí algunos tienen familia y muchos conocen el idioma.
El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, sin embargo, ha insistido en la apertura de un corredor humanitario para la misma cantidad de migrantes. Mientras que el jefe del departamento de migración del Ministerio del Interior, Alexei Begun, ha expresado que el objetivo es repatriarlos.
Europa castigará la trata de personas
Este martes, la Comisión Europea (CE) ha propuesto restringir la actividad a aquellas compañías de viajes que estén facilitando o participando en actos de trata de personas hacia el bloque europeo, en un contexto de "instrumentalización" de migrantes cortesía de Bielorrusia.
Desde la CE, respaldada por el representante europeo de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, tratan de dar apoyo a aquellos países miembro que se hayan visto afectados por "ataques híbridos" similares a los que está orquestando Bielorrusia.
Además de estas medidas, están planteando otras, como asistencia humanitaria para las personas migrantes, todas con el objetivo de resolver la situación que se está dando.
EEUU prevé nuevas sanciones
Pero Europa no es la única que ha tomado partido. Desde EEUU, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, ha expresado que desde su país están "en consultas" con sus socios europeos para preparar nuevas sanciones, dado que "el régimen (bielorruso) facilita de forma inhumana la migración irregular a través de sus fronteras".
Asimismo, ha aprovechado la ocasión para pedir a Lukashenko que "que ponga fin inmediatamente a su campaña de orquestar y coaccionar flujos migratorios irregulares a través de sus fronteras".
Y ha celebrado la postura que países como Lituania, Letonia y Polonia han tomado a la hora de hacer frente a los desafíos que está provocando Bielorrusia.
Más vallas en las fronteras
Sin embargo, varios países, entre los que se encuentra Polonia, han solicitado a Europa que invierta parte de su presupuesto en la implantación de vallas en sus fronteras. Estos países han sido los integrantes del Grupo de Visegrádo: Hungría, Polonia, Eslovaquia y la República Checa.
Desde Hungría, su primer ministro, el ultranacionalista Viktor Orbán, ha criticado las medidas de Europa, que cree que "sólo apoya lo que genera (in)migración" y opina que "solo para las vallas no da dinero", mientras que sí invierte en programas de ayuda e integración para refugiados.
Su homónimo polaco, el ultraconservador Mateusz Morawiecki, argumenta que "la UE debería agradecer a Orbán el hecho de que defienda las fronteras desde hace años".
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